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Varias personas muestran su pesar durante la concentración asesinato machista en Alovera (Guadalajara) este domingo. EFE

Los asesinatos machistas se disparan en España tras el final del estado de alarma

Violeta Molina | Madrid - 1 junio, 2021

Tras el final del estado de alarma los asesinatos machistas se han disparado en España. Solo entre el 9 y el 31 de mayo seis mujeres y un niño han sido asesinadas, casi la mitad del total de víctimas mortales de la violencia de género de 2021, un aumento que expertas juristas asocian con el fin de las restricciones por la pandemia.

Aunque las razones de este repunte responden a muchos factores, señalan desde el Gobierno, el término de las restricciones ha influido en el aumento de estos crímenes.

A los nombres de María Soledad (60 años), Betty (52), Lucía (42), Teresa (48), Katia (35), Warda Ouchen (28 años y embarazada) y su hijo Mohamed (7), asesinadas entre el 9 y el 30 de mayo, puede sumarse el de Nicoleta Clara (40), cuyo asesinato este domingo en Guadalajara se encuentra en investigación.

Son las siete últimas víctimas mortales de una violencia que en lo que va de año ha acabado con la vida de catorce mujeres y dos niños y sus asesinatos se han cometido en las tres primeras semanas tras decaer el estado de alarma.

El dominio termina con el encierro

La abogada y presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, María Ángeles Jaime, explica a Efe que son múltiples los factores que explican la violencia machista, que busca someter a la víctima, pero matiza que los asesinatos se producen cuando el agresor no puede mantener ese dominio.

Al decaer las restricciones, mujeres que han estado sometidas a un grandísimo control del agresor "pueden tomar el timón de sus vidas, acudir a buscar ayuda, adoptar la decisión de la ruptura y la emancipación que muchas veces es el detonante de su asesinato", indica.

En el mismo sentido, la magistrada y socia fundadora de la Asociación de Mujeres Juezas de España, Lucía Avilés, señala que el fin de las restricciones ha favorecido una mayor autonomía de las víctimas, lo que ha mermado el control que ejercían los maltratadores.

"El confinamiento propició el control y la sumisión. El cerramiento de las casas permitió a los agresores saber en todo momento todo lo que hacía la pareja y no les hizo falta el uso generalizado de la violencia para controlarla", sostiene Avilés.

La reanudación del contacto social y familiar y en algunos casos una mejoría de su situación económica, continúa la jueza, han podido ser el "impulso definitivo" para que las víctimas rompan la relación, un momento de alto riesgo.

Los agresores vuelven a asesinar bajo los mismos patrones

Desde el Ministerio de Igualdad insisten en que los feminicidios de las últimas semanas no se deben sólo al fin del estado de alarma y de las restricciones, ya que son múltiples los factores sociales e individuales que explican estos crímenes.

"El confinamiento y las restricciones que hubo durante el estado de alarma contuvieron los asesinatos machistas porque los agresores pudieron ejercer otra violencia, que es la que llamamos de control y psicológica. Terminado el estado de alarma, los agresores han vuelto a asesinar bajo los mismos patrones de siempre", subrayan.

Fuentes del departamento que dirige Irene Montero destacan que "no hay diferencia entre los agresores de antes del estado de alarma, los que ejercieron violencia durante las restricciones o los agresores que ahora están asesinando a las mujeres".

Los asesinatos machistas son la punta del iceberg

De las 14 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año, solo tres habían denunciado. En el caso de los menores, seis han quedado huérfanos y otros dos han sido asesinados por sus padres. También son buscadas Anna y Olivia, quienes fueron secuestradas por su progenitor en Canarias.

Los feminicidios ocupan portadas, pero a diario hay un goteo de agresiones a mujeres que resultan gravemente heridas y cuyos casos no trascienden ni forman parte de las estadísticas oficiales.

En las dos últimas semanas, un hombre hirió de gravedad a su pareja en Sagunto (Valencia). Otro agresor intentó estrellar su coche contra un árbol con su pareja de copiloto en Cintruénigo (Navarra), otro fue detenido por propinar patadas y puñetazos a su pareja en la calle en Avilés (Asturias) y otro maltrató a su pareja en Murcia por "llevar una falda excesivamente corta".

Para la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, los asesinatos machistas son sólo la punta del iceberg de un problema de gran magnitud.

Según la Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer 2019, una de cada tres mujeres mayores de 16 años ha sufrido violencia física, sexual, psicológica o económicamente por una pareja o expareja. Sólo el 21,7 % denunció estos hechos.

Por su parte, en el sistema policial de evaluación del riesgo Viogén constan 565.288 víctimas, y 62.840 casos permanecían activos a finales de abril: 11 de riesgo extremo; 582, alto y 6.308, medio. También había 3.999 menores en seguimiento.

Los discursos negacionistas no ayudan

La ministra de Igualdad ha anunciado que se revisarán todas las herramientas y protocolos de lucha contra la violencia de género y que el Gobierno propondrá hacer permanente el Pacto de Estado.

Entre esos instrumentos, los protocolos de coordinación interinstitucional, los modelos de atención y asistencia integrales para las víctimas, los dispositivos de atención y los propios sistemas de valoración del riesgo.

La magistrada Avilés asegura que existen herramientas muy valiosas para la protección de las mujeres en España, pero algunas están infrautilizadas: sólo en el 1 o el 2 % de los casos denunciados se realiza una evaluación forense integral y en una grandísima mayoría el cálculo del riesgo se reduce al testimonio de la víctima, cuando habría que estudiar al agresor y al entorno familiar.

Avilés aboga por implantar más pulseras telemáticas de control, incrementar la detección precoz de la violencia en el sistema sanitario -que es un entorno de confianza y confidencialidad para las mujeres- y fomentar que el sistema judicial genere confianza.

La presidenta de Themis se suma a la demanda de un mejor sistema de detección temprana en el ámbito sociosanitario, solicita que se pongan en marcha las unidades de valoración forense y recomienda más homogeneidad en los recursos que tienen a su disposición las víctimas en las distintas autonomías.

Los discursos negacionistas, añade, "no ayudan", porque consiguen que "el agresor se sienta legitimado en cierta medida".



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