• Niñas y mujeres de etnia samburu, una de las que más sufren la ablación en Kenia, en Barsaloi (Kenia). EFE/Alba Villén

  • Unas 150 niñas del poblado keniano masas de Mosiro encienden velas la víspera de la celebración del Rito del Paso Alternativo, gracias al que se convertirán en mujeres sin necesidad de ser mutiladas. EFE/Patricia Martínez

  • En los últimos años, el poder de los libros y la educación ha contribuido en Kenia a reducir la ablación y los matrimonios infantiles, prácticas todavía presentes en algunas tribus. EFE/Alba Villén

  • En España la mutilación es un delito de lesiones previsto en el Código Penal y castigado con entre seis y doce años de prisión. EFE/EPA/Angelo Carconi

  • El día de la ceremonia del Rito de Paso Alternativo, cientos de niñas y niños masái inician una procesión por la aldea keniana de Mosiro, con cánticos a favor de la educación y contra de la mutilación genital femenina. EFE/Alba Villén

En España hay más de 3.600 niñas en riesgo de ser mutiladas

Macarena Baena Garrido | Madrid - 5 febrero, 2020

En España hay más de 3.600 niñas en riesgo de sufrir mutilación genital femenina por las falsas creencias de que así lo impone el Islam -su religión- y de que la ablación las hará más fieles, más fértiles, más hacendosas o mejores mujeres. Estos mitos son su condena.

Un grupo de mujeres de la Asociación de Mujeres Africanas de Castilla-La Mancha (Amaclam) y Médicos del Mundo (MDM) tratan de desmontarlos con talleres de prevención, educación y formación que dirigen tanto a adolescentes procedentes de países subsaharianos donde se practica la mutilación como a profesionales del sistema sociosanitario y docentes.

Una de esas mujeres es la maliense Aisse Dansoko, hija de una matrona tradicional y de un imán, que llegó a España hace dieciocho años y narra, en una entrevista con Efe con motivo del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que se conmemora el 6 de febrero, su experiencia como mediadora intercultural de Médicos del Mundo, ONG para la que trabaja en Castilla-La Mancha desde 2018.

3.600 niñas en riesgo de sufrir ablación

En España viven casi 70.000 mujeres procedentes de países donde se practica la mutilación genital femenina y, de ellas, más de 15.000 son menores de 14 años y 3.600 de ellas están en riesgo de ser mutiladas, una cifra que en Europa ronda el medio millón según los últimos datos del Parlamento Europeo y de diversas oenegés expertas en la materia.

Según el estudio “La Mutilación Genital Femenina en España” de 2019, elaborado por la Fundació Wassu-UAB y promovido por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, en España hay 15.562 niñas de entre 0 y 14 años procedentes de países donde se practica la mutilación genital femenina (MGF), principalmente zonas del África subsahariana (Nigeria, Senegal, Gambia, Guinea y Ghana)

De todas estas menores y aplicando los índices de prevalencia del país de origen, el estudio estima que 3.652 niñas están en riesgo de sufrir esta práctica, según detalló la directora de la Fundació Wassu-UAB, Adriana Kaplan.

Es una violación de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, una de las mayores expresiones de violencia contra la mujer, según ha determinado la ONU y los principales organismos internacionales.

“Desde pequeñas nos enseñan que la mutilación genital femenina la dicta el Corán y que quienes se someten a esta práctica son más limpias, más fieles, llegan vírgenes al matrimonio y hacen mejor las tareas del hogar”.

“Lo más importante -insiste Aisse Dansoko- es desmontar todos los mitos que hay en la sociedad africana sobre esta práctica”, que consiste en la ablación parcial o total de los genitales externos de la mujer o en otras lesiones de los órganos genitales, causados por razones culturales u otras y no con fines terapéuticos.

Mitos

Mitos avalados por la costumbre y la tradición, que determinan el papel de la mujer dentro de la comunidad y con los que se pretende controlar su sexualidad y fomentar la castidad.

Se cree que mitiga el deseo sexual, garantiza la fidelidad e incrementa el placer sexual masculino, que las mujeres no mutiladas no pueden concebir, que mejora y facilita el parto, y que se arriesga la vida del recién nacido si al nacer toca el clítoris.

