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Imagen referencial. EFE/Federico Martín Laitano

El camino de la sexualidad de las mujeres hasta el siglo XXI

Paula Márquez | Madrid - 25 septiembre, 2023

La libertad de las mujeres para ejercer su sexualidad como ellas quieran es algo relativamente nuevo. Desde las primeras civilizaciones, ha existido un control de organismos superiores y de los hombres sobre el cuerpo y el placer de las mujeres.

En la Edad Media, la sexualidad estaba principalmente bajo los mandatos de la Iglesia. La masturbación femenina era considerada un pecado mayor; además, ese dominio se ejercía hasta el nivel de hacer llevar a las mujeres un cinturón de castidad: se trataba de una especie de calzón de hierro que se cerraba con llave y cuya finalidad era que las esposas no fueran infieles a sus maridos.

Cabe destacar que la única posición sexual apropiada por la institución eclesiástica era el misionero, puesto que era considerada la mejor para que la mujer quedase embarazada.

Lo cierto es que, desde la antigüedad, las mujeres han sido valoradas por la sociedad como "incubadoras de hijos", su función en el sexo era gestar a la descendencia y, además, debían permanecer castas hasta el matrimonio. Hasta que se empezó a pensar en el placer de las mujeres y el propio poder sobre su cuerpo tuvieron que pasar siglos.

"La sexualidad femenina ha estado siempre muy escondida, siempre, porque claro, eran hombres los que hablaban de medicina, de biología... Entonces, ¿para qué van a estudiar algo que ellos no tienen y tampoco sirve para reproducirse?", apunta Imma Sust, periodista especializada en sexualidad.

La historia de la libertad sexual de las mujeres

La libertad sexual de las mujeres comienza a ser visible en mayo del 68. Es en esta fecha cuando empieza una reivindicación en Estados Unidos con el Movimiento de Liberación de la Mujer. Dicho movimiento se extendió también por Europa. Uno de sus objetivos principales era devolver a las mujeres el dominio de su cuerpo.

El planteamiento feminista de la sexualidad de los años sesenta surgió en parte de los grupos de autoconciencia: se trataba de colectivos donde las mujeres podían hablar de sexualidad y se hacía ver a las participantes que se trataba de una cuestión política y no solo del ámbito privado.

En este movimiento se declaró el fin de la vinculación entre sexualidad y reproducción; se denunció que la sexualidad estuviera hecha por y para los hombres y se expuso públicamente a través de literatura, reportajes y estudios (como el Informe Hite, uno de los más notorios) que las mujeres de la época no disfrutaban cuando mantenían relaciones y no llegaban al orgasmo, algo que debía reivindicarse.

En el caso de España, el franquismo (1939-1975) supuso un retraso para la libertad sexual de la mujer que ya se estaba consiguiendo en otros países. La sexualidad pasó a ser controlada de nuevo por la Iglesia y, además, por el régimen. Desde los órganos de poder, se deslegitimó la idea de que existiera un deseo sexual femenino, se trataba de algo que calificaban de antinatural.

Finalmente, con el fin de la dictadura y los consiguientes cambios a partir de 1975, las mujeres iniciaron un proceso de avance hacia la consecución de derechos e igualdad en cuanto a sexualidad en España.

La nueva sexualidad, con patrones perpetuados

Con la llegada de la democracia se abre una nueva etapa. En 2023 una mujer española puede vivir su sexualidad libremente y han sido varios factores los que han propiciado este cambio: además de la reivindicación histórica, el crecimiento del movimiento feminista y el auge de los juguetes sexuales han conseguido un giro en la sociedad.

Sandra Bravo, también periodista y escritora especializada en sexo y feminismo, recalca que "se ha avanzado en el ámbito de la sexualidad de la mujer porque antes ni siquiera era un tema".

Además, "el feminismo ha sido muy importante para nuestra evolución", según comenta Sust. La periodista expone la idea de que, desde hace unos diez años, este movimiento ha ido sumando cada vez a más gente, inculcándoles valores igualitarios, también respecto al acto sexual y sus cuerpos.

Según el Barómetro de Juventud y Género de 2021 realizado por el Centro Reina Sofía, se ha incrementado el número de jóvenes feministas (entre 15 y 29 años): desde 2017 hasta 2021, el porcentaje de mujeres que se consideran feministas pasó del 46,1% al 67,1% y el porcentaje de hombres subió del 23,6% al 32,8%.

Por otra parte, el boom de los juguetes sexuales - especialmente del Satisfyer (o succionador de clítoris), que aumentó su venta en España un 1.300% en el segundo trimestre de 2019, como anunciaba Cadena SER - sirvió para que se normalizase hablar de masturbación femenina en el ámbito público.

