Casa Bibi, “una puerta abierta” a mayores africanas para combatir la soledad
Antonina, Berta, María Luisa, Mónica, Oumou, Ana María, Agustine… Cada semana un grupo de mujeres de más de 60 años de distintas partes de África se reúnen para combatir la soledad de la vejez. Algunas de ellas llevan apenas uno o dos años en España, otras llevan décadas, pero todas tienen en común la experiencia de la migración y las dificultades que supone ser una mujer mayor en esta situación. Casa Bibi es su red de apoyo, su “puerta abierta” para compartir vivencias a través de la lectura, la costura, el arte, la informática, el yoga o sentadas alrededor de una mesa familiar.
‘Bibi’ significa abuela en swahili. Abuela en el sentido más amplio de la palabra, en el significado cultural que honra a las mujeres mayores portadoras de sabiduría y protectoras de los saberes ancestrales y de las tradiciones. ‘Bibis’ son, en este caso, quienes habitan Casa Bibi, un proyecto que nació en octubre de 2022 como parte de la Asociación Karibu ante la necesidad de dar un espacio de encuentro a “un colectivo de personas mayores africanas que estaban solas”, cuenta a Efeminista Nicole Ndongala, directora general de esta asociación que lleva más de treinta años atendiendo a la población africana que llega a España.
“Era el momento de abrir una casa para dar a esas mujeres un espacio digno”, añade Ndongala, porque ellas, que en muchos casos “abrieron las puertas” para migrar, también echan en falta lo que han dejado allí.
Casa Bibi: espacio de cuidado y red de apoyo
Se trata de un espacio pionero por su “enfoque interseccional” que tiene en cuenta el género, el origen y la edad para poder atender adecuadamente “las necesidades específicas”, explica la coordinadora del espacio, Belén Espiniella Sánchez.
Además, agrega, pretende eliminar la violencia “en todas sus formas” y “fomentar espacios de cuidado y redes de apoyo que mejoren su calidad de vida en esta etapa vital de las mujeres”.
La atención a estas edades es uno de los retos actuales de España, donde los servicios sociales -residencias, viviendas tuteladas, centros de día y de mayores o ayuda a domicilio- no llegan a cubrir las necesidades de las personas de más de 65 años, señala un informe de Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) de diciembre de 2022.
En el caso de los centros de día hay 100.000 plazas para un total de 9.475.866 personas mayores de 65 años, según los datos del Instituto. En cuanto a las residencias, hay 397.743 plazas, de las cuales el 61,5 % son de financiación pública y acogían sobre todo a mujeres (el 76 %) de más de 80 años. Sin embargo, en algunas comunidades autónomas está altamente privatizado, como es el caso de Madrid, donde hay 6,69 residencias privadas por cada pública, lo que deja fuera a mucha población que necesita estos servicios.
Una puerta abierta
Frente a esto, Casa Bibi “aporta una puerta abierta“, cuenta Antonina a Efeminista mientras, sentada junto a otras compañeras, crea artesanías con productos reciclados. Ella es una de las participantes que todas las semanas (lunes, martes y jueves) llega a este centro para pasar el día acompañada. En este sentido, subraya la oportunidad que supone ese espacio para poder acompañar a mujeres que no tienen redes de apoyo en Madrid, no saben como solucionar sus problemas o necesitan orientación legal.
En España residen unas 1.217.706 personas africanas, de las que 489.178 son mujeres, según datos del INE de julio 2022. De ellas, unas 65.855 son mayores de 60 años.
Con esa vocación social, el proyecto, que actualmente beneficia a unas doce mujeres, aborda diversas situaciones como el aislamiento y exclusión social, la pérdida de rol y estatus, la precariedad económica, problemas de salud o las trabas burocráticas que dificultan la regularización de la situación migratoria de estas mujeres.