Además, la mujer no mutilada se considera sucia y, por lo tanto, se le prohíbe manipular agua y alimentos, y se le enseña que los genitales sin mutilar carecen de belleza y son excesivamente voluminosos.

Y se justifica esta práctica, considerada como una de las más graves violencias de género, amparándose en la religión, con la falsa creencia de que se trata de un precepto islámico emanado del Corán.

Ni quien la practica ni quien la sufre sabe la verdad

En este contexto, explica a Efe la antropóloga y Referente Política del Grupo de mutilación genital femenina de España de Médicos del Mundo, Idoia Ugarte, es necesario tener muy presente que, en la mayoría de los casos, tanto las personas que la practican como las familias y las víctimas desconocen la relación entre la mutilación y el daño que genera.

De ahí la importancia de esgrimir como argumento para erradicar esta práctica las graves consecuencias que tiene para la salud y la vida, a corto y largo plazo, de las niñas y las mujeres.

Educación contra mutilación

“Durante muchos años se ha relacionado la mutilación con la religión y no tiene nada que ver”, asegura la mediadora del Médicos del Mundo.

El problema, explica Dansoko, es que quienes piensan así no han ido a la escuela, han aprendido el Corán por el boca a boca. “No lo han leído, no saben que no pone lo que les están contando”.

Cuando les damos toda la información y ponemos como ejemplo a mujeres de países musulmanes en los que no se practica la ablación se dan cuenta de que lo que les han enseñado no es cierto.

Tampoco cuentan con ningún tipo de educación sexual y desde pequeñas se les inculca que la mutilación protege su salud y no lo contrario.

“Una reacción en cadena”

Nuestro trabajo consiste en darles toda la información disponible, hablar de salud sexual y, poco a poco, hacerles ver que nada de lo que les han contado es verdad y que el Islam no lo impone.

Destacan ambas expertas que la reacción de la comunidad africana es diferente en función de cómo se aborda el tema. Hay que hacerlo sin ofender, con diálogo y con un profundo conocimiento de su cultura y, por supuesto, sin juzgar, culpabilizar o estigmatizar a la víctima.

Porque “si no se hace con competencia cultural lo reciben como imposición, como un rechazo a su cultura. Y, como en cualquier sistema patriarcal, cuando una cultura se siente amenazada lo que hace es perpetuar ciertas prácticas y, las prácticas culturales que más se reafirman son aquellas que atentan contra las mujeres“, subraya la profesora universitaria.

Se trata de hacer visibles las actitudes que favorecen el abandono de la práctica para que las familias sepan que no están solas y generar una reacción en cadena contra la mutilación genital.

Compromiso preventivo, herramienta española de lucha

España cuenta, desde 2015, con un protocolo de prevención de la mutilación, que incluye una herramienta muy efectiva para evitar la ablación: El compromiso preventivo.

Este documento se ha desarrollado para que los progenitores de las niñas puedan utilizarlo en sus viajes a sus países como elemento de apoyo en su decisión de no practicar la MGF a sus hijas.

Lo firma el pediatra o médico del centro de salud que certifica que las niñas no han sido mutiladas y en él los padres se comprometen a no someterlas a la ablación.

Además, se les recuerda que en España es un delito penado con cárcel, explica a Efe Luisa Antolín Villota, técnico de los programas de promoción de la Salud Sexual e Intervención ante la Mutilación Genital de la Unión de Asociaciones de Familiares (UNAF).

“Antes cuando íbamos de vacaciones a nuestros países solo podíamos decir que en España es una práctica prohibida, ahora tenemos un papel donde lo pone y con un montón de sellos oficiales y es mucho más efectivo”, asevera Aisse.

Porque, “una cosa es contar con la información aquí en España y otra muy diferente atreverse a dar el paso en África“.

Sanidad y educación, colaboración necesaria

Tanto Ugarte como Dansoko destacan la necesidad de la colaboración entre la comunidad sanitaria, educativa, universitaria, judicial y, por supuesto, política, para conseguir una efectiva atención multidisciplinar.