"La aparición de un juguete especializado solo para el clítoris ya ha hecho que muchas mujeres de repente descubran que tienen un clítoris", destaca Imma Sust.

Vista general de una tienda de juguetes sexuales, en Ciudad de México (México). EFE/ Sáshenka Gutiérrez

¿Qué nos dicen los datos sobre el panorama sexual actual? Según la investigación realizada por el Instituto de las Mujeres en 2019 a mujeres jóvenes de entre 18 y 25 años, el 50,9% de las entrevistadas consideraba "bastante importante" la sexualidad en su vida y un 35,2% mantiene conversaciones sobre sexo varias veces a la semana.

Sin embargo, Bravo puntualiza esta última cuestión: "Hoy hay libertad de expresión, todas podemos hablar. Ahora bien, a las mujeres se nos juzga y se nos estigmatiza por cómo vivimos nuestra sexualidad. El estigma de ser una puta puede afectar a todas las mujeres", recuerda.

La periodista tiene la teoría de que, a pesar de que se pueda charlar libremente de sexualidad, al ser juzgadas por ello cuando lo hacen, las mujeres no van a "hablar tan abiertamente" y van a "cuidar qué dicen y, sobre todo, dónde lo dicen".

A pesar de coincidir en que los tiempos han cambiado, ambas periodistas también comparten que todavía la sociedad debe avanzar en algunos aspectos: "Todavía no se han puesto en el centro cosas muy importantes como nuestro deseo, nuestra capacidad de decidir y de llevar el liderazgo, nuestra promiscuidad como algo que podemos abanderar con la cabeza bien alta... Es decir, la diversidad en la sexualidad femenina", explica Sandra.

La masturbación femenina, de la historia al negocio

Incluso el origen de la masturbación también ha estado ligado al hombre. El primer vibrador electromecánico se inventó a finales del siglo XIX. Nació como respuesta a los médicos que demandaban un aparato que les sirviera para desarrollar la terapia contra la denominada "histeria de las mujeres" de manera más práctica y rápida.

La terapia que realizaban antes de la invención del aparato consistía en ejercer la masturbación a las mujeres para "curarles" el sentirse nerviosas, ansiosas o enfadadas y era la razón por la que los médicos decían sentirse agotados tras la práctica.

De hecho, existen investigaciones (aunque otras indican que no hay suficientes evidencias de ello) que concluyen que los doctores usaban la masturbación para tratar la histeria en las mujeres desde el período romano.

Esto finalizó en 1915, año en el que la Asociación Médica de Estados Unidos hizo una declaración pública en la que anunció que el uso médico de los vibradores era "un delirio y un engaño" y que los efectos de estos eran psicológicos y no médicos.

Tras este hecho, a partir de los años 20, las empresas de vibradores dejaron de publicitar sus productos de forma enfocada a los profesionales de la medicina y los empezaron a dirigir a las consumidoras como juguetes sexuales.

Desde ese momento, el negocio de los juguetes sexuales y de las sex-shops se ha ido expandiendo, teniendo como punto clave la pandemia de la Covid-19 y el consiguiente confinamiento, que sirvió para que las ventas crecieran: durante el aislamiento, un 57% de las mujeres usaron juguetes sexuales, según datos extraídos del estudio de la tienda erótica TENGA de 2020, realizado a 5.000 personas entre 18 y 54 años de diferentes países (con especial interés en Estados Unidos, aunque España también estaba presente en la muestra).

¿Cómo consumen las mujeres en tiendas eróticas? Según la información proporcionada por Sergio Romero, CEO de la tienda online Vivelavita.com, entre el periodo de octubre de 2021 y octubre de 2022, el perfil de sus clientes es de un hombre, heterosexual de entre 25 y 34 años. Las mujeres realizan menos de la mitad de las compras en la web, un 45% frente al 55% de los hombres.

Las ventas de la sección "para mujer" representan tan solo un 15% y resulta llamativo observar que el 43% de estas las realiza un hombre. Los vibradores son el producto más vendido en la sección "para mujer", seguidos de los succionadores.

"Antes las sex-shops eran lugares oscuros y feos y daba mucho miedo ir. Las mujeres pensábamos que aquello no estaba hecho para nosotras, entonces eso también ha ayudado a que cada vez haya más espacios de sexualidad, donde las mujeres nos sentimos seguras, queridas y escuchadas, y esto es muy importante", indica Imma.

A pesar de esta visión positiva de la periodista, un 32% de las mujeres no habla de forma abierta de masturbación con otras personas.

