Reivindicaciones sociales Tokio

La atleta estadounidense Raven Saunders cruzó los brazos en el podio de lanzamiento de peso. EFE/EPA/FRANCK ROBICHON

Reivindicaciones sociales, las otras medallas de los Juegos de Tokio 2020

Laura de Grado y Cristina Bazán | Madrid y Guayaquil - 9 agosto, 2021

Además de dejar nuevas referentes mundiales en distintos deportes y del reparto de las codiciadas medallas olímpicas, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han sido escenario de reivindicaciones sociales de toda índole -feministas, LGBTI, antirracistas o sobre salud mental- dignas de podio tanto por la valentía de quienes las han visibilizado como por la importancia de las mismas.

Una de las primeras en alzar su voz, incluso antes de llegar a Tokio, fue la nadadora española Ona Carbonell. La líder de la delegación cargó a mediados de julio contra la organización de los Juegos después de que no la dejaran llevar a su hijo Kai, que se encuentra en período de lactancia, y puso sobre la mesa la discusión sobre la conciliación familiar.

"Espero que con este vídeo, y que todas estas deportistas que están pasando por lo mismo, ayudemos un poco a visibilizar esta situación y a normalizar algo que debería serlo y que obviamente no es", escribía la nadadora en su cuenta de Instagram.

Semanas después, ya en la villa olímpica, subió a sus redes una foto en la que le cantaba el cumpleaños feliz a su bebé por videollamada. "Estamos separados, pero te tengo presente en todo momento".

Las reivindicaciones sociales en Tokio 2020

Por su parte, la selección alemana de gimnasia artística llevó a Tokio su lucha contra la sexualización en el deporte y se presentaron con trajes de cuerpo entero que llegan hasta los tobillos en vez del tradicional maillot, como ya hicieron a mediados de abril en el Campeonato Europeo de Gimnasia Artística, en Basilea.

Las deportistas Elisabeth Seitz, Sarah Voss, Pauline Schaefer-Betz y Kim Bui participaron en las pruebas de clasificación para la final por equipos de gimnasia artística enfundadas en un traje con los colores rojo y blanco que cubría tanto las piernas, hasta los tobillos, como los brazos.

"Queriamos demostrar que cada mujer, cada una, debe decidir qué ropa llevar”, afirmaba la tres veces olímpica Elisabeth Seitz.

Reivindicaciones sociales Tokio

Una integrante del equipo alemán con un traje completo durante los Juegos Olímpicos 2020. EFE/Alberto Estévez

La hora de la salud mental

La gimnasia artística también vivió uno de los momentos de mayor repercusión de la cita olímpica: cuando la estadounidense Simone Biles abandonó la final por equipos del 27 de julio por problemas psicológicos, poniendo así en el centro del debate la importancia de la salud mental en el deporte y en la vida.

"Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo. Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos", explicaba la deportista tras su retirada.

Meses antes, la tenista japonesa ganadora de cuatro torneos de Grand Slam y número dos del mundo, Naomi Osaka, tomó la decisión de retirarse del Roland Garros por la misma razón: por priorizar su salud mental.

Biles, ganadora de cinco medallas olímpicas en Río 2016, se retiró de la final tras hacer solo el ejercicio de salto y no participó en ninguna de las otras cuatro para las que estaba clasificada. Reapareció en la final de barra de equilibrio el 3 agosto colgándose el bronce en la prueba.

La estadounidense Simone Biles durante la final de barra de equilibrio. EFE/EPA/HOW HWEE YOUNG

"Dar luz a toda la gente del mundo que lucha"

Otra atleta estadounidense, la subcampeona olímpica de lanzamiento de peso Raven Saunders, realizó el primer gesto reivindicativo en el podio de atletismo de los Juegos Olímpicos. El Comité Olímpico Internacional puso en análisis una sanción para la deportista, pues no autoriza acciones de protesta durante la competición o en la ceremonia de entrega de preseas.

