8M | Verónica Sánchez: La sostenibilidad medioambiental y el mundo rural serán feministas o no serán

Laura de Grado | Madrid - 8 marzo, 2023

En 2016 la educadora social y antropóloga de formación Verónica Sánchez, que también estudió agroecología, fundó, junto a un grupo de amistades, la cooperativa de alimentación sostenible Kikiricoop con el objetivo de transformar la forma de producir hacia una “mayor sostenibilidad y justicia social” y como una opción laboral para volver a habitar el paisaje rural asturiano, donde se crio.

Aunque la vuelta ha sido un proceso complejo, reconoce en una entrevista a Efeminista, ha sacado adelante proyectos colectivos transformadores como Varagaña, una asociación de investigación en agroecología y género para contrarrestar la sociología rural “tremendamente androcéntrica”; y la cooperativa del sector primario Kikiricoop, con “criterios de sostenibilidad y economía feminista”.

Verónica Sánchez, ‘neopaisana’ de 44 años, así se autodenomina, y mujer rural convencida de la necesidad de apostar por la sostenibilidad medioambiental, es una de las 8 mujeres que, con motivo del 8M, Día Internacional de la Mujer, Efeminista ha querido visibilizar por formar parte, de manera anónima, de causas o luchas a favor de los derechos de las mujeres y niñas en diferentes partes del mundo.

El mundo rural será feminista o no será

Tras varios años trabajando en Madrid, Sánchez, hija de un padre pastor y de una madre que trabajaba en una cooperativa de ayuda a domicilio, decidió volver a vivir al pueblo, a Cabranes, Asturias, de unos 150 habitantes, en busca de un proyecto vital transformador y sostenible para el medioambiente y “vinculado al territorio y enraizado”.

“Necesitamos una alimentación que no se cargue el planeta, que no sea industrial”, asegura Sánchez, por eso considera que la cooperativa que cofundó, Kikiricoop, es “parte de la solución”. Hasta el momento tienen dos proyectos: un catering de comida vegetariana y ecológica, con productos del territorio; y “Asturcilla”, una crema de avellanas que recupera variedades locales.

Integrantes de la cooperativa de alimentación sostenible Kikiricoop en Cabranes, Asturias. Foto cedida para uso editorial

Ella tiene claro que, además, “la sostenibilidad social y medioambiental y el mundo rural será feminista o no será” por eso dentro de la cooperativa han apostado por poner la vida y los cuidados en el centro, aunque eso suponga tener menos ingresos.

Han introducido “la perspectiva feminista a la hora de integrar los trabajos reproductivos en el trabajo de la cooperativa”, explica. Y lo han hecho a través de la creación del “turno de niños”, que permite que cada día una persona de la cooperativa cuide a los menores a cargo y que esas horas se coticen y cobren como laborales, igual que otras tareas como cocinar o hacer facturas. “Queríamos que el trabajo de cuidados dejase de ser algo molesto o que se hiciese a costa de los cuerpos y vidas de las mujeres que tienen dobles y tripes jornadas”, explica la cofundadora, y poder reivindicarlo como algo importante y necesario.

Reivindicaciones en el 8M

Pregunta (P).- ¿Cómo ha visto la evolución de los derechos de las mujeres en el último año?

Respuesta (R).- Creo la pandemia y los enfrentamientos fuertes que ha habido, como la fragmentación del movimiento feminista en estos últimos años, han influido un poco en la desmovilización. Vinimos de unos años, desde 2015, que fueron absolutamente impresionantes en cuanto a movilización. Entonces sí creo que la movilización ha bajado, aunque también hay otros procesos feministas que se dan y no tienen por qué ser en las calles. Sí que he visto más voces feministas y más diversas estos últimos años.

P.- Como mujer rural, ¿Qué reivindicaciones feministas tiene para estos territorios este 8M? 

R.- A nivel de reivindicación hay una cuestión que tiene que ver con los servicios públicos. Vivimos en una zona muy envejecida donde las mujeres son las principales cuidadoras formales e informales, es decir, tanto las que trabajan en los servicios de ayuda a domicilio, residencias, etcétera; como las que cuidan por relaciones familiares o las trabajadoras que están sin contrato, ya que muchas son migrantes. En este sentido, nos afecta la escasez de servicios públicos, porque cuanto menos apoyo y menos servicios públicos de cuidados, más carga de cuidados poco deseada o que no es posible eludir soportamos las mujeres.

También hay una cuestión que es la del transporte público, aquí no tenemos transporte público para nada y claro hay transporte privado pero…¿Quién no tiene transporte privado o no tiene carnet de conducir? Pues las mujeres mayores. Entonces dependen de otras personas para hacer cosas que son básicas, y eso afecta directamente a su calidad de vida.

P.- ¿Qué reivindicación tiene para las mujeres este 8M? 

R.- Yo he vivido un feminismo en el cual los debates eran posibles y que eso no producía la polarización que produce ahora y considero urgente bajar el volumen al odio, es lo que más ansío en este momento. No porque sea lo más importante como fin, sino lo más importante como proceso. Hemos conseguido muchas cosas y nos hemos arropado mucho y muchas de esas cosas siguen siendo extremadamente urgentes (los asesinatos, la violencia contra las mujeres en todas sus formas, la discriminación laboral…). Echo de menos poder discutir entre nosotras sin que eso suponga fracturas, daños y dolores. Bienvenido sea el debate pero vamos a saber hacerlo desde la no violencia.