Elena García científica exoesqueleto

La investigadora Elena García ha creado el exoesqueleto dirigido a niños. EFE/Diego Pérez

El exoesqueleto de la española Elena Garcia, pendiente de aprobación

EFE | Madrid - 16 febrero, 2021

El primer exoesqueleto biónico para ayudar a caminar a niños con enfermedades neurológicas, diseñado por la científica española Elena García, podría llegar a hospitales y clínicas durante el primer semestre de 2021 si recibe la certificación de la Agencia del Medicamento, lo que significará “un gran paso” para la ciencia.

Esta doctora en Ingeniería Industrial ha desarrollado un modelo que pretende mejorar la calidad de vida de los menores y reducir los plazos de sus recuperaciones.

El exoesqueleto de Elena García

La Agencia del Medicamento aún tiene que certificar el diseño, pero, si se cumplen los tiempos previstos, su equipo podrá llevarlo a hospitales y clínicas durante el primer semestre de 2021.

Así lo explica a Efe Elena García -la fundadora, promotora y directora del proyecto, considerada una de los diez científicos más reconocidos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)-, que tiene la esperanza de que su carrera pueda ser fuente de inspiración para muchas niñas.

Ciencia para mejorar la sociedad

Asegura que es “muy necesario” fomentar las vocaciones científicas y las carreras técnicas entre las niñas, transmitiéndoles que su trabajo puede ayudar a “resolver problemas sociales y mejorar la vida de las personas”.

“Ya hay científicas e ingenieras, entre otras, que están comprometidas y aportan su conocimiento para el bien de la sociedad”, asegura la experta durante la visita del consejero de Ciencia, Universidades e Innovación de la Comunidad de Madrid, Eduardo Sicilia.

El consejero ha visitado la sede de la empresa Marsi-Bionics, un proyecto que surgió del Centro de Automática y Robótica (CAR) en 2013 en el que participan el CSIC y la Universidad Politécnica de Madrid.

Elena García, que en 2018 recibió la Medalla de oro de la ciudad de Madrid y fue galardonada con el premio 8M en la categoría Investigación y Ciencia de la Comunidad, considera necesario emprender un trabajo “de diagnóstico” para detectar a qué se debe el reducido número de mujeres que alcanzan altos cargos en el mundo de la ciencia.

Vocación científica desde la infancia

Vaticina que los impedimentos “comienzan en la misma infancia”. La cuestión, resume, es que “se ha convertido en un problema de índole social”.

A su juicio, hay que facilitar que las niñas comprendan “qué implicación e impacto puede tener su trabajo en la sociedad”, de forma que llama a divulgar las aplicaciones de la ciencia, especialmente los proyectos liderados por mujeres, para “fomentar estas vocaciones”.

García sostiene que este problema se aprecia también entre los jóvenes, de forma que es habitual que en las carreras científicas haya más chicas en los inicios, aunque finalmente los hombres consiguen más puestos de responsabilidad.

“Puede ser por diversas causas: desde el techo de cristal hasta problemas de conciliación familiar”, por lo que insta a buscar los mecanismos para “reducir las diferencias, porque hay mucho por hacer”.