Maeve Kennedy: “Cuando mejoras la salud de las mujeres, mejoras la de las comunidades”
Maeve Kennedy McKean, abogada de derechos humanos y profesora en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Nueva York, ha dedicado gran parte de su vida a mejorar la salud de las mujeres y niños, porque, como ella dice, así “mejoras la salud de las comunidades”.
Kennedy McKean, que ha trabajado en el Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos centrándose en mujeres e infancia, ve necesario que se financien más investigaciones de medicamentos para mujeres y defiende la importancia de los datos como herramienta para pasar a la acción.
Durante una entrevista con Efe, la profesora ha subrayado las necesidades que tienen las mujeres en temas de salud durante la maternidad, el embarazo y el parto.
Brecha de género en sanidad
P: En 1975 coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer, las Naciones Unidas celebraron el Día Internacional de la Mujer por primera vez, el 8 de marzo. Hoy, 44 años después, ¿considera que existe igualdad entre mujeres y hombres?
R: No, la igualdad de género es algo en lo que todavía estamos trabajando. En 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el objetivo número cinco es la igualdad de género. Ha habido un gran número de áreas en las que se ha progresado desde 2015 y es algo muy esperanzador. Por ejemplo, hay más mujeres en cargos electos y la sanidad ha mejorado en el mundo, pero todavía tenemos mucho trabajo que hacer.
P: Como trabajadora en el área de la Sanidad Pública, ¿considera que existe brecha de género en este área?
R: Sí, si miras los datos hay disparidades de género entre hombres y mujeres en muchos temas de sanidad, y especialmente en cuestiones que involucran a las niñas y adolescentes.
Sanidad pública para mujeres y niñas
P: Ha trabajado en el Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos, dirigiendo políticas para mujeres y niños, ¿por qué se centró en estos colectivos?
R: Realmente soy abogada de derechos humanos por lo que mi foco es la intersección entre derechos humanos y poblaciones vulnerables. He centrado mi trabajo en las necesidades de niñas y mujeres por muchas razones, una es que son la mitad del mundo y, segundo, que es algo muy cercano a mí.
Pero también creo que hay una oportunidad increíble para marcar la diferencia, cuando mejoras la salud de las mujeres y los niños, mejoras la salud de las comunidades.
P: ¿De que manera mejoró la salud y el acceso a la sanidad pública de mujeres y niños?
R: Trabajé en la Oficina de Asuntos Globales del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos, con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Mientras estuve allí, la secretaria Katherine Sebelius estaba muy centrada en lo que se podía hacer para abordar las necesidades sanitarias de mujeres y niñas. Una de las oportunidades que surgió fue afrontar la violencia a mujeres y niñas. La OMS ha declarado esto como una pandemia global. Una de cada tres mujeres sufre alguna forma de violencia a lo largo de su vida, que muchas veces viene en forma de violencia interpersonal.
Tratamos de trabajar para elaborar una resolución que hable de qué significa tener un enfoque público para abordar la violencia, cómo de importante es el compromiso de los chicos y cómo se necesita reducir el estigma abordado en la desigualdad de género.
“Se necesitan mujeres ahí, para dar voz a lo que es alcanzable”
P: Últimamente se está hablando mucho de la necesidad de mujeres líderes y en puestos de poder, ¿cree que hasta que las mujeres no ocupen puestos de responsabilidad no habrá igualdad?
R: Igualdad de género significa igualdad, por lo que se necesita tener el mismo número de mujeres y hombres en posiciones de influencia y eso requiere que las mujeres estén en todos los sectores, ya sea en la política o en el sector privado. Creo que hay más hombres llamados John en los cargos más altos de las 500 mayores empresas estadounidenses que mujeres, es solo un ejemplo, pero tenemos mucho que conseguir.
No se trata de decir que los hombres no pueden ser feministas. Los hombres son feministas y pueden ayudar a a las mujeres desde sus posiciones de poder, pero también se necesitan mujeres ahí para dar voz a lo que es alcanzable y para tener el respeto de la comunidad sobre lo que pueden conseguir desde cualquier posición.
P: Habla de hombres feministas, ¿cuál es el papel de los hombres en este movimiento?
R: Siempre se dice que feminismo es visto como una palabra desagradable, algo que no debería ser así. Feminista es alguien que cree en el poder de las mujeres y de la igualdad. Hombres y mujeres deberían estar orgullosos de llevar esa etiqueta. Es alguien que cree en el poder de sus hijas para conseguir sus sueños, en el poder de sus mujeres y sus hermanas para trabajar en cualquier labor que quieran, y que cree en ese reconocimiento sin importar cual sea tu género, que tienes las mismas destrezas y habilidades.
Cambio cultural
P: Movimientos como el MeToo han puesto en primera línea del debate social y político el papel de la mujer en nuestras sociedades. Una de las conclusiones es que se necesitan más referentes femeninos en todos los ámbitos y que se eliminen los estereotipos. En este sentido,¿qué mensaje le daría a una niña/adolescente?
