Costa Badía, ser mujer artista con diversidad funcional
El arte busca la belleza de diferentes maneras, una belleza que muchas veces se convierte en una expresión artística que persigue la reflexión, la denuncia o la provocación. Eso es lo que la artista Costa Badía realiza con su propuesta “Tacón, pie, bastón”, un proyecto que busca la convivencia entre las personas normativas y los cuerpos diversos, comisariada por Jùlia Ayerbe y que se puede ver en el Museo Centro de Arte Dos de Mayo, de Móstoles (Madrid) hasta el 21 de mayo.
“Tacón, pie, bastón” se presentó también con una performance creada especialmente para este museo, a cuya entrada hay una gran escalera de caracol que une las dos plantas. Una estructura imposible para algunos cuerpos por su falta de accesibilidad y, para otros, un acceso más entre dos pisos.
Arte y diversidad funcional
Por esta escalera bajó Badía, artista y mediadora cultural con discapacidad funcional, en su presentación acompañada de dos hombres vestidos muy elegantes como si de una diva del espectáculo se tratara, cumpliendo así un deseo, algo que a simple vista puede parecer normal o cotidiano para el mundo de las lentejuelas y la normatividad, pero que, tratándose de una mujer con sus circunstancias, no lo es. Una propuesta con la que desafía las miradas que se tienen hacia la discapacidad y hacia los cuerpos llamados perfectos.
A esta performance le acompaña una instalación con ritos y objetos del llamado territorio de lo femenino. Un inmenso sillón rosa espera al visitante, con un gran colección de zapatos que no sirven, en una zapatería concebida con la colaboración del Estudio Husos Arquitecturas. En esta instalación se podrán probar las prótesis, reflexionar sobre si los trayectos son accesibles, sobre las experiencias de tránsito o sobre cómo cada persona del público ha llegado hasta allí.
Necesito todavía reivindicar que soy mujer
“Necesito todavía reivindicar que soy mujer”, explica la artista a Efeminista. “Veo mucha diferencia entre otras mujeres artistas y yo. Ellas dan por hecho que tú eres mujer y que tienes problemas por serlo, sí; pero yo es que necesito todavía reivindicar que soy mujer”, recalca.
“Hago cosas en otras performances que han sido tradicionalmente femeninas, como bordar, y la diferencia más notable que veo es que las mujeres estamos atravesadas por la violencia de género por la brecha salarial, por el techo de cristal…, sí; pero es que hay que recordar que hay un 70 por ciento de paro entre las mujeres con discapacidad”.
“Cómo podemos pensar en conciliación familiar -continúa- cuando hasta hace un año y pico a las mujeres con discapacidad intelectual se nos podía esterilizar sin nuestro permiso. Entonces nosotras estamos en otro punto. Tenemos que reivindicar todavía más por abajo que lo que tiene que hacer una mujer sin discapacidad”, precisa.
Discapacidad y gordura, su fortaleza
Badía, en cuya web (www.costabadia.com) aparece una frase que es toda una lección de vida: “Todos somos igual de diferentes”, también se presenta en su perfil de linkedln como: Soy Costa, y nací sin dos trozos de cromosoma 6, sin parte de información genética necesaria para armar a un ser humano “tipo”. “Tal y como me explicó el genetista cuando me lo diagnosticaron con 23 años, yo era como un bizcocho que se había cocinado sin parte de los ingredientes para hacer un dulce perfecto, soy el bollo de los no normativos”.
También explica que ha estudiado mucho. Es técnica superior en Imagen, graduada en bellas artes y tiene un máster de posgrado de educación artística en instituciones sociales y culturales. “Lo que parecía una debilidad, mi discapacidad, y en menor medida, pero también, mi gordura, se han convertido actualmente en mi fortaleza”.
La Tullida Gallery
“Ver y entender la vida y el arte de manera diferente es una oportunidad -dice-. Mi trabajo como artista se centra en la validación del error, el desafío a los estereotipos de belleza y de comportamiento. Busco un camino alternativo investigando sobre la convivencia entre las personas normativas y las no normativas”.
También es fundadora de La Tullida Gallery un punto de encuentro entre el arte y la diversidad funcional. “Surge con intención de dar cobijo a propuestas artísticas que a menudo parten del activismo tullido pero abierto a cualquier tipo de diversidad, en donde se pretende hacer exposiciones, talleres y conferencias”, explica.