
EFE/ Raúl Bobé
La vida de las personas trans en Reino Unido en riesgo por listas de espera
Las personas trans que quieren cambiar de género en el Reino Unido pueden llegar a esperar hasta cinco años para poder acceder a su primera consulta en la sanidad pública, tiempo en el que sufren una disforia de género tan severa que en ocasiones atenta contra su vida.
De acuerdo con los datos del Gobierno británico en el Reino Unido hay entre 200.000 y 500.000 personas trans, y sólo cuenta con una decena de clínicas públicas de identidad de género en todo el país por lo que “son incapaces de atender a todo el mundo”, ha explicado a Efe Briar Walkden, estudiante que se identifica como persona trans no binaria.
Personas trans en la lista de espera
Su identidad no se corresponde con el género de hombre ni de mujer, por lo que prefiere utilizar los pronombres “they/them” (“ellos”, en inglés). Explican que una vez que comunicas a tu médico de cabecera tu intención de transicionar “te ponen en una lista y simplemente pasas años y años esperando recibir una llamada”, ha descrito Walkden.
Es una de las miles de personas que, con motivo de la celebración del Orgullo Trans de Londres, salió a las calles esta semana para reivindicar los derechos de las personas transgénero, ataviadas con las banderas del colectivo y con pancartas que exigían, entre otras reivindicaciones, cambios en el funcionamiento de la sanidad pública británica (NHS).
“Un asunto de vida o muerte”
Un caso que visibiliza la situación actual es la de un joven transgénero no binario que atiende al nombre de Magnus, y ha explicado a Efe que lleva 3 años y medio de espera y todavía no tiene “ninguna comunicación por su parte, ni sabe cuánto más va a tardar”, puesto que los tiempos se han extendido todavía más con la pandemia.
Magnus se siente un “afortunado”, ya que en su caso la disforia de género (incomodidad con el sexo asignado al nacer) no es tan agudizada, sin embargo, manifiesta su preocupación por algunos de sus conocidos que sí sufren este problema.
“Para mucha gente es un asunto de vida o muerte. Puede parecer una exageración, pero no lo es, porque muchas personas trans se suicidan por los problemas que tienen”, subraya Magnus.

EFE/ Raúl Bobé
La discriminación perdura
Uno de los casos más recientes es el de la activista trans norirlandesa Sophie Gwen Williams, que tras esperar más de un lustro para una primera consulta en la clínica, y cuando estaba sufriendo de disforia de género, decidió acabar con su vida el pasado mes de mayo, con tan solo 28 años.
Williams fundó junto la organización trans “We Exist” junto a Jo Alloway, que aseguró en un discurso público durante el Orgullo Trans que la muerte de su amiga fue resultado de la “violencia sistémica” a la que se enfrentó diariamente, y que la privó de sus derechos a nivel laboral, social y económico.
La angustia interna causada por tener que convivir con un desajuste identitario se combina con la discriminación externa que sufre el colectivo trans y afecta gravemente a su salud mental.
“Un tratamiento urgente y que salva vidas”
De acuerdo con las estadísticas de la organización británica LGBTIQ+ Stonewall, 9 de cada 10 jóvenes transgénero ha contemplado la posibilidad de suicidarse, y un 72 % se ha autolesionado al menos una vez.
La enfermera y representante sindical del NHS Anita Downs comenta a Efe que “no sería aceptable para cualquier otra sección de la población esperar tanto tiempo para un tratamiento urgente y que salva vidas“, y apunta a que debería poder ser administrado por los médicos de cabecera, y no solo en unas pocas clínicas especializadas.
Vía privada, la única alternativa
Solo existe una alternativa para acelerar el proceso: la vía privada. Muchos jóvenes transgénero como Walkden optan por autofinanciarse el tratamiento, ya sea pidiendo ayuda a otros amigos, haciendo colectas online, o doblando turnos en el trabajo.
Con el objetivo de conseguir a contra reloj las miles de libras que cuestan algunas de las cirugías. Todo para poder ser quienes siempre quisieron ser. Todo para salvar su vida.