
Portada del libro de cuentos "Soy una tonta por quererte" de Camila Sosa Villada. Cortesía de Tusquets.
“Soy una tonta por quererte”, de Camila Sosa: un libro de cuentos “menos reflexivo y con más acción”
Tras el éxito mundial de Las Malas, una novela sobre la vida y los secretos de un grupo de travestis, la argentina Camila Sosa Villada publica de la mano de Tusquets Soy una tonta por quererte, un libro de nueve cuentos “menos reflexivo, pero con más acción” que va desde lo autobiográfico hacia lo “futurista” y que le ha permitido, asegura, “superarse” como escritora.
“Había un temor concreto que era salir de Las Malas. Sobre qué tipo de ejercicio iba a hacer para continuar escribiendo después de un libro que fue muy bien recibido, muy querido y muy determinante también para la carrera de una escritora. (…) Pero este es un libro con menos reflexiones, con más acción, con más verbos y eso me da mucha alegría”, explica la autora en una entrevista con Efeminista desde su natal Córdoba.
En los cuentos, Sosa Villada aborda la violencia machista y a la infancia, el miedo, la persecución a las travestis, pero también el deseo y la amistad. Relatos cuyos personajes (como niños abandonados amantes de los perros, mujeres que fingen ser novias de hombres gays, jugadores de rugby que salen a buscar prostitutas o travestis que se convierten en grandes amigas de la cantante estadounidense Billie Holiday) “conviven entre sí” dentro del libro, porque así es como conviven en la cabeza de la autora. “Yo siempre estuve en contacto con las travestis y siempre estuve en contacto con el mundo disque normal”.
“Las travestis nunca dejamos de relacionarnos con el resto del mundo porque nuestros clientes eran heterosexuales, de clase media, porque nuestras madres eran mujeres cis, porque nuestros padres y hermanos eran varones cis. Entonces, ¿cómo podríamos nosotras estar aisladas de toda esa relación? No me parece tan extraño que convivan personajes así”, agrega.
El nuevo libro de cuentos de Camila Sosa
Pregunta: En una entrevista anterior, en el Hay Festival de Cartagena, dijo que este libro tiene una cuota de ciencia ficción y de realismo y que lo escribió con mucho temor y miedo. ¿Cómo fue el proceso?
Respuesta: Bueno, me costó como me cuesta cualquier escrito. Ese es siempre un trabajo bastante costoso anímicamente, de tiempo, con las relaciones también porque estás realmente muy metida en tu mundo. Entonces las personas que te rodean sienten cierta desconexión. Es difícil de explicarles qué es lo que te pasa por dentro cuando estás en un proceso creativo. Después había un temor concreto que era salir de Las Malas. Era un temor muy grande por que se vendiera, que gustara, que las personas con las que trabajé, concretamente mis editoras, se sintieran a gusto.
De ahí el proceso no lo registré. Había algunos cuentos que ya estaban esbozados. Había otros que surgieron durante la escritura del libro y fui amalgamando esas dos maneras de escribir con lo que ya había y con lo que iba apareciendo. Como si el mismo libro fuera pidiendo un carácter.
P: Si bien toca algunos cuentos relacionados con el mundo travesti, también hay otros sobre violencia infantil, relaciones casuales, racismo. ¿Tienen algo en común entre ellos?
R: Voy a tener que hablar bastante respecto al mundo que se dice travesti en mi literatura porque aparecen personajes que son travestis. Pienso en el silencio que hay alrededor de las travestis en la literatura y lo central que es en mi vida la relación con las travestis. La manera en que quise parecerme a ellas y no a otras o a otros. Pero siempre digo: nadie habla de los personajes heterosexuales de Vargas Llosa, por ejemplo, o de los personajes heterosexuales de Bukowski o de los personajes heterosexuales de García Márquez. Se da por sentado que ese mundo es un mundo plausible para ser escrito. Entonces, tras algunas devoluciones en torno al libro, me pregunto: ¿por qué llama tanto la atención que yo hable sobre algo que es central en mi vida?
Como escritora travesti entiendo que nunca dejamos de relacionarnos con el resto del mundo porque nuestros clientes eran heterosexuales, nuestras madres y padres eran mujeres y hombres cis. Entonces, ¿cómo podríamos nosotras estar aisladas de toda esa relación? No me parece tan extraño que convivan personajes así, travestis con niños, con niñas, con viejas, con mujeres de clase media, con maricones. Esa estructuración del libro es como tengo estructurada mi cabeza.
El cuento autobiográfico del libro
P: Incluye también un cuento que parece más personal, sobre la Difunta Correa. ¿Lo escribió cuando hizo Las Malas?
R: No. Ese fue uno de los últimos cuentos que escribí, cuando ya casi el libro estaba estructurado y Liliana Viola, la editora del libro, dice que es un género nuevo, que es un cuento – prólogo.
P: Parece que fuera usted la voz principal de ese cuento.
R: Eso por un lado. Mirá, yo me peleé mucho con la idea de que Las Malas fuera un relato autobiográfico porque no lo es. Al menos no en el contenido, no es un libro autobiográfico. Sí es un libro en el que la escritora puso todo su conocimiento. Ese conocimiento que no es un conocimiento académico, pero sí de experiencia. Se habló mucho de eso, se me menospreció mucho, además, por eso. Se me bajó el precio como escritora en constantes críticas o devoluciones.
