Camisetas contra el machismo, ¿todo vale?
Que la vicepresidenta del gobierno en funciones, Carmen Calvo, saliera a saludar, el 28 de abril, después de que el PSOE ganara las elecciones luciendo una camiseta en la que se leía en inglés “Soy feminista” fue toda una declaración de intenciones aplaudida en las redes. De hecho, la camiseta de Mango, de 17,9 euros, se agotó en 24 horas.
No es la primera vez que políticos, personajes públicos, cantantes, activistas o colectivos llevan camisetas o alguna prenda que se convierte en una acción simbólica y reivindicativa.
De rosa y de azul
El cantante brasileño Caetano Veloso desafió al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, al ponerse una camiseta rosa para protestar por lo que dijo el polémico dirigente, que aseguró que “los niños se visten de azul y las niñas de rosa”.
También Alexandria Ocasio-Cortez, la joven política latina de 29 años, símbolo de la nueva izquierda en Estados Unidos, hizo un guiño a la historia de las mujeres sufragistas, cuando a la hora de jurar su cargo como congresista en el Capitolio fue vestida totalmente de blanco, junto a otras compañeras.
Por otro lado, la cantante Beyoncé llenó de acción simbólica el escenario en una de sus actuaciones con la palabra FEMINISTA en letras gigantes detrás. Un gesto aplaudido, pero también cuestionado por las más ortodoxas que lo consideraron un feminismo despolitizado y comercial.
Feminismo de “mercado”
Las camisetas con mensajes o eslóganes feministas se pueden comprar por muy poco dinero en tiendas de Inditex o grandes superficies, llamado por algunos “feminismo de mercado”. Aunque también hay quienes crean sus camisetas con leyendas feministas bajo un criterio de sostenibilidad como “Misscomadres”, un proyecto en Granada que combina ilustración y comunicación feminista sobre textil.
“Una apuesta por un modelo de economía feminista, social y solidaria desde la selección de textiles, la elección de cooperativas de trabajo, proyectos de autoempleo y espacios autogestionados para la producción”, según su página web.
Argumento que también sigue “Teta&Teta”, una asociación sin ánimo de lucro “para reivindicar la libertad de la mujer”. Y la propuesta de la “Tienda Comprometida”, una organización también sin ánimo de lucro (La Caja Comprometida) que tiene su local en ZAWP (Bilbao) y que trabajan con diversas asociaciones y colectivos.
¿Pero valen estas acciones simbólicas?
Para María Luisa Moltó, catedrática de Economía Feminista de la Universidad de Valencia, “es bueno todo lo que sea dar a conocer el feminismo. Pero es verdad -dice- que en el mundo del capitalismo neoliberal salvaje en el que vivimos, el aprovechamiento se hace a unos límites extraordinarios cuando el mercado ve una oportunidad de negocio”.
“Las camisetas se han utilizado toda la vida -argumenta-, ya en el 77 me acuerdo que las jornadas feministas que organizamos en Valencia tenían sus camisetas con símbolos”.
“Esto es una buena manera de hacer llegar el mensaje, eso no plantea ninguna duda. Pero que Zara empiece a hacer camisetas, aunque yo no lo veo mal… empresas como estas deberían revisar cuál es su política de personal, especialmente con las mujeres, como dice Lina Galvez (historiadora feminista, especializada en economía social)”.
Coherencia con su política de personal
“Está bien vender y sacar beneficio, pero siempre y cuando sean coherentes con la política de personal adecuada y saber cómo se trabaja”, añade.
Una idea que también comparte María Rufilanchas, de “Teta&Teta”. “Los mensajes feministas en las camisetas son útiles, porque llegan a muchísima gente. Pero pienso que es muy hipócrita reivindicar la libertad con camisetas hechas en no sabemos qué condiciones”.
En este mismo sentido se expresa Mirem Elorduy de la librería madrileña “Mujeres y compañía”. “Estas líneas de camisetas que, como símbolo funciona muy bien, tienen que tener un desarrollo sostenible y saber que quien las hace no ha sido explotada o explotado”.
En lo que todas las entrevistadas están de acuerdo es en la potencia y alcance que tiene para la sociedad estos mensajes, tanto si proceden de un personaje político como de un icono del pop como Beyoncé.
“El símbolo hay que usarlo con cuidado”
Y en eso es contundente Silvia Lopéz, especializada en las áreas de políticas de igualdad de género y pensamiento feminista contemporáneo. “La política simbólica es importantísima, y la imagen de Calvo con esa camiseta tiene una fuerza increíble. Pero no vale solo con el símbolo, porque el símbolo hay que usarlo con cuidado”.
Que Beyoncé tuviera un gesto contra el machismo en uno de sus conciertos, también es un gesto alabado tanto por López como por María Luisa Montó.
Superar el estigma de la palabra
“El feminismo es más que una palabra, es un comportamiento que acoge una política feminista, y lo que hizo Beyoncé está muy bien porque la palabra feminista tiene mucho estigma y que una persona como ella haga uso de la misma tiene mucha fuerza”.
Para Montó, este acto de una de las reinas del pop fue de una “gran transcendencia“, porque “connotaciones peyorativas” la palabra feminista tiene. “Pero todo esto se tiene que consolidar y que no se quede solo en una moda, porque ya se sabe que las modas son pasajeras”, advierte.