“Sin habitación propia”, relatos de mujeres sin hogar alrededor del mundo
Visibilizar la situación de calle y vulnerabilidad de millones de mujeres es el objetivo que persiguen seis experimentadas reporteras internacionales que han unido sus fuerzas en “Sin habitación propia. Crónicas sobre mujeres sin hogar de norte a sur”, un proyecto periodístico que pretende dar la vuelta al mundo para narrar la violencia y precariedad absoluta a las que se enfrentan millones de mujeres en Europa, América, África y Asia.
Se trata de un nuevo título de la colección Compromiso que Libros.com desarrolla con el apoyo de la Fundación “la Caixa” y que se ha financiado con una campaña de crowdfunding que ya ha superado los 8.000 euros previstos.
Como su coordinadora, Lula Gómez, describe en una entrevista coral con el resto de autoras con Efeminista, “Sin habitación propia” es “un libro de migrantes y de supervivientes” que, en palabras de la prologuista, la periodista Pilar del Río, “hará vomitar a los lectores y lectoras con esta dura realidad”.
“Creo que hace falta poner perspectiva de género a cualquier proyecto, ya sea sobre sinhogarismo o sobre cómo se fabrica un cohete, porque no podemos hacer periodismo profesional y olvidarnos del 51% de la población” remarca Gómez sobre el proyecto, que aún no tiene fecha de salida.
“Sin habitación propia”, que comenzó a gestarse en mayo, es el alegato periodístico de seis reconocidas profesionales en la defensa de los derechos humanos como Lula Gómez, desde España; Carla Fibla, desde Sudáfrica; Eileen Truax, desde Estados Unidos; Laila Abu Shibah, desde Colombia; Nuria Tesón, desde Egipto; y Dolors Rodríguez, desde China.
Lula Gómez: Violencia machista y sinhogarismo en España
Además de capitanear la publicación, Lula Gómez radiografiará la situación de las mujeres en España donde, “por los pocos estudios que empieza a haber-dice-, es posible que la mitad de las mujeres que están en la calle sean víctimas de violencia machista y no lo cuenten para protegerse”.
“Por esa vulnerabilidad a la que están expuestas las mujeres, sufren una violencia física que muchas veces callan, porque hablar de las violencias machistas nos cuesta a todas y en una situación de sin hogar es todavía peor“, advierte esta periodista madrileña con una larga trayectoria a sus espaldas en temas de género y derechos humanos, y le agradece al periodismo haber descubierto el feminismo.
En el libro narrará la historia de una mujer que paga 300 euros por vivir en un trastero y la de una cuidadora de personas dependientes a la que la covid ha dejado sin trabajo ni techo.
Además, Gómez, reconstruirá la historia del suicidio de tres mujeres, ya que, recuerda, “dentro de las personas sin hogar, ellas son las que más se suicidan”.
“Los pocos recursos que hay para personas sin hogar en todo el mundo están pensados con una mirada masculina”, explica, y se refiere a “Sin habitación propia” como “un gran reto periodístico” que va a “golpear a cualquiera que nos quiera leer y va a ser incómodo tanto para los políticos o políticas como para el ciudadano de a pie”, que están acostumbrados al entretenimiento.
Carla Fibla: El violento camino hacia Sudáfrica
Cuando era pequeña, a Carla Fibla ya le gustaba observar, preguntar y contar. Y, desde hace un par de meses, lo hace desde Sudáfrica, uno de los destinos más codiciados de África por ofrecer la apertura, esperanza, seguridad y estabilidad que buscan millones de mujeres que huyen de los conflictos armados de sus países de origen.
“Se habla muy poco de toda esa migración interna dentro del continente africano. Hablamos siempre mucho más de cuando llegan a Europa, o de lo que se encuentran una vez allí, pero es muy importante conocer este aspecto anterior”, asegura la periodista valenciana que relata en “Sin habitación propia” las situaciones de “desesperación absoluta” que viven estas mujeres, desde un punto de vista económico, pero también desde el psicológico, tratando “las secuelas que tienen y cómo esas mujeres, a las que no se le está prestando casi ninguna atención, pueden sanar”.
“La violencia a la que se exponen es absoluta, como cuando hablamos del cuerpo de la mujer como arma de guerra”. Hay algún testimonio en el que se describe cómo el camino desde sus países de origen a Sudáfrica lo han hecho violación tras violación. Los propios traficantes se informan entre ellos de que de esa mujer pueden ir abusando mientras la van transportando sin que ella pueda resistirse o huir, denuncia Fibla, quien además analizará el papel que juegan las asociaciones y plataformas de ayuda, tanto religiosas como laicas, en la vida de todas estas migrantes.
Eileen Truax: Mujeres con techo pero sin hogar en EE.UU.
Antes de que Gómez le ofreciera participar en “Sin habitación propia”, Eileen Truax ya se había interesado por la visibilización de las mujeres migrantes, sobre todo la de aquellas cuyo lugar de destino es Estados Unidos, un territorio “tan diverso como las vulnerabilidades que sufren”.
“Si buscas en Google ‘migración’ lo que te salen son hombres y existe la idea de que las mujeres migran por reunificación familiar pero hay una invisibilización de las que lo hacen porque son soporte de familia“, subraya la periodista.
Y recuerda el caso de María, una mujer mexicana, igual que ella, que pese a contar con recursos suficientes para vivir de manera independiente, decide alquilar un sofá en una casa donde viven más personas, exponiéndose a toda clase de violencias, “para poder mandar dinero a su país y mantener a su mamá y a su hijo”.
