
Un grupo de mujeres participa en una protesta contra la opresión de los derechos de las mujeres en Afganistán, tras la vuelta al poder de los talibanes, en Mazar-e-sharif (Afganistán), este miércoles. EFE/ Stringer
La ONU apoyará escuelas clandestinas y educación por internet para las niñas en Afganistán
En el marco del segundo aniversario de la toma del poder de lo talibanes, Gordon Brown, enviado de Naciones Unidas para la Educación Global, ha declarado que la ONU apoyará las escuelas clandestinas en Afganistán.
En la rueda de prensa virtual Brown también ha indicado que el organismo financiará y patrocinará la educación por internet para todas las niñas obligadas a abandonar el sistema educativo tras la escuela primaria.
Pese a que no ha querido dar detalles sobre esas escuelas secretas “por miedo a que las cierren”, si que ha especificado que “varias organizaciones están apoyando estas escuelas clandestinas”. Una unión de esfuerzos que, según Brown, busca revertir la orden del régimen talibán de excluir a las niñas de la escuela secundaria y la universidad.
“Un apartheid de género”
También ha anunciado que ha llevado la cuestión de la exclusión de las niñas de las escuelas al Tribunal Penal Internacional, donde ha explicado al Fiscal Karim Khan sus argumentos: prohibir la educación femenina equivale a “un apartheid de género” y puede ser considerado como “un crimen contra la Humanidad”.
Según Brown, que aún no ha recibido la respuesta de Khan, esa prohibición viola al menos tres convenciones internacionales de la ONU: la de derechos de la infancia, de derechos de las mujeres y de derechos económicos y sociales, toda vez que la educación es “un derecho fundamental”.
Se debe y se puede hacer más
Brown también alerta que la comunidad internacional “puede y debe hacer más” para obligar a los talibanes a revertir esa decisión, y sugiere, por ejemplo, que Estados Unidos y el Reino Unido sigan el ejemplo de la Unión Europea para aplicar sanciones concretas a Afganistán, o que los países musulmanes manden a una delegación a Kandahar, feudo del régimen talibán, para explicar cómo el islam no apoya de ningún modo privar a las niñas de educación.
En su opinión hay “grietas en el régimen” afgano sobre las cada vez más estrictas medidas contra las mujeres, la última de ellas su exclusión de lugares públicos, incluidos cementerios, y el mundo debería explotarlas para hacer entrar en razón al núcleo duro del régimen atrincherado en Kandahar.