La información como empoderamiento femenino

En pleno 2023, la sociedad está sumergida en la tecnología y la figura del divulgador de contenidos ha cobrado relevancia en el panorama comunicativo. Al igual que existen divulgadores de todas las temáticas, también hay personas que crean contenido educativo sobre el sexo.

La divulgadora de contenido sexual con más seguidores en el panorama español se llama Noemí Casquet: la periodista cuenta con más de 460.000 seguidores en Youtube y 2,4 millones en Instagram.

Casquet comparte vídeos sobre todos los aspectos de la sexualidad: desde lo más práctico, por ejemplo, consejos para realizar sexo oral o cómo conseguir un squirt (eyaculación femenina); a lo más teórico, como señales de que tu relación es tóxica, la desmitificación del amor romántico o consejos para relaciones poliamorosas, entre otros contenidos.

También destacan figuras del mundo del entretenimiento, como Henar Álvarez, podcaster de "Buenismo Bien", que da a conocer en sus programas información sobre sexo bajo un tono de humor.

La cómica, que cuenta con más de 450.000 seguidores en Instagram, ha creado en su pódcast el personaje de "la Chochoctora", en cuya sección explica al género masculino cómo hacer sentir placer a una mujer, por ejemplo, masturbándola y cuál es la técnica adecuada. Este vídeo cuenta con más de 6 millones de reproducciones.

La existencia de mujeres creadoras de contenido de este tipo en los medios de comunicación aporta visibilidad y sirve para expandir conocimientos en el mundo de los medios de comunicación, un mundo, en el que, según Sandra Bravo, "se habla poco de sexualidad y se habla de una manera muy estereotipada".

"Cada vez se habla más, pero poquito, es una cosa muy rara. Pones la tele y no sabes si te darán un discurso que parece propio de hace 40 años o será hipersexualizado. Cuesta encontrar una educación sexual sana y equilibrada. En general los medios van un poco perdidos, como la sociedad. Creo que estamos mejorando, pero muy lentamente y todavía hay mucho discurso antiguo", opina Sust.

Pilar López, psicóloga y sexóloga, se encarga de divulgar información sexual para Vivelavita.com. La tienda erótica posee publicaciones en Instagram, vídeos explicativos en YouTube y artículos en su blog.

Pilar decidió especializarse en sexología debido a que, según dice, "no se habla de ello". "Conforme iba investigando, me iba dando cuenta de cómo muchas dificultades en el ámbito sexual, estaban muy normalizadas y sufridas en silencio porque sigue siendo tabú (...) Mi objetivo siempre ha sido educar a la población, desmitificar todas esas creencias que al final nos están influyendo e informar para que las personas vivan la sexualidad como la quieran vivir", explica la psicóloga.

¿Cómo se crea contenido sexual? López nos explica que, desde Vivelavita.com, parten de un examen previo sobre las cuestiones que se buscan en Google sobre sexualidad, además del chat de la web. Con ambos datos, unido a una programación interna mensual de las publicaciones para redes, se crea el contenido.

Las sexólogas que forman parte de la empresa son las que aportan la información y, cuando no disponen de conocimientos suficientes sobre algún tema (por ejemplo, un aspecto de ginecología), recurren a profesionales externos. "La divulgación, al final, lo que hace es empoderar a las mujeres", concluye Pilar.

Esperanza López, sexóloga, creó la academia Beta Sexología, que imparte cursos online, ofrece terapia y talleres presenciales. La idea de las clases en línea, explica López, surgió con el fin de educar "a un público que igual no se puede permitir acudir a terapia o no se lo plantea todavía porque tiene demasiados tabúes sobre ello".

Son las mujeres quiénes más participan en los cursos. Aunque la sexóloga indica que esto se debe a que muchos de los talleres están dirigidos a mujeres, aclara una cuestión: “Ellas tienen como mucho más interiorizada la idea de que siempre se puede aprender algo. En el caso de los hombres, afecta una cuestión social: les han educado para ser ‘machos’ que supuestamente tienen que saber un todo sobre el sexo”.

El placer femenino en primer plano

"Mucho más de la mitad de las estudiantes a quiénes enseñamos no tienen conocimientos básicos sobre fisiología de su vulva, o sea, no saben qué es el clítoris, y, cuando hablan de orgasmo, solo hablan del masculino", relata Lara Herrero, socióloga que imparte cursos de sexualidad con la asociación Dialoga Sex en escuelas e institutos.

