Carme Bravo-Villasante, autobiografÍa póstuma

Carmen Bravo-Villasante de perfil (i) y la porta de su autobiografía póstuma "Invención de la vida", cedidas por Editorial San Pablo

“Invención de la vida. Memorias”, autobiografía póstuma de Carmen Bravo-Villasante

Ane Amondarain | Madrid - 10 abril, 2023

“Invención de la vida. Memorias” es la autobiografía póstuma, hasta ahora inédita, de la pionera investigadora especializada en literatura infantil Carmen Bravo-Villasante, una de las grandes figuras de las letras españolas del siglo XX y referente de la literatura escrita por mujeres del pasado siglo.

La también filóloga, escritora, bibliófila y biógrafa de escritoras feministas predecesoras como Emilia Pardo-Bazán o la alemana Bettina Brentano, Carmen Bravo-Villasante (Madrid, 1918-1994) reúne en estas páginas retratos de una vida que destilan cultura y literatura a borbotones, la de España, pero también la de cuantos países visitó para aprender y compartir saberes.

“Le gustaban las mujeres de letras que desarrollaban sus vocaciones y que luchaban por alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres. Este modelo también lo creó para sí misma”, explica su hija Carmen Ruíz en una entrevista con Efeminista.

Las mujeres en las diferentes sociedades

De una capacidad observadora desbordante, durante los numerosos viajes que realizó, Bravo-Villasante contrastó el papel que tenían las mujeres en las diferentes sociedades y se llevó una gran sorpresa en América, donde estas ocupaban espacios en la Academia algo que, en España, ni se contemplaba a mediados del siglo pasado.

“Mientras un país no comprenda que tiene que permitir que la mujer se incorpore a las tareas supremas, no logrará su plenitud”, lamenta la escritora en sus memorias.

Carmen Bravo-Villasante (centro) durante su estancia como profesora en Middlebury, EE.UU., 1958. Copyright: Archivo familia Carmen Bravo-Villasante

En esta autobiografía, que se publica casi treinta años después de su muerte de la mano de la editorial San Pablo, la autora advierte de que se trata de una autobiografía subjetiva, en la que también habla de ella mediante cuentos y poesía.

A la familia, indica su hija Carmen Ruíz, le hubiera gustado publicar este libro en 2018, con motivo del centenario de su nacimiento, pero la pandemia se interpuso en el camino y decidieron aplazar su lanzamiento.

Influencias de Carmen Bravo-Villasante

Nacida en el seno de una familia madrileña burguesa y liberal, la futura escritora e investigadora se aficionó a la lectura desde una edad temprana tomando los libros de la inmensa biblioteca familiar y colándose en las tertulias diarias en las que su padre, quien regentaba la óptica familiar, se relacionaba con intelectuales.

Su madre era una ama de casa socia del famoso liceo fundado por la pedagoga feminista María de Maeztu, el Lyceum Club Femenino, al que asistían escritoras como María Lejárraga, Carmen de Mesa o María Baeza.

Además, Bravo-Villasante reconoce en su autobiografía el espacial valor educativo y espiritual que tuvo pasar por el Instituto-Escuela. Este centro seguía los principios de la Institución Libre Enseñanza, no se tomaban exámenes, se estudiaban idiomas, se practicaba deporte y se aprendía a observar la naturaleza.

Biógrafa de Emilia Pardo Bazán

Su inquietud por ahondar en el papel de las mujeres en la cultura la llevó a doctorarse en Filosofía y Letras con una tesis sobre “La mujer vestida de hombre en el teatro español del Siglo de Oro”. Esta investigación se editó más tarde en la Revista de Occidente de Madrid, recuerda su hija, y es considerada un clásico en los estudios sobre teatro español clásico.

A lo largo de su vida, Bravo-Villasante biografió a muchas figuras y se detuvo en las escritoras feministas Bettina Brentano (1785-1859), Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873) y Emilia Pardo Bazán (1851-1921), con especial fijación por esta última, a quien admiraba desmedidamente.

“Nacida un siglo antes que yo, (Pardo Bazán) era mujer del siglo XXI. De un salto sobre el siglo XX nos dejaba muy atrás”, escribe Bravo-Villasante en sus memorias.

La escritora e investigadora también reflexionó en torno a las confesiones y secretos de diversas escritoras, entre ellas, Emily Dickinson e Hilda Doolittle en su libro “Biografía y literatura” (1969). Y en “25 mujeres a través de sus cartas” (1975) realizó un estudio epistolar a través de las cartas de 25 escritoras, entre las cuales se encontraban Charlotte Brontë, Fernán Caballero (seudónimo de Cecilia Böhl), Rosalía de Castro o Virginia Woolf.

Literatura infantil y juvenil

Pero si por algo es conocida la trayectoria profesional de Bravo-Villasante es por dignificar y reivindicar el género de la literatura infantil y juvenil. Su labor como investigadora en este ámbito la llevó a ser Premio Nacional Mejor Labor Investigación en Literatura Infantil en 1980.

Carmen Bravo-Villasante recuerda en su autobiografía póstuma que sus libros infantiles preferidos eran la serie de “Pinocho y Chapete” o las novelas de Salgari, editadas por Calleja, así como clásicos infantiles como “Peter Pan y Wendy”.

“Ella descubrió que en Europa central había biblioteca públicas y autores clásicos que también habían escrito para niños y niñas con ediciones maravillosas”, indica Carmen Ruíz, quien agrega que su madre anhelaba lo mismo para España y por ello trabajó por que tras la Guerra Civil se recuperara la literatura popular.

Carmen Bravo-Villasante (segunda por la derecha) junto al escritor Dusan Roll (segundo por la izquierda), en Amriswill, Suiza, 1968. Copyright: Archivo familia Carmen Bravo-Villasante

Hoy, todos los libros que acumuló sobre esta materia se encuentran en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, en el campus de Cuenca, dependiente del Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI).

El legado de Bravo-Villasante

Carmen Bravo-Villasante recibió premios y distinciones nacionales e internacionales como el Aedos de Biografía (1956), el Nacional de Traducción Fray Luis de León (1975), el premio Amade (1977), la Medalla de Bratislava en la Bienal de Arte y la del Año Internacional del Libro o el Nacional Mejor Labor de Investigación en Literatura Infantil (1980).

Además fue candidata a la Real Academia Española y miembro muy activo del Ateneo de Madrid y diversas asociaciones nacionales e internacionales.

Carmen Ruíz, especialista en literatura árabe, celebra que desde las instituciones se haya empezado a recuperar y visibilizar el legado que dejó su madre.

Y agradece que su autobiografía póstuma contribuya a “descubrir facetas nuevas” de ella gracias al trabajo de la investigadora en literatura del siglo XX María Jesús Fraga, su nieta y periodista Cristina Ruiz Fernández o al escritor chileno Manuel Peña Muñoz, discípulo suyo.