Nieves Segovia (SEK): El acceso de mujeres a carreras STEM debe ser una prioridad

Macarena Baena Garrido | Madrid - 8 octubre, 2021

Para la presidenta de la Institución Educativa SEK, Nieves Segovia Bonet, el acceso de las jóvenes a las carreras STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) es, sin duda, “uno de los temas prioritarios que el sistema educativo español tiene que atender”.

Educadora, experta en innovación educativa, empresaria, miembro del Consejo Escolar del Estado y presidenta de la Fundación Felipe Segovia, entre otras responsabilidades,  Segovia habla con Efeminista de los retos del sistema educativo español, de lo que la pandemia ha supuesto para el alumnado y los docentes, y de las nuevas oportunidades que esta experiencia ha visibilizado.

La pandemia nos puso a prueba a todos y, de forma muy especial, al sector educativo (…) porque  se trataba de transformar, hacer un 180 a la manera en la que nos comunicábamos con nuestros alumnos”.

“La pandemia nos obligó a replantearnos todo”

Pregunta.- ¿Qué valoración hace del año de pandemia desde el punto de vista del sector educativo?

Respuesta.– La pandemia nos puso a prueba a todos, a todos los sectores y, de forma muy especial, al sector educativo, porque se trataba de transformar, de hacer un 180 a la manera en la que nos comunicábamos con nuestros alumnos.

En el proceso educativo, al modificar una de las piezas, que en este caso era el espacio -el aula se trasladaba a los hogares-, todos los demás elementos también se vieron afectados.

Tuvimos que replantearnos los recursos que utilizábamos, cuál era el rol del alumno -que ganó mucha autonomía en su proceso de aprendizaje-, cuál era el rol del profesor -que se veía mucho más aislado- y de qué manera promovíamos la colaboración en entornos digitales que, por otro lado, nos permitían hacer cosas que antes no hacíamos. Además, teníamos que analizar cuál era el rol de las familias y si los contenidos del currículum realmente eran relevantes en esas circunstancias.

En el caso de la Institución Educativa SEK -comprende todos los Colegios Internacionales que SEK tiene en España, Irlanda, Francia y Qatar- y la Universidad Camilo José Cela (Madrid),  desde el punto de vista educativo la pandemia fue un laboratorio de experiencias educativas fabuloso que nos permitió acelerar muchísimos de los procesos de innovación en los que veníamos trabajando desde hacía mucho tiempo. Afortunadamente estábamos preparados.

Sector educativo: resiliencia, flexibilidad y adaptación

P.- Tras ese replanteamiento de todo el proceso de aprendizaje ¿ve necesario un cambio profundo del sistema educativo? 

R.- Creo que el sector educativo español, en todas sus etapas, ha dado muestras de grandísima resiliencia, flexibilidad y capacidad de adaptarse a un cambio tan grande como el que vivimos. Ha sido una experiencia a escala global de la que hemos tenido que aprender, y lo que no podemos pensar es que el sector educativo va a volver a su antigua normalidad. No debemos hacerlo. No ser capaces de extraer consecuencias positivas sería una falta de respeto a las circunstancias tan extraordinarias que hemos vivido.

Los aprendizajes han sido muy pronunciados, nos hemos visto obligados a avanzar, a experimentar, a probar, a entender de qué manera podíamos revestir cada una de las experiencias de aprendizaje de nuestros alumnos con una capa digital, que en muchos casos venía a enriquecer y hacer mucho más personal y única esa experiencia.

Son cuestiones que nos obligan a una reflexión muy profunda.

Tenemos que ser capaces de darnos la mano con otros agentes, educadores formales e informales, agentes sociales… y replantearnos cuál queremos que sea el rol de la educación con el fin de ser capaces de incidir y liderar los cambios que queremos ver en nuestra sociedad.

El alumno, en el centro del diseño educativo

P.- La pandemia también ha visibilizado las necesidades emocionales de los alumnos. Según Unicef, uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años en todo el mundo tiene un problema de salud mental diagnosticado y casi 46.000 adolescentes se suicidan cada año. ¿Qué pasos debemos seguir?

