"Historia de la sororidad" revindica la trayectoria histórica de la solidaridad entre mujeres

Ángela Atienza, catedrática en Historia Moderna de la Universidad de la Rioja y coordinadora del libro "Historia de la sororidad. Historias de la sororidad" (Marcial Pons, Ediciones de Historia)

Ángela Atienza: “La historia de la sororidad es tan antigua como la hegemonía del patriarcado”

Ane Amondarain | Madrid - 3 marzo, 2023

En 2018 se introdujo en el Diccionario de la lengua española el término “sororidad”, que alude a la relación de solidaridad entre mujeres. Sin embargo, el libro “Historia de la sororidad. Historias de la sororidad” muestra que el significado de este término viene de siglos atrás.

“La historia de la sororidad es al menos tan larga como la de la hegemonía del patriarcado”, declara en una entrevista con Efeminista la coordinadora del libro y catedrática de Historia Moderna en la Universidad de La Rioja Ángela Atienza.

“Historia de la sororidad. Historias de la sororidad” (Marcial Pons) reúne diferentes ensayos, en los que se ahonda en las diversas formas y manifestaciones de la solidaridad femenina en la Edad Moderna (s. XV – s. XVIII) para combatir la narrativa patriarcal que “ha ido configurado una imagen de las mujeres en las que la sororidad no tiene cabida ni existencia”, señala Atienza.

“Me he propuesto que podamos hablar del ‘imaginario insolidario de la feminidad’ para redefinir esta construcción cultural sobre nosotras. Un imaginario que nos presenta y representa como enemigas, antagónicas y hostiles entre nosotras. Y que incide en que esa hostilidad y rivalidad forman parte de nuestra naturaleza”, agrega.

Una mirada histórica

La catedrática en Historia Moderna Ángela Atienza (Calatayud, Zaragoza,1963) reconoce que “ha sido la eclosión y la gran proyección de la sororidad actual la que nos ha hecho ‘ver’ y distinguir la histórica”.

“Este es uno de esos ejemplos claros de cómo las preocupaciones del presente orientan las preguntas sobre el pasado”, declara la investigadora.

El fenómeno de la sororidad ha sido estudiado desde perspectivas antropológicas, sociológicas o desde la filosofía política, pero “no hay nada hecho en perspectiva histórica” más allá de la edad contemporánea, señala Atienza, quien defiende el potencial transformador de esta disciplina y subraya que en lo que respecta a esta temática está todo por hacer.

Preguntada, entonces, por el silenciamiento de la historia de la sororidad, que también ocupa el mundo medieval y la Antigüedad, Atienza manifiesta que esta pregunta “va al corazón de la Historia con mayúscula” porque es una cuestión relacionada con el poder y la cultura.

“El poder es el poder de nombrar y también el de silenciar”.

Han pasado siglos y siglos para darle nombre a la solidaridad entre mujeres, y es que para la historiadora, “el poder es el poder de nombrar y también el de silenciar”.

“Sororidad”, por primera vez en letra impresa

Para encontrarnos por primeva vez con la palabra “sororidad” en letra impresa, Atienza se traslada a 1921, cuando en un artículo publicado en el semanario de Buenos Aires “Caras y Caretas”, Miguel de Unamuno muestra su extrañeza por la ausencia en el léxico español de una palabra que nombre esta realidad.

El artículo se titula “Sororidad. Ángeles y abejas” y allí Unamuno reflexiona sobre el personaje de Antígona de la tragedia griega de Sófocles.

“Antígona queda como el eterno modelo de la piedad fraternal y del anarquismo femenino. ¿Fraternal? No; habría que inventar otra palabra que no hay en castellano”, escribe Unamuno.

Esa palabra es sororidad y, como señala Atienza, nadie coge el testigo hasta varias décadas después.

Literatura feminista

“No va a ser hasta comienzos de los setenta del siglo XX cuando asistimos a la eclosión de la noción en el marco del movimiento feminista que empujaba un grupo de mujeres de Nueva York”, explica la historiadora.

Entonces, Susan Brownmiller formuló la expresión “sisterhood is powerful” (la sororidad es poderosa), un concepto que pronto se abriría paso en la literatura feminista americana con conocidas escritoras como Robin Morgan o Kate Millet, entre otras.

“Esa expresión dará significado político a la entidad y a la identidad de la sororidad y también le aportará el perfil combativo con el que entendemos y vemos la sororidad actual”, agrega la catedrática.

Para Atienza, el poner nombre al afecto entre mujeres y su posterior difusión “es la conquista del reconocimiento y la designación de una realidad que había estado presente en la vida de las mujeres desde siempre”.

Sus formas y manifestaciones en la Edad Moderna

Sin embargo, la sororidad contemporánea no es la misma que se da en la Edad Moderna, aunque “las contribuciones del libro dan cuenta de las numerosas ‘causas’ que empujan las manifestaciones de solidaridad de género” desde hace siglos, expresa la investigadora.

Así, la historiadora Mariela Fargas se centra en el estudio de la sororidad en esta época dentro del entorno familiar y matrimonial, y relata cómo las mujeres se intercambiaban joyas o legados hereditarios para ayudarse en las dotes de las futuras esposas.

O, por ejemplo, la historiadora María José de la Pascua estudia las vidas de las “mujeres solas”, las viudas, abandonas o solteras por elección que gobernaban sus hogares, para superar el componente victimizante atribuido históricamente a estas mujeres.

En definitiva, “Historia de la sororidad. Historias de la sororidad” es un compendio de ensayos que contribuyen a arrojar luz sobre la genealogía de la amistad entre mujeres con el objetivo de quebrantar, de una vez por todas, el silenciamiento al que ha sido sometida esta realidad.