Inacabada Ariel Richards

Portada del libro "Inacabada" de Ariel Florencia Richards. Foto: Cortesía Alfaguara

'Inacabada', la novela de Ariel Richards sobre el tránsito de género y los silencios que lo rodean

Cristina Bazán | Guayaquil - 22 abril, 2024

La escritora chilena Ariel Florencia Richards toma su experiencia personal como base para construir la historia de Juana, una mujer trans que intenta encontrar las palabras y el momento indicado para hablar con su madre sobre cómo se siente, y quien es la protagonista de su nueva novela Inacabada, en la que explora los silencios propios y ajenos que rodean al tránsito de género.

"Una mamá sabe que si su hija le dice 'Mamá, tengo algo que decirte' viene algo grande. Me interesa esa antesala de la verdad. Juana tiene miedo de decir lo que le pasa porque cree que puede herir a M, su madre, y eso me parece a la vez muy hermoso. Algo muy transversal a la experiencia de ser hija, trans o no", explica Richards en una entrevista con Efeminista.

Además del miedo a herir a su madre, Juana teme ser incomprendida y rechazada por ella, y que esa conversación marque un antes y un después en su vida. "Decirlas significaba, además, empezar. Y empezar era una forma de abandonar lo que ya no era suyo", reza la novela, cuyo relato está en tercera persona.

El libro, que publica la editorial Alfaguara, ha tenido un gran éxito en Chile y la autora (Santiago, 1981) confiesa que la historia ha permitido que muchas madres y padres se miren frente a un espejo y se cuestionen sobre cómo romper esos silencios durante el tránsito de sus hijas e hijos.

"Aunque la novela no tenía ese objetivo cuando se escribió, es algo que ha pasado y creo que refleja el momento cultural. Soy muy activa en Instagram y no pasa una semana en que no me escriba una mamá o un papá de una chica o chico trans que no sabe cómo abordar lo que le está pasando. Me doy cuenta que todavía hay bastante miedo y falta de conocimiento, especialmente entre los padres, pero no por ignorancia, sino por temor a herir y a que sus hijos sufran. Veo papás y mamás muy solos. Quizás, más que a las propias personas transgénero, este libro le habla a ellos", agrega la también investigadora de artes visuales.

'Inacabada', de Ariel Florencia Richards

Pregunta (P): Durante la novela hay varias referencias a lo inacabado: las obras que Juana analiza, la conversación con su madre que no le permiten cerrar ciclos… ¿qué significa para usted esta palabra y por qué decide ponerle así a esta obra?

Respuesta (R): Hay muchas maneras de referirse a lo que está pendiente. En lo cotidiano si se corta la llamada, decimos que esa conversación quedó inconclusa. En la historia del arte a esas obras que quedaron a medio camino tras empezarse, se las conoce como non finito. Son expresiones que, culturalmente, hemos inventado para nombrar la promesa de que lo empezado puede terminar.

Pero con la novela yo quería poner atención justo en eso, en lo que no conoce su fin. Para titularla le pedí ayuda a dos grandes amigos escritores y juntos elegimos (porque fue una votación) esta palabra femenina que nombra la dificultad de la madre y la hija por hablarse, pero a la vez que define tan bien la esencia de Juana.

P: Camila Sosa ha dicho que una de las razones por las que ella empezó a escribir fue para contarse porque las mujeres trans no estaban en el lenguaje ni las tomaban en cuenta para los temas que la sociedad considera importantes. ¿Qué opina de esa reivindicación? ¿Por qué decidió usted empezar a escribir?

R: Amo y admiro profundamente a Camila Sosa pero –honestamente– yo no empecé a escribir para cambiar los temas importantes de la sociedad, sino que, al leer a escritoras como Camila, me di cuenta que, escribiendo, me podía cambiar a mí misma. Y ese fue, por largo tiempo, un proceso íntimo y egoísta. Una práctica puertas adentro, que no tuvo que ver con publicar ni con una transformación social, sino que con encontrarle sentido a lo que me pasaba y entenderme.

Inacabada Ariel Florencia Richards

La escritora e investigadora de artes visuales Ariel Florencia Richards. Foto: Cortesía Alfaguara

El feminismo y las mujeres trans

P: Y si bien la visibilización va creciendo, las reacciones también llegan con fuerza. ¿Qué opina de esta división del feminismo sobre la inclusión de las mujeres trans que ha tomando fuerza en España?

R: Por un lado me da tristeza y por otro miedo. Pienso en mi mamá, que sabe de la presencia de feministas trans odiantes o trans excluyentes: ella estaba preocupada de que yo fuera a España, porque creía que podía exponerme a algo doloroso. Por suerte no fue así. Ahora pienso luego en el origen del feminismo, que surgió como una fuerza unificadora ante la opresión y la segregación. Y me pregunto por qué recurrir, desde el feminismo, a las mismas estrategias del patriarcado y el machismo.

No digo que todo feminismo deba ser incluyente, pero sí encontrar nuevas formas de encuentro para conversar y entender.

P: En América, en cambio, parece que es una conversación que ya está superada o que aún no se da… ¿Cómo lo ha visto en su país?

R: Mi país son muchos países y la realidad trans son muchas realidades en Chile. Digo, la mayoría de los movimientos feministas, en términos generales, parecieran adscribir a un feminismo incluyente y eso me parece hermoso. Pero hay otros temas que segregan a la experiencia trans y que son igual de graves que la brecha ideológica. Me refiero a la brecha social.

Por ejemplo, yo transité a los 37 años cuando reuní coraje, pero también cuando era económicamente independiente y solvente, por lo que pude costearme no sólo el tratamiento de reemplazo hormonal, sino que a una terapeuta que me acompañara: eso es un privilegio.

La tasa de suicido de personas transgénero en América Latina es altísima, especialmente entre jóvenes. Y luego, la realidad laboral de las personas transgénero adultas es brutal en su precariedad. Entonces no sé si es una conversación superada o pendiente, pero sí sé que hay asuntos urgentes que resolver y que refieren a la dignidad de las personas que transitamos.

P: ¿Qué significado tiene para usted la portada del libro?

R: Quería invitar a mi papá a que fuera parte. Él fue un fotógrafo autodidacta muy constante en su práctica y nos retrató a mí y a mi mamá en esta foto que me encanta. Estamos en el jardín de la casa en la que crecí y hay algo triangular en la composición de la imagen que conversa con La Piedad de Miguel Ángel, una obra clave para entender el duelo de la madre. Así que junto a Paz Balmaceda, brillante editora del libro, la quisimos dejar ahí, como un portal de acceso a lo que cuenta.



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