
Cubierta de la autobiografia "Mi historia" de Rosa Parks. Foto: Plataforma editorial
Rosa Parks, el “no” que desafió a la segregación racial en EEUU
Era diciembre de 1955 y Rosa Parks volvía a casa sentada en un autobús de Montgomery (Alabama) cuando se negó a ceder su asiento a una persona blanca. Lo que no sabía la modista y, por aquel entonces, secretaria de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), era que su “no” sentaría un precedente para el movimiento por los Derechos Civiles de Estados Unidos y que se convertiría en un referente en la lucha contra la segregación racial.
Esta historia está recogida en la autobiografía de Rosa Parks (1913-2005) “My story”, escrita en 1992 junto al autor Jim Haskins, que reedita ahora en español Plataforma Editorial bajo el título de “Mi historia”, con traducción de Montserrat Asensio Fernández.
“Una tarde, a principios de diciembre de 1955, estaba sentada en la primera fila de asientos para personas de color en un autobús de Montgomery, Alabama. Los blancos ocupaban la sección blanca. Subieron más personas blancas y todos los asientos de la sección blanca quedaron ocupados. Cuando eso sucedía, nosotros, los negros, debíamos ceder nuestros asientos a los blancos. Pero no me moví. El conductor, blanco, me dijo: ‘Deja libre esa primera fila’. No me levanté. Estaba cansada de ceder ante los blancos“, relataba Parks en su obra.
La vida de Rosa Parks, mujer y afroamericana
El libro recorre la vida de la afroamericana desde una infancia y juventud marcada por las leyes Jim Crow, herederas de la esclavitud, que mantuvieron la segregación racial en el sur de Estados Unidos; hasta una edad adulta en la que participó, junto a Martin Luther King, en diversas marchas a favor de los derechos civiles.
Nacida en Montgomery, hija de un carpintero y de una maestra, Rosa Parks se dio cuenta con apenas seis años de que, por su condición de afroamericana, no era libre.
Así, rodeada de una violencia contra las personas negras que se intensificó a finales de los años 40, fue forjándose el espíritu inconformista de una afroamericana y mujer.
“No” a la segregación en los autobuses
En esa época, los autobuses estaban segregados: la parte de delante estaba reservada para personas blancas y si se ocupa la sección blanca entera, los negros tenían que ceder sus asientos. Esta ley era la que más enfadaba a las personas afroamericanas porque eran “más del sesenta y seis por ciento de los pasajeros”.
El 1 de diciembre Rosa Parks fue arrestada por no ceder su asiento a un pasajero blanco. Unos meses antes, una joven de quince años, Claudette Colvin, también se había negado a ceder su asiento en un autobús de Montgomery a una mujer blanca de mediana edad. Sin embargo, fue el caso de Rosa Parks el que encendió la chispa.
“La gente siempre dice que no cedí el asiento porque estaba cansada, pero no es cierto. No estaba cansada físicamente o, al menos, no mas cansada de lo que solía estar al salir del trabajo. No, de lo único que estaba cansada era de rendirme”, explica en el libro.

Dos visitantes se sientan en el asiento de autobús que Rosa Parks se negó a abandonar por ser para personas blancas el 1 de diciembre de 1955 en Montgomery, Alabama. EFE/Jeff Kowalsky
Boicot a los autobuses
A raíz de su detención, se inició un boicot a los autobuses que duró once meses, durante los cuales los afroamericanos se organizaban para viajar en coches hasta que el 13 de noviembre de 1956 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos declaró inconstitucional la segregación en los autobuses de Montgomery.
Sin embargo, no se subieron a los autobuses hasta que la sentencia se hizo oficial, el 20 de diciembre. Además, al lucha se extendió a otras ciudades como Birmingham (Alabama) o Tallahasse (Florida) que iniciaron sus propios boicots en los autobuses.
Durante esa época de protestas y marchas Parks no cesó de recibir amenazas como “tu tienes la culpa de todo, deberían matarte”.
Marchas sin mujeres
El movimiento en defensa de los derechos civiles se vio reforzado por la aparición de la figura de Martin Luther King y su máxima de no-violencia. Rosa Parks llegó a participar en la histórica marcha de 1963 en Washinton para exigir leyes federales que protegieran los derechos civiles.
Sin embargo, como reconoce en sus memorias, “a las mujeres seguían sin permitirles desempeñar papeles relevantes” en estas luchas. Ejemplo de ello es, reivindica, que no hubo oradoras en la programación en la que King pronunció su célebre discurso “Tengo un sueño”.
Rosa Parks falleció en octubre de 2005 consciente de que aún existía “racismo y violencia racial”, sin embargo la semilla que plantó llega hasta las luchas antirracistas de hoy.