Sonia Vaccaro violencia vicaria

La psicóloga Sonia Vaccaro, quien le puso nombre a la violencia vicaria. Foto: Iona Hogdson

Sonia Vaccaro: Un individuo violento no va a dejar de serlo por los hijos ni con los hijos

Cristina Bazán | Guayaquil - 23 octubre, 2023

La psicóloga argentina Sonia Vaccaro lleva más de diez años investigando sobre violencia vicaria, una forma de violencia de género en la que el hombre utiliza a terceras personas, generalmente los hijos e hijas, para dañar a la mujer, y que hasta hace pocos años estaba invisibilizada.

Tampoco tenía nombre hasta hace unos años, pero los casos se han ido incrementando poco a poco frente a los ojos de una sociedad y un sistema de justicia que se negaba a asumir que un hombre que agredía a su pareja no podía ser un buen padre.

"Es necesario que no se disocie el delito de violencia de género y violencia vicaria, que si un individuo es violento no va a dejar de serlo por los hijos ni con los hijos. Si es violento, se le ha condenado y se ha visto su peligrosidad tenemos que entender que lo seguirá siendo con cualquier persona, incluidos, lamentablemente, sus hijos", dice Vaccaro en una entrevista con Efeminista a propósito de la publicación de su libro "Violencia vicaria. Golpear donde más duele".

En la obra, publicada en España por la editorial Desclée de Brouwer, Vaccaro, que fue la persona que acuñó el término "violencia vicaria" hace una década, relata que decidió investigar más sobre los patrones de esta violencia cuando, como parte de su trabajo con víctimas de violencia machista, conoció una serie de casos en los que los padres amenazaban a las madres con un "ya verás lo que te pasa" y aprovechaban el régimen de visitas para hacer daño a los hijos y, en los casos más extremos, los asesinaban.

"Estas ya no eran mujeres a las que que teníamos que guiar para ver cómo superaban solamente las secuelas del maltrato, sino que continuaban viviendo esa violencia ahora a través de los hijos. Entonces decidí comenzar a observar más detenidamente esto, que era un fenómeno que se estaba dando muy cotidianamente con mujeres separadas de hombres violentos y que tenían hijos e hijas menores de edad. Y a raíz de eso consideré que había que comenzar a nombrar esa violencia y la denominé violencia vicaria, tomando el término vicario como adjetivo que define al que ocupa el lugar de otra persona o que la sustituye", agrega.

La violencia vicaria también se puede ejercer en contra de otros seres queridos de la mujer, como sus padres o hermanos, con el objetivo de causarle un gran dolor.

"Violencia vicaria", el libro de Sonia Vaccaro

La psicóloga afirma que los casos de violencia vicaria, especialmente en los que se utiliza a los hijos e hijas, han aumentado en los últimos diez años y eso coincide con el desarrollo de "todo el corpus jurídico de los países occidentales para proteger a la mujer de la violencia de los hombres maltratadores o de la violencia de género".

"A medida que el hombre dejó de tener acceso a la mujer para ejercer poder, control y maltrato sobre ella fue utilizando a los hijos, porque era a quienes sí tenía acceso", explica.

En un estudio realizado en Reino Unido, dice, se señala que la violencia vicaria tiene relación con la idea de masculinidad del asesino. "Al hecho de haber perdido, entre comillas, a la familia o lo que él consideraba importante. Lo que no soporta un hombre maltratador, machista y patriarcal es perder el control sobre quien considera que es su propiedad, que es la mujer y su prole".

Y afirma que la sociedad patriarcal no termina de entender que un agresor no es un buen padre porque sigue privilegiando el rol del "paterfamilias" por encima de cualquier otra cosa, incluso del interés superior de niñas y niños.

"Yo creo que además la confusión viene porque a estos individuos se los considera padres y yo creo que estos individuos habría de considerarlo a lo sumo hombres fértiles, pero padre es otra cosa", menciona.

Llamarlos padres, dice, provoca que las personas crean que no pueden hacer daño a sus hijos e hijas, cuando no es así. "El estudio que hicimos de violencia vicaria extrema nos demostró que en 400 casos que estudiamos de asesinatos de niños y niñas en el marco de la violencia de género el 82 % de los asesinos era el padre biológico, por lo tanto no podemos considerar padres a estos individuos".

