
Una mujer recoge hierbas aromáticas de una de las huertas del grupo comunitario. EFE/Luis Eduardo Noriega A.
“Somos campo”, una agroempresa liderada por mujeres rurales en Colombia
De pequeñas huertas caseras para el autoabastecimiento a un proyecto productivo y liderado por mujeres rurales en Colombia. “Somos Campo” es una agroempresa dedicada a la producción de aromáticas, aceites y extractos, ejemplo de trabajo asociativo y comunitario en el departamento de Antioquia (noroeste).
La planta de producción, que opera en la vereda (aldea) San José, en el municipio de Marinilla, es el reflejo de la lucha de campesinas que se unieron con el objetivo de contribuir con el desarrollo rural sostenible para caminar hacia la equidad de género.
La agroempresa se formó en las entrañas de la Asociación de Mujeres Campesinas Buscando Futuro (AMCABF), creada en 2004, para estimular la participación femenina en el ámbito social, económico y ambiental. Esa iniciativa se convirtió en un negocio que transformó vidas, según ha contado a Efe, Adriana María Torres, coordinadora técnica y asociada.
“Habían procesos de liderazgo, pero las mujeres seguían dependiendo de sus esposos, por eso la necesidad de crear proyectos económicos para nosotras“, ha argumentado Torres.
Entre aromáticas y aceites
Las mujeres que tenían tierra disponible empezaron a sembrar plantas aromáticas y medicinales, y luego se capacitaron en procesos de transformación.
“De vender solamente las plantas en fresco o deshidratadas, empezó un proceso de industrialización“, ha apuntado. Ya cuentan con diez variedades de aromáticas en tisana, además de crear una planta de extracción aceites y esencias de romero, eucalipto y cidronela, entre otros.
Para AMCABF vino un impulso importante con el programa Método Base de Aceleración (MBA) agroempresarial, que desarrolla Interactuar en alianza con la ONG belga ACTEC, el Gobierno de Navarra y la Fundación del Valle, que tiene como objetivo acompañar a empresarios y agroempresarios para incrementar su competitividad y acelerar el crecimiento empresarial.
“Este es un proceso de resiliencia“, ha comentado Torres sobre la asociación, que cuenta con 37 integrantes, y sobre la agroempresa “Somos Campo”, vital para que campesinas colombianas y sus familias encuentren en el campo “la oportunidad de ser felices, de salir adelante y de vivir dignamente”.
Oportunidad para el campo
La líder de desarrollo agroempresarial de Interactuar, Liliana Tabares, ha expresado a Efe que el liderazgo femenino constituye una “gran oportunidad” para el desarrollo económico del campo colombiano.
“Las mujeres rurales son líderes, productoras, empresarias y proveedoras de servicios. Sus contribuciones son vitales para el bienestar de las familias, de las comunidades y de las economías”, ha afirmado.
Este segmento de la población representa en Colombia una “gran proporción de la mano de obra agrícola“, y ha destacado que se encarguen de producir la mayoría de los alimentos que se cosechan, “especialmente en la agricultura de subsistencia“, además de estar a cargo de la mayor parte de los trabajos de cuidado no remunerados.
Por ello, celebra que 47 % de la población que atiende Interactuar con el MBA agroempresarial sean mujeres.
La pandemia provocó un retroceso en términos de equidad y la brecha se profundizó en el país al punto de que por cada 10 hombres que salieron del desempleo en el último año solo una mujer lo hizo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en enero de 2022 la tasa de desempleo en Colombia para mujeres fue de 19,4 %, mientras que para los hombres fue de 11,2 %.
Gestoras de proyectos colectivos
Tabares ha explicado que el propósito de la corporación ha sido transformar a las mujeres campesinas en “agentes de cambio económico, ambiental y social” porque consiguen “empoderarse para buscar el desarrollo del campo, su bienestar y el de la comunidad rural”.
Ha reconocido que en algunas regiones del país ver a una mujer liderando “no está dentro de las posibilidades” y sus habilidades de liderazgo pueden ser coartadas, pero con las estrategias de acompañamiento que implementan han convertido a campesinas en “gestoras de proyectos colectivos”, como sucedió con la AMCABF y su marca “Somos Campo”.
“La mujer empoderada empieza a identificar que si fue capaz de transformar su agroempresa, su asociación y su familia, es capaz de transformar a su comunidad“, ha puntualizado Tabares.
De los cerca de 49.000 empresarios acompañados por Interactuar, con acceso financiero y sus programas de capacitación, el 52 % son mujeres.