
Portada del libro "La ronda de la vida", de Cristina Peri Rossi.
Peri Rossi reivindica el amor y el deseo frente a las injusticias en “La ronda de la vida”
La poeta Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941), Premio Cervantes 2021, regresa con “La ronda de la vida”, un poemario en el que esta escritora multipremiada, residente en España desde que se exilió de su país en 1972, habla del paso del tiempo, de la soledad, la melancolía o la vejez, pero con un pulso vital vibrante para reivindicar el amor, el encuentro y la fusión de los cuerpos como salvación frente a las injusticias del mundo.
Y es que Peri Rossi observa la vida como un juego de azar en el que aparecen sus recuerdos. Todos ellos encerrados en un libro, publicado por Visor, que muestra que esta poeta, periodista, activista, narradora y traductora está “más viva que nunca”.
La autora, que fue la primera mujer en ganar el Premio de Poesía de la Fundación Loewe en 2009 con “Playstation”, también ha sido pionera en hablar muy claro en sus textos del deseo y el sexo entre mujeres. De hecho, según la escritora mexicana Elena Poniatowska, “si hay una escritora erótica en nuestra lengua, es ella. Lo sabe todo sobre los desastres íntimos y los públicos, y sobre ellos escribe. Es la escritora que corre más riesgos y, a la vez, la más expuesta, como un trapecista sin red”, dice.
Cristina Peri Rossi, “La ronda de la vida”
La autora de títulos como la “Inmovilidad de los barcos”, la “Insumisa” o “El amor es una droga dura” es una de las voces más importantes en castellano, y está traducida a 15 lenguas.
Tras haber reunido en 2021 su obra poética en un solo volumen, publica ahora “La ronda de la vida”, donde también envuelve sus palabras con sentido del humor e ironía, algo que también caracteriza a esta autora.
“No conozco otra manera de superar / el tiempo y sus relojes / los días y sus disgustos / sus migrañas sus cifras de desempleo / sus turbulencias mundiales / sus injusticias / más que esta fusión de cuerpos / de pieles y de sexos / este espacio sin fronteras / este tiempo sin controles / esta libertad en fin de encadenarse / a lo que se ama…”, escribe Peri Rossi en “La ronda de la vida”.

La escritora uruguaya Cristina Peri Rossi posa en un stand de la Feria del Libro de Madrid en 2005. EFE/Kiko Huesca
La vida como ruleta
En este excelente poemario, Rossi, romántica como ella se dice, tiene los ojos muy abiertos y repasa la ronda de la vida, de su vida . “Y la bola sigue girando para todos”. La vida como una ruleta que sigue dando bola, a pesar de que en ella, dice Rossi: “se sufre con mugre quebrantahuesos trapos sucios gritos muros que caen/ que caen/sangre por los pasillos cuerpos desgonzados/y miembros rotos”. Pero, a pesar de ello, siempre está, por ejemplo, la belleza de una orquídea que sigue dando flor año tras año.
La autora juega a la soledad con las cartas y gana. Visita hospitales, ve películas, lee poemas, manda callar a Freud, Jung, Kriteva, Borges y hasta a la mismísima Peri Rossi, para terminar diciendo que con “sentir” le “basta” .
La autora, todo un icono de la literatura escrita con perspectiva de género, siempre ha sido una creadora libre y sin pelos en la lengua. En 2014 publicó su libro “Julio Cortázar y Cris”, una preciosa crónica de la relación de profunda amistad que mantuvo con el autor de “Rayuela”, a quien conoció en 1973, que duró hasta su muerte.
Un libro escrito “con mucho amor”, lleno de anécdotas y conversaciones entre Cortázar, treinta años mayor, y Rossi.
Una relación intensa llena de complicidades, viajes, relatos y seducción, entre París y Barcelona. Un amor imposible entre el escritor y aquella joven poeta por las diferentes preferencias sexuales que sentían ambos.
Pionera del feminismo
En su discurso de agradecimiento durante la entrega del Premio Cervantes, Peri Rossi hizo un discurso, que puso en boca de la actriz Cecilia Roth porque ella no pudo asistir a la ceremonia, plagado de reivindicación de las mujeres y citó al personaje Marcela del Quijote, a quien Cervantes convierte “en una heroína trágica” al desacralizar “la belleza como atributo femenino” para conservar su libertad frente a los hombres que quieren poseerla, dominarla, renuncia a la vida social, aislándose del mundo, huyendo de los hombres”.
Dijo que en su época, “en una sociedad patriarcal, ser mujer e independiente era raro y sospechoso”, y tuvo palabras para las mujeres maltratadas que vivían en su barrio. “Cómo deseaba yo que apareciera entonces Don Quijote, con su flaco Rocinante a salvarlas de los golpes y el maltrato”.