El rol de la justicia frente a esta violencia

Tras asesinatos que han conmocionado a la sociedad, países como España o México ya se han puesto a la vanguardia de la protección de los menores y han aprobado leyes en las que se suspenden las visitas de los padres y la custodia compartida si estos tienen en curso un proceso o fueron condenados por violencia de género.

Sin embargo, la experta lamenta que, pese a la legislación y las amenazas que hacen los agresores a sus exparejas, algunos operadores de justicia miren hacia otro lado y sigan obligando a los hijos a irse con sus padres, incluso si los menores nunca han tenido contacto con ellos.

"A día de hoy no se está cumpliendo de modo estricto y general, se siguen dando custodias compartidas a un hombre que está condenado por violencia contra la mujer, se siguen regulando visitas para ellos y se cree que a los niños no les va a hacer nada. Lamentablemente luego se demuestra lo contrario con la vida de esta criaturas, pero parece que cuesta mucho entender que un maltratador no puede ser un buen padre y que padre es otra cosa", asevera.

Le extraña que, aunque parecía entendido que los maltratadores "tienen doble fachada", la comprensión "no llega hasta el rol de padre". "Se ha podido entender muy bien que un individuo totalmente adaptado a la sociedad puede ser un maltratador y un violento con una mujer, pero todavía con el tema de la paternidad no se comprende totalmente".

Hay otros países, como en Ecuador, en donde esta violencia aún está invisibilizada pese a que se han registrado varios asesinatos de padres, hermanos e hijos de exparejas en los últimos años.

Vaccaro cree que un padre debería poder apartar el conflicto con su esposa o expareja del conflicto con los hijos y no causar preocupaciones a la madre con el único objetivo de hacerle más daño. "No utilizar a esos hijos para continuar el maltrato sobre la mujer al punto de no regresarlos a la casa en el horario que dicen, regresarlos días después del que tienen que regresar a la casa, enviarle cosas intimidantes a la madre para que tenga miedo, no permitir el contacto con la madre cuando los hijos están con él, etc".

El falso SAP y la violencia vicaria

La autora del libro afirma que el falso síndrome de alineación parental, una teoría que sostiene que las madres manipulan a los hijos en contra de los padres y que se usa en los juicios de familia, también es una forma de violencia vicaria.

La teoría ha sido desacreditada por asociaciones médicas, psiquiátricas y psicológicas, y en 2020 fue eliminada de la Clasificación Internacional de Enfermedades por la Organización Mundial de la Salud.

"Primero aparece este falso síndrome para atacar a la madre, para defender a padres acusados de incesto. Tenemos que saber que esa falsa enfermedad se inventa para eso, para rápidamente cambiar la custodia, cambiar incluso el foco del problema. Cuando una mujer iba a denunciar que su hijo había sido abusado sexualmente, violado o agredido sexualmente por su padre automáticamente se cambiaba el foco y se decía que ella era la que le había puesto esa idea en la cabeza", sostiene.

Y además de poner a la madre en el puesto de 'alienadora', quienes utilizan este falso síndrome ponen en duda la palabra de los niños y niñas, quienes se niegan a irse con sus padres por miedo a la violencia.

"A las criaturas se las invisibiliza totalmente. No sólo no se les cree, sino que aparte se dice que hablan por boca de la madre. Pero lo peor que pasa a veces es que estos hombres los compran con dádivas, con cosas, porque hay varias modalidades de la violencia vicaria, algunos actúan a través del terror y del miedo y cuando eso ya no tiene defecto empiezan a hacer regalos para poder comprarse a esa hija o ese hijo, siempre con el objetivo de ponerlo en contra de la madre, no hay otro objetivo", relata.

"Pero son estrategias con las que tienden primero a utilizar a los hijos como objetos, y a silenciarlos después y lamentablemente tienen la complicidad de muchas y muchos profesionales de distintas instituciones", lamenta.

La psicóloga espera que cada vez más países, especialmente en América Latina, empiecen a legislar sobre esta violencia.



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