Susana Ye, hija de la diáspora china, reflexiona sobre las relaciones maternofiliales

Ane Amondarain | Madrid - 18 febrero, 2024

La periodista y poeta Susana Ye, pionera en retratar la diáspora asiática en el documental 'Chiñoles y bananas' (2015), publica ahora su primer poemario, 'Trashumante en arenas movedizas', un viaje retrospectivo de su experiencia como primera generación china nacida en España con un lenguaje lírico, honesto y sin censuras, pero desde una mirada empática hacia aquellas mujeres que la preceden.

Desde esta perspectiva, la autora (San Juan de Alicante, 1991) reflexiona en su ópera prima, editada por El Rey de Harlem, sobre las relaciones maternofiliales, la incesante búsqueda de pertenencia y la construcción de la identidad como un proceso íntimo y estrechamente ligado a las constelaciones familiares.

"En el feminismo, las relaciones madre e hijas no es que hayan sido tabú, pero no han sido del todo centrales. Creo que estamos rompiendo con esa especie de pacto de silencio y estamos haciendo una labor desde un feminismo empático", explica la poeta en una entrevista con Efeminista.

Estas páginas también reflejan la evolución y persistencia de las discriminaciones y violencias que han sufrido las mujeres migrantes chinas a diferencia de sus hijas, nacidas y criadas en España. Y es que a pesar de la unicidad de la experiencia recogida en los versos, el poemario destila un fuerte sentido de colectividad e interdependencia. Su historia es también la de muchas otras mujeres.

Poesía directa y sin censuras

P.- Ha trabajado temas relacionados con la diáspora china desde el periodismo y el documental, pero es la primera vez que publica poesía. ¿Cómo ha sido el proceso de creación? ¿Qué le ha permitido este formato que no le hayan permitido los otros?

R.- La poesía no te permite esconderte, te lo escupe todo a la cara. A la hora de escribir poesía no te puedes poner en un segundo o tercer plano, que quizá viniendo del periodismo, como es mi caso, es cierto que das todo el protagonismo a las personas. Como poeta, el proceso es más bien quitarse todo tipo de pudor y darle espacio a la honestidad, a la expresión, a la emoción y hacerlo de una manera poética lírica, pero sobre todo con mucho permiso y nada de censura en el verso.

P.- El poemario es un recorrido a lo largo de una vida. ¿Hay poemas de hace años o son todos fruto de una mirada retrospectiva? 

R.- Sí, hay poemas que son de hace años y que también quería darles cabida en la estructura del poemario porque cuando me releía iba detectando cuál era mi diccionario metafórico, qué imágenes me obsesionaban y qué temas, ideas y sensaciones eran las que estaban una y otra vez. También he hecho un ejercicio de depuración en aquellos poemas de hace años en los que ya no me sentía reflejada con el modo de escritura, mucho más barroco, más enrevesado. Pero hay otros que me han encajado muy bien y que sí que tienen un carácter propio que muestran cómo ha ido evolucionando mi escritura. Aunque, pese a que una evoluciona como escritora, no deja de ser la misma.

Susana Ye, hija de la diáspora china

P.- Uno de los temas que se aprecia desde el inicio es la relación maternofilial. El yo poético, que nace en España, y su madre, que migra de China, "heredan batallas", dice un verso. Sin embargo, el yo poético se rebela ante ellas. ¿Cómo se vive esa distancia y enfrentamiento con las madres?

R.- En el feminismo, las relaciones madre e hijas no es que hayan sido tabú, pero no han sido del todo centrales. Creo que estamos rompiendo con esa especie de pacto de silencio y estamos haciendo una labor desde un feminismo empático. Hay diferencias muy grandes entre cómo yo he vivido mi infancia y mi entrada al mundo adulto y cómo lo ha vivido mi madre siendo una mujer migrante. La relación es compleja, no es nada fácil de llevar y tanto mi madre como yo no hemos tenido ningún tipo de formación de cómo ser madre e hija feministas deconstruidas en la era contemporánea. El poemario recoge todo esto.

