
Mary Beard, catedrática de Historia y Literatura Clásicas de la Universidad de Cambridge y divulgadora sobre el mundo grecorromano. EFE/Xoán Rey
Mary Beard: La mirada masculina decide qué es pornografía
La dimisión de una profesora en Florida tras la polémica surgida por enseñar a sus alumnos imágenes del David de Miguel Ángel es un ejemplo de cómo la mirada del hombre interpela al arte y decide “qué es pornografía y qué podemos ver”, según ha asegurado la especialista y divulgadora de la Antigüedad Clásica Mary Beard.
“Es mucho más interesante que decir que es una cosa estúpida. Debajo de todo eso está la importancia de entender cómo nos miramos y cómo vemos“, ha advertido Beard, que ha visitado la capital gallega para dar una conferencia y para recibir en la Universidad de Santiago (USC) el título de doctora “honoris causa”.
La catedrática británica de Historia y Literatura Clásicas de la Universidad de Cambridge es toda una estrella mediática. Sus libros más recientes, “SPQR: La Historia de la Antigua Roma”, “Mujer y poder: un manifiesto” o “¿Cómo miramos?” se han convertido en auténticos éxitos de ventas y sus apariciones en televisión hablando sobre el mundo clásico han enganchado a decenas de miles de espectadores.
En una rueda de prensa, Beard ha contestado a las preguntas de un grupo de periodistas y ha reflexionado sobre la controvertida dimisión de la profesora de una escuela de Florida tras mostrar en clase de arte a niños de 11 años el desnudo de una de las figuras más representativas de la Historia del Arte: el David de Miguel Ángel.
La mirada masculina en el arte
La obra fue señalada por los padres de los alumnos como una obra pornográfica, algo que Mary Beard considera que tiene que ver con la “mirada masculina”.
“No se puede entender la Historia del arte europeo desde la Antigüedad si no se entiende que la mirada estándar fue la de un hombre mirando a una mujer desnuda“, explica la experta, que añade que incluso aunque en este caso la figura sea masculina, la mirada que decide lo que es “apropiado o no” la dictan los hombres.
“Suele ser el hombre el que decide las reglas sobre lo que la gente puede o tiene que ver. Sobre los hombres y sobre las mujeres”, ha zanjado.
Beard relaciona pornografía y poder y aunque considera que las cosas han cambiado un poco, porque la mujer está desde hace unas décadas “retando” esa mirada sobre el cuerpo femenino, aún queda “mucho por hacer”.
El impacto del desnudo
Como buena divulgadora, Mary Beard ilustra con ejemplos, cómo no, de la Grecia clásica. Alude en primer lugar a la Venus de Cnido, de Praxíteles, la primera escultura que representaba a una mujer desnuda.
Según afirma, en su momento causó “mucho impacto”. Su primer cliente la rechazó y finalmente terminó exhibida al público, convirtiéndose rápidamente en toda una atracción turística.
Hasta el punto de que, según cuenta, un joven del pueblo “se enamoró literalmente de la estatua” y logró encerrarse con ella para hacer el amor. Tras ello se suicidó.
“Muchas veces la mirada es una mirada sexual de una mujer que pertenece o es propiedad del que mira”, explica.
También el propio David, siglos después, al ser exhibido en Florencia, causó polémica. Tras unos meses, sus genitales fueron ocultados bajo una tela, explica Beard.
“El desnudo sigue teniendo ese poder de impacto. No es tan simple como decir que nos volvemos más puritanos. Es una cosa antigua”, añade la experta.
Precisamente, el desnudo fue el caso de estudio que la catedrática escogió para la serie documental que estrenó en la BBC, titulada “El choque del desnudo”, donde explora cómo se relaciona el ser humano con la desnudez.
En uno de sus capítulos, llegó incluso a sufrirlo en su propia piel, desvistiéndose para ser retratada y generando un gran impacto
El mundo romano
Ahora bien, si por algo es conocida Mary Beard, es por su divulgación acerca del mundo romano, del que no habla maravillas.
“No admiro a los romanos. Eran conquistadores brutales, que, sin embargo, a lo largo de la Historia, han tenido muy buenos relaciones públicas y por eso les vemos con buenos ojos”, asegura.
Eso no quiere decir, por otro lado, que niegue que ciertos aspectos del mundo clásico perduran en la actualidad y que aunque los romanos no resuelven nuestro problemas del día a día, según Beard, “sí que pueden ayudarnos a tener una perspectiva distinta de nosotros“.
Más ahora, que añade que desde hace unas décadas el mundo grecorromano se ha estudiado sin pensar “únicamente en los hombres ricos blancos” y se ha empezado a conocer más sobre cómo vivían y se comportaban los esclavos, las mujeres o los niños, y no solo “los grandes generales”.