R: Las niñas pueden conseguir cualquier cosa que se propongan. No deberían intimidarse por los mensajes existentes que dicen qué significa ser mujer o que puedes o no puedes hacer. El mundo está cambiado y las oportunidades están creciendo.
Hemos visto esto en el mundo de las STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), hay un número desproporcionado de hombres trabajando en las STEM ahora, pero hay una oportunidad de apertura para las niñas que quieran involucrarse en ciencia y tecnología. La embajada de Estados Unidos aquí en España está trabajando para promover las STEM entre las jóvenes, es muy emocionante porque es un campo muy divertido e interesante.
P: El World Economic Forum dice que aún deben pasar 100 años para que consigamos la igualdad real entre mujeres y hombres. ¿Cree que el camino es tan largo? ¿Qué se puede hacer para acelerar el proceso?
R: Creo que la desigualdad es parte de nuestra cultura, y los cambios culturales toman tiempo. No va a pasar en nuestra generación, ni en la próxima generación, no va a pasar a lo largo de nuestra vida, pero eso no significa que no podamos hacer cambios en algunas áreas y, de hecho, estamos progresando. Tenemos a más mujeres dirigiendo gobiernos, más mujeres líderes de finanzas o en las ciencias de la salud. Es un mundo diferente al que hace cincuenta años, y estoy esperando a ver cómo es el mundo en otros cincuenta años.
Necesidades de salud en la maternidad, embarazo y parto
P: A lo largo de toda su carrera profesional, ¿ha vivido algún episodio de discriminación por el hecho de ser mujer?
R: He tenido mucha suerte, he tenido una profesión en la que he tenido el privilegio de trabajar para un hombre feminista, que me ha apoyado y me ha permitido una maravillosa carrera como madre trabajadora. Así que tengo suerte de no tener historias personales de discriminación. Esto no significa que no levantaría mi mano en testimonios de #Metoo respecto a compañeros que me han discriminado.
P: ¿Qué necesidades sanitarias tienen las mujeres y las niñas?
R: Antes he hablado de violencia de género, que es una necesidad crítica. Y hay problemas como la salud materna e infantil, el embarazo seguro, el parto seguro y problemas de salud que afectan tanto a hombres como mujeres, pero la vulnerabilidad está en las mujeres.
Cuando miramos a cuestiones como el cáncer, hay cánceres como el de mama o de útero, a los que las mujeres están más expuestas por biología, pero también por la diferencia en las estructuras de poder. El VIH, que también puede causar cáncer, es una enfermedad de transmisión sexual y cuando las mujeres no tienen poder para elegir cuándo tener relaciones sexuales eso las hace más vulnerables para contraer estas patologías.
Invertir en medicamentos para personas menos empoderadas
P: Hay personas expertas que consideran que no sólo se trata de romper la brecha de género dentro de la profesión médica, hay que aprovechar también el ejercicio de la medicina y mirar la salud con perspectiva de género para cambiar la sociedad. ¿Es necesaria esa mirada con perspectiva de género en el sector salud?
R: De hecho el que la biología de las mujeres no se tome en consideración es un gran problema. El Instituto Nacional de Salud creó un Oficina de Salud de la Mujer que aborda, específicamente, asuntos que afectan a la mujer y se asegura de que se hacen ensayos, que los medicamentos no se prueban solo para ver como afectan a hombres, sino para ver cómo afectan a las mujeres.
Creo que hay una inversión desproporcionada en medicamentos e intervenciones que afectan a personas que están en situaciones de poder. Si miras las compañías farmacéuticas hay más medicamentos dirigidos a disfunción eréctil que medicamentos para personas menos empoderadas. Es un problema, pero también es un problema de financiación. Necesitamos un sistema en el que los fondos de investigación no se decidan en función de quién estará fuera de pago por los medicamentos que reciben, sino dónde están las mayores necesidades.
Los datos, una herramienta para la acción
P: En este sentido, ¿considera que existen suficientes datos y estadísticas sobre mujeres?
R: Creo que una de las mejores herramientas que tenemos actualmente en sanidad pública son los datos. Ahora la información está en todas partes y estamos construyendo la capacidad de hacer esos datos accesibles.
Una de las cosas que necesitamos para abordar la igualdad de género es voluntad política y argumentos para dar a los políticos o personas en el poder de por qué tienen que afrontar estos temas, y los datos nos permiten hace esto. Nos dan el poder de un argumento. Pero los datos no siempre hablan por sí mismos, tenemos que combinar esos datos que te dicen cuál es el problema con historias personales para saber por qué esa información es importante.
Por eso el #Metoo es tan emocionante, porque tenemos datos sobre desigualdad de género y acoso en el trabajo, y cuando lo combinas con las historias personales de cómo eso afecta a las mujeres, te da las herramientas para transformarlo en acción por aquellos en posiciones de poder.