"No se trata tanto de destruir ni de rechazar, se trata de seguir construyendo"

Es un tema espinoso y muchas veces hay un poco de miedo a abordarlo precisamente por ser consciente de los prejuicios y de la estigmatización por parte de la sociedad, pero creo que es importante abordarlo y no perder de vista que somos personas inscritas en un momento determinado, y que se hace lo que se puede con las herramientas y los recursos que se tienen en ese momento. Mi madre hizo lo que pudo y rompió con muchas de las cosas de generaciones anteriores. Yo he tenido mucha más libertad y muchas más opciones que ella en su día. En realidad, no se trata tanto de destruir ni de rechazar, se trata de seguir construyendo.

La poeta Susana Ye posa con su primer poemario, 'Trashumante en arenas movedizas'. EFE/Laura de Grado

Por un feminismo empático

P.- Es un rebelarse desde la empatía y la ternura, ¿no? 

"No hay que tener ningún miedo a hablar de lo que pasa entre las mujeres de la propia casa"

R.- Rebelarme de decir "hemos mejorado muchas cosas, pero queda mucho camino por delante". Me siento agradecida por las cosas que han mejorado, pero queda mucho por hacer. También es un rebelarme de mí misma. De darme el permiso de conocerme en unos términos que no son los de mi madre o que no son los de su época, sino que son los míos. No hay que tener ningún miedo a hablar de lo que pasa entre las mujeres de la propia casa.

P.-  ¿Han cambiado mucho las discriminaciones y violencias que han sufrido las mujeres que han venido de China en contraste con las mujeres de ascendencia asiática que han nacido aquí?

R.-  Sí,  las mujeres migrantes que vienen sin controlar el idioma y sin tener acceso a capital cultural y social han sido muchas veces infantilizadas, cosificadas y exotizadas. La diferencia es que yo, al conocer el idioma y tener más capital cultural puedo cortar esa situación, reaccionar e incluso corregir si me apetece. Sin embargo, mujeres como mi madre que no controlan tanto el idioma no es que ignoren por completo lo que les está llegando, porque al final el tono y el lenguaje corporal es universal, pero no tienen tantos recursos y herramientas. Tampoco saben si van a recibir apoyo en su entorno en caso de que reaccionen.

Actuar desde la incomodidad

P.- Otro de los temas muy presente en el poemario es la cultura del sacrificio en la comunidad china y la crítica a la productividad moderna. ¿Cuál es el nexo de unión?

R.- Es muy difícil que en un solo relevo generacional se rompa con todo y se consiga una estabilidad. Aparte, en muchos descendientes de migrantes existe un sentimiento de responsabilidad hacia todo el esfuerzo económico que han realizado nuestros padres para que podamos centrarnos en estudiar. Pero claro, yo también he vivido un vuelco de situación porque he recibido el discurso, como mucha gente, de que con estudios mi situación socioeconómica iba a ser muchísimo mejor y, sin embargo, se ha dado un cambio de paradigma. Hoy, más formación no necesariamente se traduce en un bienestar socioeconómico mejor.

Dedicarnos a la cultura para los descendientes de migrantes es un riesgo importante a diferencia de otras personas que quizá tengan una red que les recoja si eso no funciona. Pero también creo que las personas que tenemos cierto privilegio, y me incluyo, sí podemos abrir camino y facilitar que lleguen más voces. De hecho, estoy metiéndome un poquito de gestora cultural porque quiero visibilizar otras voces.

"Desde la incomodidad es desde donde más ideas se generan y desde donde más avances podemos lograr"

P.- ¿Dentro de la comunidad china?

R.- Sí, pero también quiero que se converse con otras migraciones y con otras diásporas y que sea una conversación incómoda, si tiene que serlo. Desde la incomodidad es desde donde más ideas se generan y desde donde más avances podemos lograr. No hay que tenerle miedo a lo incómodo, hay que confrontarlo y creo que mi yo escritora sigue teniendo de mi yo periodista. Donde haya preguntas, siempre buscaré las respuestas.

"Hay activismo chino, pero no es tan visible"

P.- Es cierto que el activismo negro o latino en España tiene una trayectoria más larga, ¿a qué se debe que la lucha de la comunidad china no sea tan visible?

R.- Esa es la cuestión, no es tan visible, pero sí la hay. Está la asociación Liwai, que trabaja muy pegada a los primeros llegados migrantes; el trabajo en Barcelona de Catàrsia, que se enfoca más en la interculturalidad; Cangrejo Pro, que hace un teatro performativo muy social o la asociación QueeringAll, conformada por gente queer asiático descendiente.

