La mayor retrospectiva de la artista feminista Ida Applebroog llega al Museo Reina Sofía
Más de 200 obras y ocho instalaciones dan muestra de la mayor y profunda retrospectiva en el mundo de la artista feminista Ida Applebroog (Nueva York, 1929) que se ha celebrado hasta la fecha y la alberga el Museo Reina Sofía, en Madrid, bajo el titulo de “Marginalias”. Una exposición que estará abierta hasta el 27 de septiembre.
La muestra reúne más de cinco décadas de la dilatada trayectoria de esta artista, de 93 años, que sigue trabajando y que es y ha sido muy crítica contra la “sociedad global disfuncional”, que es una sociedad ajena al dolor ajeno”, la normativa de poder y el patriarcado.
Crítica con las relaciones patriarcales normalizadas
En la muestra, Applebroog, con dibujos, acuarelas, pinturas, esculturas, libros de artista o instalaciones, presenta de forma crítica cuestiones que la han preocupado a lo largo de su vida, como la indefinición de los límites entre lo privado y lo público, las violencias que subyacen tras las relaciones patriarcales normalizadas, el creciente proceso de medicalización de las sociedades avanzadas o la insensibilización del dolor ajeno, entre otras.
Seguidora del escritor irlandés Samuel Beckett y pionera del feminismo, Appelbroog formó parte, junto a Mimi Shapiro y Lucy Lippard, del colectivo feminista Heresies. En su obra destacan los grandes lienzos que, en ocasiones, se convierten en amplias instalaciones que obligan al espectador a transitarlas para entender su globalidad. Algunas de ellas, como Everything is fine (1990-1993) o Tattle Tales (1992-1994), se pueden ver en la exposición reflejando la lucidez y la ironía con las que Applebroog retrata las fatalidades humanas.
Elementos teatrales y performativos
Su posicionamiento feminista es quizá el más conocido y también el primer mensaje que llega al espectador nada más pisar la exposición, junto con los dibujos de su estancia en el Mery Hospital de San Diego, en 1969, donde concibió un nuevo apellido alejado del de su marido Horowitz y parecido al de sus padres. Aquí aparece ricas formas orgánicas, como en “Monalisa”, una instalación de madera y decenas de dibujos sobre su vulva.
La obra de la artista, cuya timidez ha definido su carrera -no ofreció entrevistas hasta que tuvo más de 80 años-, también está marcada por un elemento perfomativo y de gran teatralidad en el que incide la propuesta del Reina Sofía.
Crítica “la sociedad enferma y disfuncional”
En las siguientes salas los cuadros están distribuidos por el suelo: “Everything is fine” (Todo está bien”) cede el protagonismo a los monos, como crítica a los abusos cometidos en la investigación contra el VIH y el ébola; y en las siguientes salas, “Living” y “Marginalias”, decenas de obras a ras de suelo presentan a personajes solitarios, en clave grotesca, con el objetivo de criticar “la sociedad enferma y disfuncional contemporánea”, como señala la comisaria de la exposición, Soledad Liaño, quien añade que es un guiño que hace a Beckett
Completamente diferente es su trabajo más reciente, “Angry Birds”, que inicia en 2016, en el que Applebroog dibuja coloridos pájaros tomando como punto de partida una de las obras claves de la ornitología estadounidense, “Birds of America”, del siglo XIX.
Lejos del candor y la belleza de los retratos, en los que muchos de los pájaros aparecen muertos, el mensaje evidencia la violencia implícita en este legado y deja entrever una crítica a la administración de Trump.
Applebroog ha estado presente en citas internacionales claves de los últimos años, como la Documenta de Kassel (1987 y 2012), o en la mítica Bienal del Whitney de 1993. Esta es la primera vez que se muestra al completo, lo que permite apreciar su versatilidad. “Tiene una gran destreza para transmitir sus ideas de una forma plástica, es muy versátil”, subraya Liaño.