
La primera alcaldesa de Johannesburgo, Mpho Phalatse. EFE/EPA/KIM LUDBROOK
La primera alcaldesa de Johannesburgo y una nueva gloria para la urbe del oro
En 1886, los sueños desatados por el hallazgo de oro dieron lugar a una de las mayores urbes de África, Johannesburgo. Muchas décadas de poder colonial y una generación en democracia después, la ciudad está lejos de sus promesas de gloria, pero Mpho Phalatse, su primera alcaldesa negra, quiere recuperarlas.
“Tenemos la visión compartida de un nuevo Johannesburgo, un Johannesburgo al que se le restaure su antigua gloria. ‘Joburg’ solía ser la Ciudad de Oro”, explica Phalatse en una entrevista con Efe, en la sala de reuniones del Ayuntamiento de la mayor urbe y corazón económico de Sudáfrica.
Phalatse, perteneciente a la liberal Alianza Democrática (el principal partido opositor de Sudáfrica), asumió el cargo de primera edil en noviembre pasado con el apoyo de otros partidos políticos (ya que ninguno obtuvo mayoría absoluta) sabiendo que, incluso con su titánica tarea aún por empezar, ya estaba escribiendo un capítulo pionero.
A sus 45 años, esta doctora de carrera es la primera mujer negra al frente del Ayuntamiento de la región metropolitana de Johannesburgo.
Tan solo otra política había estado al frente de la ciudad antes, Jessie McPherson, entre 1945 y 1946, pero en aquel momento el gobierno no tenía el estatus actual (Ayuntamiento metropolitano) y, por tanto, era una institución distinta.
“Siento que es un honor. Podría haber sido cualquier otra mujer pero Dios me eligió para ser esa mujer. De veras no lo tomo a la ligera, aprecio mucho llevar ese título. Pero también me doy cuenta de la responsabilidad que viene con él. Dice que eres la que va en cabeza, abres la puerta para otras mujeres”, reflexiona.
Una doctora para resucitar el sueño de Johannesburgo
La carrera de Phalatse empezó, en realidad, lejos de la política: era doctora y, mientras trabajaba con comunidades vulnerables, se dio cuenta de que había problemas que no podría arreglar con medicinas, sino con liderazgo.
“Estoy formada para traer cosas de vuelta a la vida que están casi muertas, así que creo que muchas de las destrezas de la medicina son transferibles. La ciudad es el paciente, está enfermo y necesita ser devuelto a la vida. Así que usas el mismo abordaje: coges la historia, diagnosticas y elaboras el plan de tratamiento”, señala Phalatse.
Con su centro urbano plagado de rascacielos semiabandonados, Johannesburgo es una metáfora casi perfecta de los problemas que afronta Sudáfrica: un organismo gigantesco lleno de posibilidades que no acaba de funcionar.
En Sudáfrica, la herencia del sistema racista del “apartheid” se nota aún en forma de grandes niveles de pobreza y de una profunda desigualdad.
Las casi tres décadas transcurridas desde la llegada de la democracia -periodo en el que el Congreso Nacional Africano (CNA, el movimiento en el que militó Nelson Mandela) ha estado al frente del país de manera ininterrumpida- todavía no han logrado cerrar esas heridas.
Los últimos años, además, han añadido un grave problema de corrupción y mucho malestar por la deficiente gestión de la economía más desarrollada de África.
El paro desbocado (alrededor o superior al 30 % desde hace años), la crisis eléctrica que mantiene a la población perpetuamente pendiente de los apagones programados y la inseguridad son solo algunos de los problemas adicionales con los que lidian los sudafricanos. Y todos ellos se ven como en pocos lugares en Johannesburgo.
Pese a que la tarea de darle la vuelta a la situación se antoja monumental, especialmente después de la pandemia de la covid-19, Phalatse cree que lo puede lograr en dos mandatos de cinco años.
“No traemos grandes ideas para este término, porque somos lo suficientemente realistas para entender que la gente está pidiendo inodoros, casas, carreteras, agua potable, electricidad…”, sostiene.
“Es un desafío porque Sudáfrica es muy diversa, incluso el estatus socioeconómico de la gente que vive en Johannesburgo. Tienes al millonario de un lado, que quiere esta ciudad del primer mundo, y tienes a alguien en un asentamiento informal que dice ‘dame retretes’. Y tienes que ser capaz de dar respuesta a las necesidades de los dos”, agrega.
Un distrito en honor a Desmond Tutu
Las prioridades iniciales de Phalatse pasan por hacer de Johannesburgo una ciudad favorable a los negocios y mejorar los servicios básicos. También quiere una ciudad ecológica que contribuya a los objetivos globales de desarrollo sostenible.
Su Johannesburgo tendrá, además, “distritos” con distintas utilidades y atractivos turísticos. La música o la salud serán algunos de esos ejes y otro estará dedicado al premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, alrededor de la catedral donde dio misa.
“Van a embellecer realmente Johannesburgo, pero también van a contar la historia de Johannesburgo”, destaca la alcaldesa.
Aunque su prioridad actual sea esta gran metrópolis de casi 7 millones de habitantes, Phalatse no descarta una carrera política nacional en el futuro. Incluso optaría a la Presidencia si se le presenta esa opción, pero no le preocupa llegar a esa meta como la primera mujer.
“Definitivamente, aceptaría esa oportunidad (…) Pero todavía tengo que arreglar Johannesburgo, así que no voy a presentarme a presidenta solo porque quiera ser la primera. Si otra llega antes, está bien”, sentencia.