La medallista cruzó los brazos sobre su cabeza en forma de X para indicar "la intersección en la que se encuentran todos los que están oprimidos" con el objetivo de "dar luz a toda la gente del mundo que lucha y que no tiene una plataforma para hablar por sí misma".

"Para mí haber ganado esta medalla y que pueda servir de inspiración al colectivo LGTBI, a las personas con enfermedades mentales y a las minorías negras significa todo", explicó tras la competición.

Por su parte, el saltador de trampolín británico Tom Daley, reconocido activista de los derechos LGTBI, volvió a reivindicar la causa gay tras colgarse el oro olímpico en el salto de 10 metros sincronizado, junto con Matty Lee.

El joven prodigio del salto, que participó por cuarta vez en unos Juegos, declaró que estaba "increíblemente orgulloso de decir que soy un hombre gay y que también soy un campeón olímpico. Me siento empoderado porque cuando era más joven pensaba que nunca podría conseguir nada por ser quien yo era".

Volvió a llamar la atención días después cuando se lo vio tejiendo durante la final de trampolín de 3 metros de mujeres. “Lo único que me ha mantenido cuerdo durante todo este proceso es mi amor por el tejido y el crochet”, explicaba en sus redes sociales.

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Thomas Daley (d) de Gran Bretaña tejiendo mientras mira la prueba de trampolín de 3 metros. EFE/EPA/Patrick B. Kraemer

Contra el machismo y la misoginia

Ataques misóginos hacia la arquera surcoreana An San inundaron las redes sociales pese a que la competidora ganó tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos y rompió un récord. ¿La razón? Su pelo corto.

San, de 20 años, recibió violentos ataques en redes de hombres coreanos que la insultaban y llegaron a exigir que pidiese disculpas y devolviese sus recién ganados títulos olímpicos. Sin embargo, las coreanas se volcaron a apoyarla y subieron fotos con pelo corto. Además, la Asociación de Arquería de Corea recibió miles de mensajes de personas que pedían que se proteja a la arquera.

La china Lijiao Gong, ganadora una medalla de oro en la prueba de lanzamiento de peso, también fue víctima del machismo, esta vez, desde los medios de comunicación. "¿Tiene algún plan de vida como mujer?", le preguntó una reportera de una televisión pública después de la competencia.

Tras la sorpresa de la atleta por la pregunta, la periodista la calificó como una "mujer varonil". La entrevista recibió un sinnúmero de críticas en redes sociales y fue calificada de sexista.

Del otro lado del mundo, en Ecuador, los prejuicios machistas en el deporte salieron a la luz después de que la pesista Neisi Dajomes ganó el primer oro en esta disciplina en la historia del país.

"Este deporte es muy machista. Siempre lo han catalogado como que no es para mujeres sino que para hombres, pero nosotras, junto con Tamara, Neisi y Alexandra, siempre tratamos de demostrar ese feminismo, esa feminidad en la competencia", dijo su hermana Angie Palacios a su llegada al país. Años antes, Dajomes había pensado en dejar la halterofilia pues le habían dicho que se le iba a "hacer feo el cuerpo".

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La arquera An San tras recibir su medalla de oro. EFE/EPA/YONHAP SOUTH KOREA OUT

"Todos los deportes son para chicos y chicas"

La skater brasileña Rayssa Leal, que a sus 13 años se ha convertido en la medallista olímpica más joven de su país, también ha reivindicado el deseo de las niñas de practicar cualquier deporte.

Leal ha afirmado que "nunca escuchó" a quienes le decían que las chicas no pueden practicar skate, al ser preguntada si alguna vez se enfrentó a ese tipo de prejuicios.

"Yo creo que todos los deportes son válidos para chicos y chicas, no hay barreras en los deportes. No creo en las ideas preconcebidas de ese tipo, o que estudiar y hacer skate sean incompatibles", ha dicho la patinadora, quien también ha contado con el apoyo de sus padres en ambos frentes.

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Rayssa Leal durante las rondas preliminares del street femenino de skateboarding. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni



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