La vida de Clara Campoamor: una mujer, un voto
El 1 de Octubre de 1931 la abogada y política Clara Campoamor hacía historia al defender el derecho al voto de la mujer en las Cortes Españolas con el ímpetu y la determinación que la caracterizaban.
Nacida en Madrid el 12 de febrero de 1888, con apenas 26 años Clara Campoamor consiguió un empleo público como profesora de mecanografía. En 1924 se licenció en Derecho y se convirtió en la segunda mujer en ingresar en el Colegio de Abogados de Madrid, después de Victoria Kent.
En esa época colaboraba en asociaciones feministas, daba conferencias y escribía para la prensa, además de participar en la fundación de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas y el Instituto Internacional de Uniones Intelectuales.
Clara Campoamor, de abogada a política
Su salto a la política lo daría con el Partido Radical de Alejandro Lerroux con el que se presentó a las elecciones de 1931, que siguieron a la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. En estos comicios resultó elegida junto a Margarita Nelken y a Victoria Kent, en un momento en el que las mujeres todavía no podían votar pero sí ser elegidas.
El 30 de septiembre comenzaron los discursos en las Cortes a favor y en contra del sufragio femenino, pero no sería hasta el día siguiente, el 1 de octubre de 1931, cuando se produjeron las históricas intervenciones de Victoria Kent y Clara Campoamor.
Durante esta sesión, Campoamor, integrante del Partido Radical, se enfrentó a Victoria Kent y a los diputados de su propio partido para defender el principio de la igualdad por encima de los intereses del Estado o de las consecuencias que ello podría traer. En su intervención, Kent, había aludido al bajo nivel cultural de la mujer y a la influencia que sobre ella seguía ejerciendo la Iglesia, por lo que consideraba que el voto femenino podría traer consecuencias negativas a los intereses de la república.
Derecho al voto de las mujeres, aprobado en 1931
En su alegato, Campoamor no cedió y defendió con firmeza el principio de igualdad que debía de regir el voto. Su discurso fue decisivo y el sufragio femenino a partir de los 23 años fue aprobado con 161 votos a favor y 121 en contra. A partir de ese momento, el artículo 36 de la Constitución de 1931 exponía: “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes».
Para aquel entonces países como Nueva Zelanda, Finlandia, Noruega, Reino Unido o Alemania ya habían conseguido el derecho al voto femenino. En España, gracias a Campoamor, las mujeres pudieron ejercer su derecho a acudir a las urnas por primera vez en las elecciones del 19 de noviembre de 1933. Sin embargo, la diputada no consiguió renovar su escaño y terminó por alejarse de la política.
Tras el estallido de la Guerra Civil en 1936, Campoamor se exilió en París, donde permaneció hasta 1955 trabajando como traductora, y posteriormente se trasladó a Lausana (Suiza) para continuar con su actividad como abogada y allí murió en 1972.