Las mujeres como María “se incorporan al aparato productivo de su país de destino y generan una falsa prosperidad en el país de origen, porque así es como sobreviven las familias”, expone Truax, quien hace hincapié en que la manera en la que se “mueven los engranajes de dos países diferentes” convierte el fenómeno en global y sólo se puede atajar desde la cultura, la educación y modificando “la forma que tenemos de entender a la mujer”.
“A veces, cuando pensamos en una persona sinhogar, pensamos en alguien que duerme en la calle, y no necesariamente. Si duermes en un sillón tienes un techo pero eso no es un hogar”, precisa la profesional especializada en política y migración.
Además del relato de María, Truax quiere escribir acerca de la abstención lingüística de las mujeres indígenas y el sistema de puertas giratorias de las cárceles estadounidenses sin reinserción, que afecta sobremanera a las afroamericanas y latinas, más vulnerables a las pandillas y al narcotráfico.
Laila Abu Shibah: Sin datos en Colombia
Laila Abu Shibah sostiene que el problema en Colombia, país desde el que acercará la realidad de las mujeres sin hogar en Latinoamérica, es institucional. Esto se ve reflejado en el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, la entidad oficial que se encarga de la elaboración de los censos en el país, que contabiliza solo personas sin hogar, sin desagregarlos por sexo.
“¿Cómo se van a construir políticas públicas pensadas en las mujeres sin hogar si ni siquiera sabemos cuántas son, por qué llegaron a esa situación o dónde están?”, se pregunta Abu Shibah quien, a pesar de haberse formado en Ciencias Políticas, siempre se presenta como periodista, una profesión en la que lleva veinte años y a la que decidió dedicarse para poder contar historias como las de “Sin habitación propia”.
Una migrante venezolana, una campesina que huyendo del conflicto armado se vio obligada a desplazarse una y otra vez por el interior de Colombia y una exguerrillera de las FARC, a las que llegó hace décadas por no tener hogar y cuya disolución tras el acuerdo de paz “le produjo pánico por el hecho de perder su hogar y su familia” son las tres protagonistas que vertebrarán el relato de Abu Shibah, quien asegura que aterrizó en el proyecto gracias a la recomendación de la “red feminista” que ha tejido con otras mujeres de su oficio a lo largo de los años.
Nuria Tesón: Contrapoder en Egipto
Cuando hace dos décadas Nuria Tesón llegó a Madrid desde Zamora para formarse en Periodismo, vocación que le parece un “superpoder”, dejó por escrito en un viejo documento de Word: “Lo primero que aprende uno cuando va en el metro es a no mirar a los ojos de la gente”. Ahora, desde Egipto, mira a los ojos de millones de mujeres en situación de pobreza y vulnerabilidad extrema en Oriente. Y con la publicación de “Sin habitación propia” anima al resto a hacerlo también.
“En la última década, las niñas, cada vez más pequeñas, desde los 4 o 5 años, se ven obligadas a abandonar sus hogares por una situación de violación o explotación. Cuando están en la calle no es que sean invisibles, es que quieren desaparecer.
Y, en muchos casos, acaban travistiéndose y convirtiéndose en hombres para acabar con esa violencia que es exclusivamente de género y se reproduce en forma de violencia sexual“, denuncia la profesional de la información, que se decantó por el periodismo para poder ejercerlo como contrapoder, tarea que en esta publicación lleva a cabo contra la férrea dictadura egipcia.
“Acceder a la gente sin que tenga miedo de hablar y de sufrir represalias va a ser una de las claves en el desarrollo”, piensa Tesón, que además busca visibilizar en “Sin habitación propia” el incremento de la violencia intrafamiliar y estructural que empuja a las niñas a caer en redes de prostitución, los desplazamientos internos y la brutal expansión de políticas urbanísticas aporofóbicas.
“Con la excusa de mejorar y hacer una mayor planificación urbanística, acaban con la vivienda informal, construida ilegalmente, que es la única en la que pueden apoyarse miles e incluso millones de personas en este país que terminan en la calle“, sostiene Tesón.
Dolors Rodríguez: Un ‘Gran Hermano’ en China
La última voz en unirse a “Sin habitación propia” ha sido la de Dolors Rodríguez, que plasmará la situación de Asia desde China, un país que destaca por la “falta de fuentes de información debido al control total que ejerce el gobierno y su falta de transparencia“, y que la periodista compara con “un Gran Hermano”.
“La mayoría de las mujeres sin hogar son inmigrantes del campo que van a la ciudad a buscar trabajo en sectores precarios. Millones ejercen como cuidadoras o limpiadoras, sin salario fijo y compartiendo habitaciones. En China el gobierno aplica un estricto control de residencia sobre la población que se conoce como hukou.
Las inmigrantes del campo son ‘alegales’ en las ciudades y pueden ser repatriadas”, cuenta la corresponsal remarcando que la vulnerabilidad de estas mujeres es extrema ya que, al no tener permiso de residencia, tampoco pueden acceder a la policía, a la sanidad, a la vivienda o a las ayudas sociales.
Se trata de una complicada situación que la pandemia, que comenzó en este país, ha agravado mucho más dejando completamente aisladas y precarizadas a millones de mujeres, según denuncia Rodríguez, quien nunca tuvo dudas a la hora de convertirse en periodista y que viaja por esta región asiática desde hace años.