Los aspectos que enseñan ella y sus compañeras se basan en cuatro fases: "que las personas podamos conocernos como seres sexuados; el siguiente objetivo consiste en aceptar nuestra sexualidad (orientación, identidad, nuestro cuerpo, nuestro modelo relacional); después pasamos a trabajar el establecimiento de relaciones sanas e igualitarias; y en el terreno de la erótica, enseñamos a tener relaciones sexuales lo más satisfactorias posibles", menciona Herrero.

"Nos falta mucho autoconocimiento del propio cuerpo, de nuestros deseos y un cambio en los roles: normalmente se nos asocia con el rol de que somos objetos de deseo de un sujeto que desea - que es el chico - entonces, en base a esta división, muchas veces nuestro placer queda en un segundo plano. Una de las preguntas que hacen a los alumnos que tienen cierta edad es cuándo creen que acaba el acto sexual: la respuesta que da el 90% es cuando el hombre termina".

Lara comenta que solo les permiten dar unas tres horas al año de clase por curso, lo cual es "escaso".

En España existe una división política en cuanto a educación sexual. Mientras que los sectores más conservacionistas defienden que esta información se proporcione desde las familias y en el colegio se limiten a hablar de salud sexual, los partidos de izquierdas creen que se trata de una formación necesaria para los jóvenes.

La UNESCO está a favor de una educación sexual integral desde una edad temprana. Así se expresa esta intención en el informe que la organización publicó en 2021 sobre este tema: "La educación sexual debería comenzar temprano, ser adecuada a a edad, al nivel de desarrollo y seguir un enfoque progresivo. Esto ayuda a los estudiantes a interiorizar conceptos, tomar decisiones fundamentadas, comprender la sexualidad y desarrollar competencias de pensamiento crítico que irán ma- durando a medida que crezcan", se dice al principio del documento.

En este informe, la entidad señala que, según los datos disponibles de 155 países, el 85% afirma tener políticas (o, en algunos casos, leyes o marcos jurídicos) relacionadas con la educación sexual. Sin embargo, en una encuesta realizada en 2019 a más de 1.400 jóvenes (de 15 a 24 años) de 27 países sobre su experiencia en materia de educación sexual, tan solo el 28% consideró que había recibido en la escuela una educación sexual muy buena o bastante buena.

"Es un derecho humano que todos recibamos educación sexual de calidad", declara Herrero.

El porno y otros referentes audiovisuales

Según el informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia, elaborado por Save the Children en 2020, los adolescentes ven pornografía por primera vez a los 12 años y el 68,2% la consumen de forma frecuente. Este consumo se centra en contenidos gratuitos online (98,5%), basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad.

Además, más de la mitad de los adolescentes que ven contenidos pornográficos se inspiran en ellos para sus propias experiencias y, para el 30%, estos vídeos son su única fuente de información sobre sexualidad.

"La mayor parte de la pornografía estereotipada producida en masa que podemos encontrar en línea está hecha principalmente por hombres heterosexuales", afirma Erika Lust, directora de la productora de cine porno feminista Lust Films.

Personas como Erika son las que están intentando cambiar la industria desde dentro. La cineasta explica que, a través de la perspectiva femenina, se consigue "confrontar la dominación masculina" del porno, ofreciendo alternativas.

"Cuando hay mujeres en posiciones de poder, como productoras, directoras y guionistas, estas crean un espacio para reclamar su sexualidad, placer y deseos", comenta.

Erika destaca que, desde las productoras independientes de este género de cine, se están marcando nuevas pautas con una serie de prácticas éticas que podrían inspirar al resto de empresas; sin embargo, puntualiza que “el futuro del porno depende de las personas que lo ven”.

En el mundo audiovisual también se observa una falta de representación de la mirada femenina en las escenas sexuales. "Tú sigues viendo en las series de ficción polvos cutres de penetración y me corro y se acabó el polvo", dice Imma Sust.

Pero tanto el cine como la televisión avanzan con la sociedad y series como The Bold Type, Sex Education, La vida sexual de las jóvenes universitarias o La revolución de las chicas buenas están marcando una nueva tendencia y generando un discurso feminista del sexo dentro de la pantalla.

La lucha continúa

Las mujeres entrevistadas han coincidido en un aspecto en el que se debería trabajar para acabar por fin con los prejuicios de la sociedad acerca del sexo y para que de verdad las mujeres puedan ser libres en su sexualidad: la educación.

Todas reclaman una educación sexual de calidad e impartida por profesionales, que sirva para desmitificar ciertas informaciones, que sirva para autoconocerse y, también, para evitar violencias y enfermedades.

Esto, junto a una naturalización de la sexualidad para acabar con el tema tabú, visibilizar el sexo como algo cotidiano y acabar con los roles de género serían los siguientes pasos que se deberían llevar a cabo, según las expertas.



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