"Matrioskas", de Marta Carnicero, da voz a las mujeres violadas en la guerra de Bosnia

Carmen Sigüenza / Cristina Bazán | Madrid - 31 mayo, 2023

"Matrioskas", de Marta Carnicero Hernanz (Barcelona, 1974), es una novela durísima y necesaria sobre el horror de la violencia sexual que padecieron las mujeres y las niñas en la guerra de Bosnia. Literatura de la que golpea en el estómago y después de cuya lectura sales transformada. Una novela sobre el dolor infinito, sobre "dolores encapsulados", sobre la memoria, la reparación de mujeres rotas. De la identidad y del amor más allá de la sangre, del amor no biológico, del amor de la piel.

La escritora tiene dos novelas anteriores, "El cielo, según Google" y "Coníferas", ambas con muy buena crítica, pero la publicación de "Matrioskas" (Acantilado) está siendo todo un acontecimiento. Hasta Pedro Almodóvar ha tenido palabras de elogio para ella y ha mostrado su interés por llevar a cabo su adaptación al cine.

Una lupa sobre la violación como arma de guerra. "A mí me gustaría saber si estas personas después de manera individual, cuando todo ha terminado, son capaces de perdonarse", explica a Efeminista la autora en una entrevista.

"Matrioskas", de Marta Carnicero

P.- Cuéntenos ¿qué es "Matrioskas", cómo nace este libro?

R.- Yo fui a ver una exposición que estaba montada en la prisión Modelo de Barcelona, con todo lo que ello conlleva, porque impresionaba muchísimo. Era una exposición sobre la violación como arma de guerra y allí me di cuenta de que se hablaba de cifras. Soy ingeniera industrial pero soy muy mala recordando cifras, y esas 50.000 mujeres violadas me mataban. Pensaba: vas a salir de aquí sin acordarte de si eran 50.000, si eran 500.000 o 5.000... y las imaginé todas una detrás de otra y pensé que lo que tenía que hacer era aprovechar el pequeño altavoz o gran altavoz que brinda la escritura para poder hablar de todo ello.

P.- Háblenos del título.

R.- "Matrioskas" tiene por una parte la lectura obvia que tiene que ver con esa transversalidad de las diferentes generaciones: abuela, madre, hija, etc. Pero no es una novela sobre las familias, ni mucho menos. Es una novela que trata, entre otras muchas cosas, de la encapsulación del dolor, del trauma de la reparación posible. Estamos hablando de unas mujeres muy concretas. De mujeres que tienen que encapsular y cubrirse con piel y otra piel y otra piel, tratando de que ese exterior no lastime más de lo que ya las ha lastimado.

Violaciones en la guerra de Bosnia

P.- ¿Cómo fue escribir ficción de un tema tan doloroso como es la violación de mujeres y niñas?. De cómo los hombres se convierten en verdaderas bestias en las guerras.

R.- Yo hago ficción, porque es lo que sé hacer: escribir novelas. Me pregunté en el momento de tratar este tema si realmente debía de entrevistar a personas que hubieran pasado por ese trauma y me pareció que no era lícito escarbar en la herida en nombre de un texto que ni siquiera sabía si se iba a publicar; así que decidí utilizar la empatía y vestir a esos personajes con pequeños detalles que sí pueden tener que ver con mi vida personal, e imaginar a ese personaje en una situación terrorífica como es la del contexto bélico, cuando no sabes qué te va a pasar pero sí sabes que vas a ser objeto de humillación, de vejación para desmoralizarte, para herir; para, vamos a decir, ganar la guerra, aunque yo todavía no he sido capaz de ver de qué manera una violación permite ganar una guerra.

P.- Hana y Sara, las protagonistas 

R.- Es una historia donde encontramos dos tramas que se entrecruzan y que se van acercando hasta casi confluir. Son dos tramas que están protagonizadas por mujeres muy distintas, una es Hana, una mujer que ya está en los 40, que ha vivido el trauma y trata de reconstruirse aunque hayan pasado dieciocho años desde aquel momento, que en un principio sabe o quiere reconstruirse a través de la venganza, pero que en un momento determinado ve que eso no es posible y que va a tener que reorientar su camino si quiere conseguir algo.

Por otra parte tenemos a la otra protagonista, Sara, una adolescente que vive una adolescencia feliz, convulsa, como todas las adolescencias, pero feliz y acomodada; una adolescencia de primer mundo en la ciudad de Barcelona, sin sospechar que su origen puede ser distinto de lo que le han contado. Ella conoce y descubre una serie de cosas que le hacen plantearse querer saber más.

La memoria, el olvido, la adopción

P.- En la novela hay muchos temas, dos de los más importantes: la memoria y el olvido.

R.- Sí, la memoria y el olvido son temas recurrentes en mis novelas, tanto en “El cielo, según Google”, la primera, como en "Coníferas", la segunda. Aquí he querido ir un poco más allá y tratar también la memoria colectiva, lo que conforma la identidad como pueblo y hasta qué punto esa memoria colectiva no está hecha de memorias individuales, de identidades individuales que tienen más peso que el peso del pueblo y de la estirpe, por decirlo así.

P.- Otros temas son la maternidad y la adopción.

