Hannah Arendt poesía

Portada del libro de POEMAS, de Hannah Arendt. Foto cedida por la editorial Herder

La poesía de Hannah Arendt, su faceta menos conocida

Carmen Sigüenza - 14 mayo, 2020

La gran filósofa alemana de origen judío Hannah Arendt fue una de las pensadoras más importantes del siglo XX  y amaba la poesía. “La poesía ha sido muy importante en mi vida”, dijo en la famosa entrevista que concedió en 1964 a Günter Gaus a la televisión. Ahora, por primera vez,  un libro publicado por Herder recoge toda su poesía en español.

“Poemas” es el título del volumen que muestra esta faceta muy poco conocida de la intelectual que ahondó en los totalitarismos,  de esta “teórica política”, como gustaba llamarse,  que diseccionó la condición humana y cuyo mayor aforismo decía : “Lo que quiero es comprender”.   

 El dolor y la pérdida, ejes de su poesía 

Durante décadas Arendt ( Hannover, 1906-Nueva York, 1975) escribió poesía. En este libro, que se divide en dos partes,  los poemas de juventud de 1923 1926 y los de 1942 a 1961 que pertenecen ya a su etapa de Estados Unidos, incluye también un potente y amplio estudio de su poesía realizado por Irmela von der Lühe.  Además de un apartado donde se recogen las ediciones donde se han ido publicando los poemas de Harendt hasta hoy, versiones o poemas sueltos.

El dolor y la pérdida son el eje central de la poesía de la pensadora alemana adelantada a su tiempo que supo crear una obra lúcida y brillante que va desde la filosofía a la religión, pasando por la política y la ética .

Aunque nacida en Linden (Hanover) creció en Konigsberg, la ciudad de su admirado Emanuel Kant, y  estudió Filosofía en Marburgo con Heidegger, con quien mantendría un breve romance a finales de los años veinte y a cuyo favor testificaría dos décadas después, cuando se estudiaba el alcance de su pasada vinculación con el nazismo.  A ella, aquellos años oscuros le supusieron la pérdida del derecho a la enseñanza y la obligaron a escapar, primero a Francia, donde trabajó ayudando a enviar niños judíos en peligro a Palestina, y, finalmente, a Nueva York, donde residiría hasta su muerte y donde obtendría la nacionalidad americana.

Los orígenes del totalitarismo

Autora de obras como “Los orígenes del totalitarismo”, donde reflexiona sobre el totalitarismo tanto de Hitler como de Stalin (1951), “La condición humana” (1958), “Eichmann en Jerusalén”, en torno al proceso al nazi Adolf Eichmann y que le acarreó fuertes críticas en Israel, o “La vida del espíritu”, Hannah Arendt fue siempre “una sirviente del espíritu” para quien la verdad constituía “el más elevado signo del pensamiento”, según la  biografía de la escritora francesa Laure Adler.

Poemas que se sienten, poemas que se piensan

¿Pero cómo vive uno con los muertos? Di, /¿dónde está el sonido que atenúa el trato con ellos? /¿Cuál es el gesto cuando, encauzándonos por él,/ deseamos que la cercanía misma nos rehúse?/ ¿Quién conoce el  lamento que nos los aleja y corre el velo ante la mirada vacía?/¿Qué nos ayudará a venirnos con su ausencia/haciendo que revierta en ese sentir con el que aprendemos a sobrevivir?”, escribe Harendt en un poema dedicado a H.B (Hermann Broch).

“Hay mansedumbre/en la concavidad de nuestras manos,/cuando la palma se amolda a la forma ajena”, escribe también una Harendt que piensa el sentimiento y siente el pensamiento, como decía Unamuno, y por cuyos poemas pasan el amor, la herida,  la soledad, la noche, la despedida o el desamparo.

                  “Su aforismo ‘Lo que quiero es comprender’, se dirige contra la mayoría de sus colegas masculinos”

Con respecto a la máxima de Harendt, “Lo que quiero es comprender”,  la profesora Irmela von der Lühe explica en las páginas de este libro que: “Como balance de una vida privada y política, de una vida que ha sufrido la experiencia de la ruptura con la tradición y de la ‘conmoción’ del exterminio judío, este aforismo se dirige al mismo tiempo contra la mayoría de sus colegas masculinos.

“En la entrevista -contínua- que le hizo Günter Gaus, Hannah Arendt explicaba asimismo y de manera no menos incidental, que a los hombres ‘les gustaba muchísimo actuar dejando huella‘, es decir, ganar poder e influencia, mientras que lo que ella quería era ‘comprender‘”.

Los poemas de Hannah Arendt complementan su gran obra filosófica realizada en “tiempos sombríos” .