8M | Costa Badía: "Nos queda reivindicar nuestro lugar como mujeres con discapacidad"

Carmen Sigüenza | Madrid - 8 marzo, 2023

"¡Que se me considere mujer con mis circunstancias!", este grito que sale de la boca de Costa Badía, la artista y mediadora cultural con discapacidad funcional parecería una obviedad, pero no lo es, porque Badía siempre se ha sentido aparte de todo, y su obsesión ha sido trabajar, compartir, sentirse mujer, querer, que la quieran, cuidar y ser cuidada. Pero el colectivo de mujeres con discapacidad, al que ella representa, todavía tiene que "reivindicar cosas que están todavía más abajo de lo que tiene que reivindicar una mujer sin discapacidad".

Y es que Badía, graduada en Bellas Artes, asegura en una entrevista con Efeminista que a las mujeres con discapacidad no se las ve como mujeres. "A menudo se habla de personas con discapacidad, pero sin diferenciar género, y eso es algo que me parece complejo. Que yo sepa no hay estudios por género. ¿Qué estudios tienen los hombres con discapacidad o las mujeres? Hay estudios de personas con discapacidad en general, y, obviamente, a las mujeres con discapacidad nos atraviesa el hecho de ser mujer, pero la sociedad parece que nos invisibiliza".

Ella es una de las 8 mujeres que, con motivo del 8M, Día Internacional de la Mujer, Efeminista ha querido visibilizar por abanderar de manera anónima causas o luchas a favor de los derechos de las mujeres y niñas en diferentes partes del mundo.

"Hemos conquistado el hecho de ser 'un ser humano', que hasta hace 30 años ni siquiera lo éramos -dice la artista-. Así es que lo que nos queda es reivindicarnos como mujeres con discapacidad. El feminismo está ya reivindicando otras cosas lógicamente porque se da por sentado que son mujeres, pero nuestra siguiente conquista es esa: conquistar nuestro lugar como mujeres con discapacidad".

Costa Badía, que actualmente tiene la exposición "Tacón, pie, bastón" en el Museo Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) en Móstoles, es una artista fuerte con un discurso positivo. Combativa, provocativa, muy irónica y que induce a la reflexión constantemente. "La violencia no es mi lenguaje", recalca. "Con los malos modos y la violencia me quedo bloqueada. Para mí es muy importante hablar desde la simpatía, y me gustaría que la gente también me hablara así, y para transmitir su mensaje utiliza el activismo tullido.

Como lo hace también desde su página web "La tullida gallery", un proyecto que nace para ser un punto de encuentro entre el arte y la diversidad funcional. Además, tiene la web: costabadia.com. donde se incluye una foto de portada con la imagen de los pies de Badía y en la que se puede leer: "Todos somos igual de diferentes".

Costa Badia, diversidad funcional

Costa Badía, Arte Tullido

"Queda mucho por hacer pero lo importante es que cambie la mirada de la sociedad".

"Utilizo el arte para el activismo tullido, con el que reivindico los cuerpos diferentes. Si me llaman tullida a mí no me duele, lo tengo asumido porque es así, es como si me dices que soy castaña oscura. No hay dolor, eso que me estás diciendo, ya lo sé. Es reivindicar lo diferente. Lo más importante es el respeto y no juzgar. Queda mucho por hacer, pero lo importante es que cambie la mirada de la sociedad", señala esta artista que también trabaja en el departamento de Educación, en la parte de mediación cultural de programación aplicada a la accesibilidad de las personas con discapacidad, del Museo de Arte Reina Sofía.

Ante la pregunta de si se siente representada en las reivindicaciones del 8M, la artista asegura que lo que tiene claro: ser "considerada mujer con mis circunstancias".

"Sí; sobre todo eso -dice-, ser parte del mundo. Yo siempre me he sentido aparte desde que era pequeña. Cuando era pequeña los juegos eran muy físicos y en el recreo en el patio iba preguntando: ¿oye puedo jugar? y me decían que no, porque no tenía gracia jugar conmigo, y me iba a la biblioteca a leer y leía libros y libros, y luego era la rara porque leía y daba asco. Mi obsesión es ser parte de algo, ser parte de la sociedad y tener gente con la que compartir, como a mucha gente le pasa, que te quieran ¿no?

Y cómo vamos a estar hablando de discriminación laboral, de brecha salarial, techo de cristal, y todo eso... si tenemos un 70 por ciento de paro entre las mujeres con discapacidad. Cómo podemos estar pensando en la conciliación familiar cuando hasta hace un año y pico o dos a las mujeres con discapacidad intelectual se nos podía esterilizar sin nuestro permiso. Es como que estamos en otro punto, o cuando un ginecólogo te cuestiona que tu quieras quedarte embarazada. Entonces nos tenemos que reivindicar todavía más abajo de lo que tiene una mujer sin discapacidad.

Mujeres con discapacidad y violencia de género

En temas como la violencia de género hay que pensar que hay mujeres que no pueden salir de su casa. Hay mujeres que viven en un cuarto sin ascensor, que sus maridos les pegan y van en sillas de ruedas. ¿Entonces qué haces? porque con esta cuestión psicológica que hay hoy con el maltrato, para que una mujer despierte y pueda huir de casa; sí, claro qué sí, pero una mujer que va en sillas de ruedas ¿qué hace?

Otro tema es el de hablar de mujeres con discapacidad sobrevenida por cualquier causa, un accidente o lo que sea, y entonces el marido se convierte en un héroe porque se queda cuidándola. Y les dicen a ellas : 'estarás contenta, eh! porque se ha quedado contigo', después de adquirir una discapacidad. Eso es horrible y eso me lo han contado algunas mujeres; mientras que si es al revés, y es es el hombre el que queda discapacitado, eso no es nada llamativo porque es lo que siempre toca a la mujer, cuidarlo. De hecho, hay más divorcios cuando la mujer es la que adquiere la discapacidad porque la mujer es la que tradicionalmente cuida, y de eso, de una manera u otra, hablan mis performances y mi instalación en el CA2M.

Como artista también me interesa el tema de los cuidados porque a mí me han criado para ser cuidada no cuidadora. Para mi es toda una performance que llegue alguien a casa y cocinar para ellos y estar pendiente de lo que necesita el otro, porque nunca lo he hecho y me pregunto si seré buena anfitriona, concluye Badia con humor y bonhomía.



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