Lita Cabellut: “La ética tiene que doler”
Lita Cabellut, la artista española más cotizada del mundo, ha visitado el Museo del Prado, el lugar que transformó su vida a los 13 años, cuando tras dejar de ser una niña indigente en las calles, visitó con su madre adoptiva el museo y al contemplar el cuadro de “Las tres Gracias”, de Rubens, supo enseguida que quería ser pintora.
Y ha sido en el gran templo de la pintura en España donde Lita Cabellut (Sariñena, Husca, 1961) 48 años después de vivir para pintar, crear, construir y deconstruir ha repasado a sus maestros, a Goya, Caravaggio, Velázquez, o El Greco, pero también a Lorca y Camarón de la Isla.
“Goya es la conciencia y Camarón me ha enseñado a pintar”
“En esta casa hay muchos maestros, que se han preocupado por el retrato, los paisajes, los animales, el cuerpo, lo simbólico… Caravaggio nos ha enseñado que el dolor, la bestialidad, que lo más tremendo contiene también belleza, que nunca se puede separar lo monstruoso del ser humano. Si miramos a Goya, es la conciencia. Me ha enseñado a observar. Me pellizca la ética. Vemos su implicación social. Velázquez es majestuoso y empaqueta lo bonito y lo feo de una manera virtuosa, y El Greco quiere estirar su figuras y hacerlas espirituales. Quiere elevar las miserias y contradicciones del ser humano y hacerlas sublimes, de eso trata el arte“, ha explicado la artista este sábado ante un auditorio lleno.
Pero de entre esos maestros que la enseñaron a pintar también Cabellut habló de Camarón de la Isla y Lorca. “Los colores tienen sonidos, y los colores tienen efecto físico en la gente, y Camarón cuando canta toca las cuerdas con los colores. El negro, los muchos negros que yo utilizo y sus combinaciones, no vienen de Goya, él es la idea, el maestro, la conciencia, la pincelada, pero estos viene de Camarón que me va diciendo: negro con naranja, negro con rojo pero también con un poco de verde”. Él me ha enseñado a pintar a arrojarme a ese mundo incierto que es el arte”.
Y de Federico García Lorca, otra de sus pasiones, Cabellut dice admirar su capacidad de tener esa mirada joven, como de niño. “Eso me produce una gran ternura, que siendo una persona tan inteligente, tan sensible sea también tan niño, porque cuando crecemos nos vamos endureciendo, encaparazonando, y él no”.
“Yo creo que la ética debe de doler”
La artista, que también tiene sangre gitana por sus venas y que vive en Holanda desde que se trasladó a los 19 años con una beca, quiso dejar claro, ante una pregunta del periodista Antón Castro, con quien mantuvo una larga charla, que no entiende que Lorca pueda inspirar drama, como pudiera pasar también con algunas de su obras.
“Hay una confusión muy grande entre el drama y la ética. Drama no veo ni en Camarón, ni en Lorca ni en mi. Podemos ser muy teatrales pero no dramáticos, que es como una pesadumbre interior. Yo creo que la ética debe de doler”, apostilló.
“La inteligencia tiene que pasar momentos duros, tiene que preocuparse, y cuanto más comprometido con la vida estás, más momentos tienes de dolor, pero el dolor no es drama. El drama es el sentimentalismo que le damos a las cosas que son irremediables y que no queremos nombrar porque no somos capaces de afrontar nuestras propias realidades sobre un dolor que es humano y que tenemos derecho a tenerlo”.
“El arte está por encima de ser mujer o no”
Cabellut también dejó claro que”el arte está por encima de ser mujer o no” y, ante un auditorio entregado, quiso devolver algo de su intimo proceso creativo actual al lugar que le ha dado tanto y que nunca abandona, como ella mismo comentó. “En el Prado estoy siempre”.
Así es que soltó el lienzo del marco, lo puso encima de la mesa y lo golpeó con las manos rompiendo con ganas la tela hasta que llegó a la deconstrucción del retrato. Una ‘performance’ de una artista tímida, acostumbrada a trabajar en su taller y que visibilizó su desarrollo creativo porque dice que se lo debía al Museo Prado.
“Me hace muy feliz hacerlo aquí en el sitio donde empezó todo, y que se vea por primera vez como me parto”.
“Deconstruyo para dar una oportunidad a reconstruir algo sobre una base que ya existe. Es una manera autobiográfica para mi después de 48 años de esfuerzo, estudio, disciplina y dedicación. Es llegar a un punto de libertad”, concluyó esta artista que se considera renacentista.