No son quizá tan visibles o mediáticos porque no tienen un enfoque tan apegado a la actualidad, sino que están muy ligados a lo comunitario, a lo aparentemente pequeño, a la gente. Es también un modo de trabajo antirracista, feminista, desde el cuidado y la perspectiva de género o de deconstrucción del género. Quizá no hay una foto o una pancarta enorme, pero no deja de ser un ejercicio de denuncia para construir comunidad.

Rompiendo narrativas

P.- ¿Influye, en este sentido, que a la comunidad china se le haya considerado tradicionalmente como una 'minoría modelo'?

R.- Se tiende a decir que la comunidad china es muy trabajadora y creo que es un peligro. Parece que no existen situaciones de riesgo o de exclusión al interior de la comunidad, pero durante la pandemia muchos migrantes chinos se volvieron porque no les era viable quedarse. Esa especie de confrontación del buen ejemplo y del malo no es real. Por eso creo que es muy importante que contemos nuestras propias historias en literatura, periodismo o documentales, como hice con 'Chiñoles y bananas' (2015), porque hay muchos matices que quizás se están escapando por no estar en contacto con esa realidad. Por ejemplo, Paloma Chen, quien prologa el poemario, también hizo esa labor con su serie de entrevistas 'Crecer en un chino' y con su poemario 'Invocación a las mayorías silenciosas' (Letraversal, 2022).

¿Somos minoría o estamos siendo minorizadas? Creo que hay muchas comunidades que están siendo minorizadas. Parece que están en los márgenes o que no tienen ningún tipo de voz e iniciativa propia, pero sí que la tienen.

"Tenemos que hacer la labor de visibilizar"

P.- ¿El silencio característico de las sociedades orientales es un hándicap para esa visibilización?

"En realidad no es un silencio pasivo, es un silencio que se está articulando y que está generando cosas"

R.- Esto ya se está rompiendo, pero también el alardear, el presumir tampoco es algo que se premie mucho en la cultura asiática, tampoco en la lucha comunitaria. No es habitual el estar todo el rato contando lo que hemos hecho, lo hacemos, pero no es algo central. Luego hay personas, como yo, que hemos ido aprendiendo y entonces sabemos que la labor que tenemos que hacer es visibilizar, dar espacio y donde vaya una, que vayamos el resto. Es importante ser nodos que vayan conectando con otras personas y con otros espacios.

El silencio genera esa idea de pasividad que ya está bastante vinculada a la figura de las personas asiáticas, pero en realidad para la gente que esté un poco más familiarizada con la cultura asiática es bastante habitual un silencio introspectivo que no es un silencio pasivo, es un silencio que se está articulando y que está generando cosas. Lo que pasa es que son otros ritmos y otros tiempos diferentes a la sociedad en la que vivimos ahora, tan exaltada por la pulsión y la notificación.

Influencias y referencias híbridas

P.- Por último, ¿quiénes son sus referentes literarios? ¿Ha absorbido más de Occidente u Oriente?

R.- He absorbido más de Occidente por mi historia de vida y ya de adulta he hecho esa labor de intentar decolonizar quiénes son mis ejemplos a seguir y sí que he leído más literatura y poesía, sobre todo, de estadounidenses de ascendencia asiática. Allí hay más movimiento y literatura que aquí. En España, tenemos a Berna Wang y a Minke Wang, hay cositas pero no hay tanto recorrido.

Por ejemplo, 'Minor feeling' (de la estadounidense Cathy Park Hong) abre el poemario y aborda todo esta cuestión de la escritura desde esa racialización como mujer asiático descendiente. También me gusta mucho el estilo de Ocean Vuong. Él es descendiente de familia vietnamita en Estados Unidos, pero me encanta porque tiene una mirada poética súper cinematográfica y muy visceral. Me parece que no pide disculpas por nada y eso tiene una fuerza y una belleza tremenda. Cuando era adolescente también leí mucho a Pearl S. Buck porque conectaba con esa situación de criarse en otro país y tener influencias híbridas, pero también he leído mucha novela romántica. Me he inspirado en todo eso y muchas más referencias que seguramente ni sea consciente.



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