La salud de las afganas, en riesgo si disminuyen las donaciones internacionales, según HRW

EFE | Kabul - 11 mayo, 2021

La disminución de las donaciones internacionales amenaza el acceso de las mujeres afganas a los servicios médicos, según denuncia la organización Human Rights Watch (HRW), que además sostiene que la situación podría empeorar con la próxima retirada total de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN de Afganistán.

El informe “Afganistán: la atención médica para las mujeres golpeadas por los recortes de ayuda”, que se basa en entrevistas a 56 pacientes y profesionales relacionados con la salud, documenta los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres por el deterioro del sistema sanitario.

La reducción de las donaciones “ya ha tenido un impacto dañino y potencialmente mortal en la vida de muchas mujeres y niñas” afganas, y es probable que aumente con más recortes a raíz del anuncio de Estados Unidos y los miembros de la OTAN de retirar todas su tropas de Afganistán para el próximo 11 de septiembre, coincidiendo con el veinte aniversario de los ataques que desencadenaron la invasión.

Cuestión de “vida o muerte”

Además, añade el informe, cualquier aumento en el control del territorio y la violencia de los talibanes puede afectar a la ayuda de los donantes para atención médica, más necesaria “que nunca”.

“Los donantes internacionales están atrapados en un juego de espera para ver si la retirada de las tropas extranjeras dará como resultado que los talibanes obtengan un mayor control del país”, indica en el informe la codirectora interina de derechos de la mujer en HRW, Heather Barr, que cree que “eso no es excusa para recortar fondos para servicios esenciales que los grupos de ayuda han logrado brindar en áreas inseguras y controladas por los talibanes”.

Barr subraya que la financiación internacional para el sistema de salud afgano es una cuestión de “vida o muerte”, por lo que asegura que “este no es el momento de abandonar a las mujeres afganas, que a menudo se enfrentan a una elección brutal entre alimentar a sus familias o cuidar de su salud”.

Más del 75 % de los presupuestos de Afganistán dependen de la ayuda exterior, pero ésta ha ido descendiendo con el paso de los años, pasando de los 141 millones de dólares de ayuda a la asistencia sanitaria y a la población en 2013, a los 105 millones de dólares en 2019, un descenso del 26 %.

“El éxito no es posible sin el apoyo internacional”, avisa en el documento el ministro en funciones de Salud Pública de Afganistán, Wahid Majroh, que remarca que carecen de recursos para sostener el sistema sanitario, y “mucho menos para mejorarlo”.

Maternidad

El informe dice que, al quedarse los hospitales en Afganistán sin fondos para pagar los suministros médicos básicos, cobran a los pacientes por servicios que antes eran gratuitos, por lo que muchos, sobre todo mujeres, no pueden pagarlos.

Incluso varias comadronas en un hospital aseguraron a HRW que les habían anunciado que les reducirían los salarios de unos 169 dólares al mes a 97 dólares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2020 se privó de servicios de salud básicos a unos 3 millones de afganos. Y muchas madres, por ejemplo, no tienen la posibilidad de acudir a un centro sanitario a dar a luz o pagar por el servicio.

Un 10 % de la población necesita dos horas para llegar a un centro sanitario y el 43 % más de media hora. También los ciudadanos disponen de 4,6 profesionales de la salud por cada 10.000 personas, muy por debajo del umbral de escasez crítica de 23 sanitarios.

En este contexto, según el informe, y a pesar de dos décadas de esfuerzo y el gasto de cientos de millones de dólares, la prestación de servicios a las afganas sigue siendo muy deficiente, con una tasa de mortalidad materna de 638 por cada 100.000 nacimientos en 2017, lo que supone aún así una mejora sobre las 1.200 muertes en 2002.

“Es una zona controlada por los talibanes, la gente es pobre, no hay trabajo. Las clínicas están lejos de donde viven, por lo que a menudo (las mujeres que dan a luz) mueren o el bebé muere (…) ya que la gente ni siquiera tiene dinero para el transporte“, resume a HRW un médico de la provincia de Kapisa, al noreste de Kabul.