R.- Sí, el tema de la adopción también parece ser un tema que a mí me sorprende; porque, a veces, cuando escribo descubro cosas que no sabía que me preocupaban, no que me interesaban, pero sí es verdad que siempre escribimos pensando en aquello que nos interpela, la felicidad es más limitada a la hora de narrarla. Seguro que hay alguien que lo haga muy bien, pero no es mi caso.

Entonces sí es cierto que la cuestión del amor y la forma como las relaciones se conforman, me interesan. Y son algo que tienen más que ver, en mi opinión, con la piel que con la sangre. Y ahí, pues el tema de la adopción es algo que es recurrente, porque tengo muy claro que el amor no depende de la gestación biológica. 

P.- Habla de las violaciones, pero también de las niñas y niños que se quedaron sin madre o que fueron dados en adopción o de los que estaban por ahí vagando y que fueron olvidados.

Exactamente, claro, una de las consecuencias de la violación como arma de guerra es que estas mujeres quedaban embarazadas y esos niños nacían, pero representaban para ellas el fruto del trauma. Eran niños rechazados, eran niños que nacían culpables sin haber hecho nada.

En esa exposición de la que te hablaba al principio lo que vi, aparte de ver fotografías en gran formato de mujeres que habían pasado por el trauma, eran sus ojos, un dolor que no sé si todavía persistía, pero a mí sí me parecía verlo. Vi también otras miradas que eran las miradas de esos niños, que ya eran mayores, y que estaban buscando seguramente su sitio, su origen y estaba preguntando todavía por qué ese rechazo y preguntándose qué hacían con esa mitad de material genético que les pertenecía y que venía directamente de una bestia, de un violador, de un asesino.

P.- ¿Después de haberse metido en este trauma y en la mente de estos violadores, cómo analiza esa conducta bestial? ¿Por qué sigue pasando en todas guerras?  

La pregunta es si hay algún tipo de explicación. Esta novela es muy reflexiva, cuando escribo sobre algo, sobre lo que sea, lo estudio desde todos los puntos de vista posibles o al menos en los que yo veo. Y mi obligación, como escritora, es hacerme todas las preguntas, conseguir todas las respuestas. No siempre es fácil y esa es una de las respuestas que no he sido capaz de darme, qué es lo que hace que los hombres en ciertos contextos, en contextos bélicos, cuando están contra las cuerdas, se puedan llegar a convertir en bestias.

Por supuesto eso no pasa en todos los casos, pero sí en tantísimos casos que es difícil comprender cómo funciona la naturaleza humana.

P.-  La masa, la manada, el grupo empeora estos comportamientos.

 R.- Exactamente. Bueno, esto lo hemos visto tristemente en ejemplos de manadas, no hace falta ir muy lejos. Y lo hemos visto también en los patios de colegio y hablo de niños y de niñas. Es decir, cuando estamos en grupo, nos envalentonamos y nos comportamos de manera que, bueno, que nos perdonamos cosas que no nos perdonaríamos de forma individual. A mí me gustaría saber si estas personas después de manera individual cuando todo ha terminado son capaces de perdonarse.

La estructura de la novela

P.- Hablemos de la estructura del libro. Esta novela requiere a un lector concentrado ¿Cómo se lo planteó?

Lo que me pasa es que soy una persona que disfruta escuchando conversaciones ajenas. Por ejemplo, en el transporte público siempre tengo el oído puesto. No porque pretenda escribir nada, sino porque tengo esa curiosidad. Entonces me gusta empezar las historias de esa manera, de la misma forma que cuando tu pones la oreja no existe una introducción, un nudo y un desenlace, sino que vas tirando del hilo y te vas preguntando si aquellas personas que hablan son padre e hijo o son no sé qué... pues buscas las relaciones y qué es lo que ha sucedido y de qué están hablando. En la novela también me gusta empezar en medio de la nada. Me gusta empezar en medio de la historia de manera que cada cual vaya diciendo: "Bueno, ¿qué me está contando esta mujer?".

Los dos primeros capítulos o tres pueden despistar un poco porque no sabes bien quién habla y por qué habla, hay dos voces muy diferenciadas. Una voz en segunda que a mí me parece que es una voz que interpela, es esa voz que tenemos todas y todos dentro, que nos hace preguntarnos cosas y que nos lleva a un diálogo interior y que es la voz que he asignado a Hana, al personaje más mayor, el que viene del trauma. Luego hay una voz, vamos a decir fresca, aunque no es un adjetivo que me gusta, que es la voz de Sara, que es esa protagonista que es adolescente y que está bastante enfadada con el mundo, para empezar con sus padres.  Es una voz mucho más, vamos a decir, cañera. Ahí, pues bueno, las dos voces se van entrecruzando y finalmente vas comprendiendo el porqué de las cosas.

P.- Primero salió el libro en catalán y luego usted hizo la traducción al castellano. El libro va muy bien, no? Ha recibido muy buenas críticas hasta de Pedro Almodóvar.

Está yendo muy bien. Estoy  muy contenta porque pronto tendremos una segunda edición y va a salir, creo, con la frase de Almodóvar en la faja. Estuvo el otro día en un programa de TVE, Página dos, y durante dos minutos y medio habló de la posibilidad de adaptar mi novela al cine. Ojalá fuese así, pero si no es así ya es un regalo ver que te leen, ver que realmente la novela es un diálogo con tantísimas personas a las que jamás voy a conocer, pero que de alguna forma estoy conociendo. 



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