
La activista congoleña Yvette Mushigo, Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2022. EFE/ Chema Moya
Yvette Mushigo: “¿Qué pasa con las mujeres que no saben que tienen derechos?”
“¿Qué pasa con esas mujeres que ni siquiera saben que tienen derechos?” se pregunta la jurista experta en cuestiones de género y activista congoleña Yvette Mushigo, galardonada con el premio Mundo Negro a la Fraternidad 2022.
“No se puede reclamar aquello que no se sabe ni siquiera que existe”, apunta en un encuentro con medios Mushigo, para quien el desconocimiento de sus derechos por parte de las propias mujeres es un grave obstáculo en la región, atizada por un conflicto permanente y un machismo estructural.
Mushigo ha recogido dicho galardón por su labor como coordinadora de la red Synergie des Femmes pour la Paix et la Réconciliation (SPR), que, desde su creación en 2005, promueve los derechos y el liderazgo de las mujeres de la región y contribuye a la construcción de la paz a través de cuarenta organizaciones de derechos humanos en la República Democrática del Congo (RDC), Ruanda y Burundi.
Un sistema patriarcal agudizado por el conflicto
En estos países, explica, se perpetúa “un sistema patriarcal que siempre ha considerado a la mujer en segundo plano” y en el que el hombre tiene todos los derechos y privilegios, por básicos que estos puedan parecer: desde liderar las comunidades y ser jefes religiosos, hasta un acto tan ordinario como escuchar la radio.
No en vano, la SPR denuncia a través de las ondas situaciones concretas de violencia que viven algunas mujeres para que otras puedan verse reflejadas en ellas, pero la mayoría de los oyentes son hombres. Las mujeres están ocupadas en tareas del hogar y el cuidado de los hijos.
“Es importante definir qué es la seguridad para la mujer. Entonces, ellas se pueden dar cuenta de que viven cotidianamente en un entorno de inseguridad. Y este ‘darse cuenta’ es ya todo un logro”, apunta Mushigo, nacida en 1977 en Kivu del Sur, provincia oriental de la RDC fronteriza con Ruanda y Burundi.
Precisamente en Kivu del Sur es donde más golpea un conflicto crónico que agrava la situación: el 80 % de las personas desplazadas son mujeres y niños, y muchas de ellas son además víctimas de violencia sexual, robos y engaños.

La activista congoleña Yvette Mushigo, Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2022. EFE/ Chema Moya
Vacío en la protección de las mujeres
“El trabajo que hacemos (en SPR) lo debería hacer la autoridad”, asegura Mushigo, pero a menudo son los supuestos garantes de su protección -“jueces, policías, militares“- quienes “ejercen violencia” contra las mujeres.
Tampoco sus maridos juegan siempre el “rol de protector”. De hecho, en ocasiones ocurre totalmente lo contrario: “La forma más recurrente de violencia que viven las mujeres es la violencia en el hogar“, señala.
Ante este vacío, SPR es un ejemplo de sororidad que nació con el objetivo de “armar a las mujeres para que sean capaces de levantar la voz y hablar por ellas y otras mujeres” en una sociedad que no está acostumbrada a escucharlas.
“Un ambiente tóxico -describe- que no ayuda a sacar a las mujeres de ese papel de víctima para convertirse en actor de cambio“, muchas veces frenadas por su vulnerabilidad económica, por su obligada dependencia de los hombres y por su miedo a hablar, fundamentado, por ejemplo, en que durante el año pasado 19 mujeres ancianas fueron quemadas vivas en la RDC acusadas de brujería.
La visita del papa a Kinsasa
En este contexto, Yvette Mushigo celebra la llegada este martes 31 de enero del papa Francisco a la RDC, donde la mitad de la población, cerca 45 millones de personas, es católica y la Iglesia tiene una enorme influencia.
“La presencia del papa nos trae consuelo y ya es un mensaje de paz y hacia nuestras autoridades, que deben favorecer por fin la vía diplomática”, valora la activista, aunque lamenta que deba permanecer en Kinsasa y no pueda visitar el amenazado este del país.
Madre de un chico y tres chicas, la jurista confía en la educación como uno de los motores de cambio para revertir la situación, no solo de las mujeres, sino también del conflicto armado: “Engañan a los jóvenes. No tienen trabajo y alguien les dice que con un arma en la mano lo tendrán todo”.