Entonces, una vez que ya estaban todos esos cuentos que pasaron por el tamiz de la mentira, por el tamiz de la invención e incluso por el tamiz de la ciencia ficción, me parecía una buena manera de demostrar qué era verdaderamente autobiográfico, qué sí era autobiográfico de lo que yo escribía. Y lo escribí y gustó muchísimo más.

La escritora argentina Camila Sosa Villada. Cortesía de Tusquets.
Un relato futurista sobre la sociedad y las travestis
P: Por otro lado hay cuentos de realismo mágico como los de Seis tetas, en el que se relata una especie de inquisición a las travestis. ¿La sociedad se van pareciendo cada vez más a ese cuento?
R: Yo digo ciencia ficción pobre, ciencia ficción travesti pobre más que realismo mágico. También es un poco futurista, eso lo tenía muy claro. Dije: “Esto pasa en el 2040, 2050 aproximadamente”.
También es una pregunta que yo me hago constantemente, sobre todo acá en Argentina, que hemos tenido un par de avances legales en torno a nuestra existencia, como la Ley de Identidad de Género, la gentrificación de las travestis también, por decirlo de alguna manera. La asimilación nos está quitando algo de nuestra inteligencia y de nuestra experiencia en la calle, con la violencia, de nuestra experiencia con la soledad y con la agresión por parte de un afuera.
Pero a la vez (la inquisición) no es solo contra las travestis, sino también contra todos aquellos que las hayan tocado tres veces. Entonces es como si de alguna manera esa asimilación hubiera provocado que casi nadie en la ciudad en la que ocurre esa inquisición quedará libre de haber sido tocado por una travesti. Es de los cuentos que más me gustan.
P: Pero esa es la idea de avanzar en derechos, librarlas de esa violencia. ¿No?
R: Lo que sucede es que las sociedades siempre van muy por atrás de sus leyes. Acá se volvió legal, seguro y gratuito el aborto en 2020. Pero ¿a cuántas niñas violadas se les negó la posibilidad de practicarse un aborto incluso después de la aprobación de la ley?
Entonces pienso que con las travestis pasa lo mismo, porque a pesar de que tenemos una ley que garantiza que nosotras tengamos un documento nacional de identidad que asegura que somos mujeres, etcétera. Lo cierto es que laboralmente no ha cambiado nada. Esos procesos, que son mucho más largos que los procesos judiciales y que la adquisición de derechos, llevan muchísimas más vidas. Y puede ocurrir que la sociedad no soporte esas leyes y que nos expulsen, porque las persecuciones se dan igual, porque la discriminación sigue ocurriendo igual. Siguen quemando a las chicas. Hace poco, acá en Córdoba, un cliente le prendió fuego a una chica.
Una superación como escritora
P: ¿Y de dónde sale la idea de incluir a Billie Holiday en uno de los cuentos?
R: Hice una obra sobre ella en el 2011. Me había quedado una anécdota que ella cuenta también en “Lady Sings the Blues”, que es una biografía que escriben sobre ella en primera persona, donde ella cuenta que tenía dos amigos maricones que le pedían prestado ropa y salían vestidos de mujer a la noche y después los tenía que ir a buscar a la cárcel para que le devolvieran los vestidos. Y esa imagen fue la que disparó todo ese cuento.
La pasé muy bien escribiendo ese cuento y mucho mejor aún después de que la editora habló conmigo sobre ese cuento y me dijo “Bueno, acá vos te superás como escritora a Las Malas“.
P: ¿Y siente que es así?
R: Sí, con todo el libro. Supongo que así será la experiencia. Se supone que cada vez se escribe mejor. Es un libro con menos reflexiones, con más acción, con más verbos y eso me da mucha alegría.
Las travestis en el lenguaje
P: En una entrevista pasada me decía que las travestis no estaban en el lenguaje. Tras el éxito de Las Malas, ¿lo sigue viendo igual?
R: Sí, en términos de producción. Y fíjate que yo desde hace un tiempo empecé a despegarme del término mujeres trans. Será hace un año y medio o dos años que yo empecé a tomar conciencia de qué palabra me interesa. ¿Pero cuántas travestis hay escribiendo y produciendo lenguaje en este momento? En ese sentido sí.
Y en otro sentido, que es el que hablábamos antes, que es cómo remarcan el hecho de que mi universo literario tenga que ver con las travestis. Dicen “Ay, otra vez está Camila escribiendo sobre travestis”. Y pareciera que el hecho de decir eso impugnara el crimen de escribir, ¿sabés? Nadie se toma el trabajo de pensar en mi trabajo como escritora.
Sigue sorprendiendo que yo escriba sobre ellas y no sobre mujeres y varones. Tal vez la palabra no es visibilidad, porque las travestis no necesitamos visibilidad. Las palabras son otras, visibles somos y fuimos siempre. Por eso nos mataban, por eso nos perseguían.
Ahora las productoras de televisión, los medios de comunicación, usan ese gancho y te dicen: “bueno, para que vos tengas más visibilidad, para que tengan más visibilidad las travestis”. Producen series donde lo que menos hacen es vernos, nos invisibilizan detrás de una idea que ellos tienen acerca de nosotras. Siempre intentando hacernos parecer a una idea europea muy blanca, muy del norte respecto a la existencia travesti, que en Latinoamérica fue muy diferente. Recién están surgiendo teóricas que están hablando de ese fenómeno.