Antonina, una de las mujeres que participa en Casa Bibi, un espacio para mujeres mayores migrantes africanas en Madrid. Foto: EFE/Laura de Grado
Trabas para regularizar la situación
Antonina, con voz crítica, señala que las dificultades para conseguir los papeles provoca que muchas personas migrantes “se queden atrás”, en especial las personas mayores, sin posibilidad de cobrar la pensión porque durante su vida laboral solamente pudieron acceder a trabajos informales.
El problema de fondo, dice, es la ley de extranjería. Organizaciones civiles estiman que en España residen más de 500.000 personas extranjeras en situación administrativa irregular. Para evitar este limbo burocrático, la Iniciativa Legislativa Popular “Esenciales” entregó a finales de 2022 más de 600.000 firmas al Congreso de los Diputados para aprobar una regularización extraordinaria de personas migrantes. La Junta Electoral Central (JEC) ya ha avalado las firmas y la proposición de ley continúa su trámite parlamentario.
Espacios comunes a través de la lectura, yoga o costura
Además de la orientación legal y la seguridad jurídica, que proporciona Karibu en caso de la necesiten; en Casa Bibi las participantes comparten lectura, risas, clases de español, de informática, yoga o “aprenden historia y tradiciones” de sus respectivos países de África, cuenta Mónica.
“Muchas veces piensan que las mayores como nosotras no podemos hacer nada, pero en casa Bibi hemos empezado a hacer cosas”, relata esta mujer yoruba, originaria de Nigeria.
Ella aprendió costura en una fundación y ahora enseña a otras mujeres, que ya son “sus amigas”, a utilizar la máquina de coser. Mientras, no pierde la ocasión de escuchar más sobre la historia de Camerún, Senegal o Guinea Ecuatorial.
Junto a ella, muy concentrada en las costura, está Maria Luisa, de Guinea Ecuatorial, que lleva dos años y medio en España. “Al llegar aquí me encantó lo que estaban haciendo: yoga, aprender a estar con la gente, a comunicarse o la máquina de coser”, comparte.
A Oumou, por su parte, le fascina el lenguaje de las telas, cómo conseguir los pigmentos o la simbología que tiene cada uno de los estampados y tejidos, como el Adinkra, de Ghana, o el Kente.
Otra de las actividades recurrentes que permite a las bibis tejer conocimientos entre ellas y compartir el tiempo es la lectura. Las más recurrentes son aquellas que tratan sobre la historia de sus territorios, como las que leen Agustine o Berta, sobre el origen del nombre de su país, Camerún.

Berta, una de las mujeres que participa en Casa Bibi, lee un libro sobre la historia de Camerún. Foto: EFE/Laura de Grado
Un punto de encuentro de experiencias
“Yo aquí estoy aprendiendo de las demás”, dice Ana María, de Guinea Ecuatorial, y resalta que gracias a sus compañeras ahora sabe un poco de inglés y francés.
Casa Bibi las aporta mucho, expresa. “Nos ayuda a saber soltarnos, a relacionarnos con las demás mujeres, a saber acoger o disponer de nuestro tiempo para quien más necesita de nosotras”, añade.
“Es ese punto de encuentro donde varias mujeres africanas pueden venir, compartir sus experiencias, su dolor y sus problemas en común” explica Beatriz, de 23 años, antigua residente de la Asociación Karibu que ahora apoya dando clases de informática. Y es un bálsamo contra la soledad en ese rango edad, añade.
Con el objetivo de proporcionarles “autonomía” e “independencia” Beatriz les enseña a usar Google Maps, a crear un correo electrónico, a sacar citas telemáticas o a buscar información en internet.
Este intercambio de saberes en que se ha convertido Casa bibi en apenas cuatro meses, lo completa Tamara, voluntaria de “Yoga Pura Vida”, que intenta “difundir el yoga” y proporcionar un momento “para que compartan y experimenten esta práctica tan antigua”.
Más políticas para las personas mayores migrantes
Como en otros centros de mayores, también se garantiza el cuidado a su salud integral (física, mental y emocional) y se organizan salidas culturales a museos, cine, teatro y excursiones. De manera más específica, se lleva acabo un acompañamiento con mediadoras y facilitadoras interculturales para que puedan crear puentes con la realidad social y cultural española.
Ahora el objetivo es ampliar el proyecto, asevera la coordinadora del centro, Belén Espiniella Sánchez. Ya que, insiste, se ha visto la necesidad y la importancia de generar este tipo de espacios y “acciones situadas”.
“Los movimientos migratorios y la proporción de personas mayores son dos de los fenómenos más importantes de este siglo, y por ello es importante innovar con políticas que incluyan a las personas mayores migrantes para que toda la para que todas ellas tengan acceso a sus derechos”, afirma.

Beatriz es profesora de informática en Casa Bibi, un espacio para mujeres mayores migrantes africanas en Madrid. Foto: EFE/Laura de Grado

Ana María, una de las mujeres que participa en Casa Bibi, un espacio para mujeres mayores migrantes africanas en Madrid. Foto: EFE/Laura de Grado

Mónica enseña costura a María Luisa. Ambas participan en Casa Bibi, un espacio para mujeres mayores migrantes africanas en Madrid. Foto: EFE/Laura de Grado

Mónica, una de las participantes de Casa Bibi, un espacio para mujeres mayores migrantes africanas en Madrid. Foto: EFE/Laura de Grado

Clase de yoga en Casa Bibi. Foto: EFE/Laura de Grado