R.- Este ha sido uno de los aprendizajes más importante que hemos tenido: poner no solo al alumno en el centro, sino al alumno y su equilibrio emocional. El del alumno y el de toda la comunidad educativa porque, al final, todos nos hemos visto afectados en este proceso.

El alumno tiene que estar en el centro de cualquier diseño educativo.

Hemos comprobado que la tecnología usada de forma inteligente nos permite llegar a cada alumno en su ritmo y en su estilo de aprendizaje. Hay que hacer una educación personal, con itinerarios personales, que responda a las pasiones individuales de cada uno, más flexible, que se adapte a los cambios y que considere al alumno como único y diferente en su forma de pensar, de aprender, de comunicarse con intereses particulares y muy diversos respecto del resto de sus compañeros.

En SEK, la educación emocional siempre ha tenido muchísima importancia. Fuimos los primeros en introducir los programas de desarrollo social y emocional de la mano de Linda Lantieri y los programas norteamericanos Casel, unas herramientas esenciales para que el alumno reflexione sobre la gestión de sus propias emociones.

Urge combatir la desigualdad y la intolerancia

P.- Estamos presenciando un importante retroceso en derechos humanos de personas diversas, de mujeres, de niñas… ¿Cómo se debe abordar este problema desde la educación?

R.- Estamos seguros de que la manera de combatir las desigualdades que estamos viendo, las actitudes intolerantes y las posiciones extremas desde la perspectiva social, tiene que empezar por la educación desde las edades más tempranas. No es algo que podamos dejar para más adelante.

Nuestros alumnos deben aprender la libertad ejerciendo esa libertad, asumir la responsabilidad ejerciendo la responsabilidad y entender cómo es el otro trabajando con el otro, que es diverso, y aprendiendo unos de otros. Una escuela que modela esos valores, que invita al alumno a explorar, a ser curioso, a ser creativo, a pensar con una mentalidad muy abierta es la base de una sociedad más sana, más tolerante y más libre, entendiendo que la libertad de cada uno termina donde empieza la de los demás.

Mujeres en STEM, el gran reto

P.- Todavía existe una gran brecha de género entre hombres y mujeres en las carreras STEM ¿Qué más se puede hacer para fomentar estas vocaciones entre las estudiantes? 

R.- El  tema de las niñas siguiendo carreras STEM es una de las cuestiones más importantes en las que tenemos que enfocar el sistema educativo. Si no tomamos medidas ya, se generará la siguiente brecha laboral de género y, dentro de 10 ó 15 años, será una brecha que ya no tendremos tiempo de resolver. Creo que es uno de los temas prioritarios que nuestro sistema educativo tiene que atender y debe hacerlo desde las edades más tempranas.

Hemos hecho análisis, estudios y encuestas que, por desgracia, demuestran que existe el estereotipo mental, a veces inconsciente y que nace en sus propias casas, de una menor inteligencia por parte de las de las niñas. Las niñas perciben que son menos inteligentes y eso es algo que tiene que combatir toda la sociedad.

Es un estereotipo social que está instalado en el subconsciente. Y combatirlo requiere muchísimo trabajo. Y no solo desde la escuela o mostrándoles referentes femeninos, sino haciendo un ejercicio colectivo desde todos los líderes de opinión, los medios de comunicación y, por supuesto, el sistema educativo, poniendo los medios para que las niñas vean facilitado ese acceso a la carrera STEM y su permanencia en ella. Como sociedad debemos plantearnos si las estamos apoyando como deberíamos.

P.- Las mujeres también emprenden menos que los hombres ¿A qué se debe?

R.- Es algo que me sorprende porque en nuestra pre-incubadora -programa de SEK en el que los alumnos entre 14 y 18 años presentan proyectos, algunos de cuyas patentes han sido vendidas a empresas tecnológicas internacionales- hay más niñas que niños. Algo debe suceder más adelante…

Estamos viendo muchas niñas que desarrollan proyectos de impacto social e innovación. Creo que en la base no hay esa diferencia. De nuevo, tenemos que ver si como sociedad acompañamos de la misma manera a niños y niñas o jóvenes y mujeres jóvenes a medida que avanzan y que progresan en la universidad y en el mercado laboral porque las niñas de 14 años están todas preparadas para emprender y además quieren hacerlo.