Elizabeth Duval: Hay que acabar con la normalización de las violencias
Elizabeth Duval (Madrid, 2000) se ha convertido en todo un fenómeno literario de prestigio nacional. Estudiante de Filosofía y Filología Francesa en la Universidad de la Sorbona (París), publica en 2020 un libro de poemas, una novela y varios ensayos donde, entre otros, reflexiona, sobre la cultura trans. En una entrevista con Efe días antes del Día Internacional de la Mujer cuenta cuáles son sus reivindicaciones.
¿Cuál es su principal reivindicación en este 8M?
Estando en París y viviendo la mayoría de los 8 de marzo en esa ciudad, siempre tengo muchísima envidia de ver el tejido del movimiento feminista en España y, viendo todas las movilizaciones que hay, pienso si debería reivindicar algo para el país en el que estoy viviendo o reivindicar algo dentro del país que es el mío y en el que paso la otra mitad de mi tiempo.
Creo que, en un momento en el que vamos a tener un gobierno relativamente de izquierdas y la posibilidad de implantar medidas feministas, se tiene que insistir en la dotación de recursos para esas medidas y en un cambio cultural que acabe con la normalización de las violencias.
También hay que seguir insistiendo en que cambie la concepción que se tiene de los micromachismos, de la cultura de la violación… Aunque, en este momento, el movimiento feminista puede estar más o menos apoyado institucionalmente, hay que marcar una distancia y decir que el feminismo no debe ser reducido a lo institucional.
Así que también hay que reivindicar la parte más precaria dentro de las mujeres que se manifiestan el 8M. Una de las primeras reivindicaciones para mí sería cambiar la categorización y la manera de concebir el trabajo doméstico.
¿Hay desigualdad o machismo en el ámbito en el que trabaja?
Dentro del mundo cultural existe la concepción de que, siendo una mujer -con un montón más de etiquetas que me otorgan en cada entrevista- y siendo joven, no se puede llegar por méritos propios a la posición en la que estoy. Es una cosa que sucede muy, muy, muy a menudo. Es decir, se habla de que yo estoy sacando libros -o lo que sea- porque he dado con X contactos que me han impulsado ahí o incluso tiene que haber una trama oculta de financiación que me lleve a donde estoy. No se cree en la propia valía que yo pueda tener.
Se menoscaba y se menosprecia todo lo que yo pueda hacer. Y todo lo que yo haga o yo diga, si lo estuviera diciendo un hombre, tendría mil veces más validez y sería inmediatamente considerado como un dato válido.
En la vida cotidiana París no es una ciudad tan LGTBfriendly como puede serlo Madrid. Yo tengo una pareja, una chica, y sí he sufrido lesbofobia. Se tiene la sensación de que si estás por la noche en un barrio y te das un beso con ella, inmediatamente vas a sufrir ese proceso de ser objetificada, sexualizada, de convertirte automáticamente en un objeto de disfrute para el hombre heterosexual. U otras cuestiones que son mucho más compartidas, como el caminar por la calle de noche, que te sigan, que te insistan…
París es una de esas ciudades en las que yo más he vivido que hombres se acerquen a ti, intentando ligar contigo de forma más babosa. En París es donde esto me ha sucedido con mayor frecuencia.