Sahraa Karimi, cineasta afgana: “Es fundamental que no se reconozca al gobierno talibán”
“Es fundamental que los gobiernos no hagan ‘malas políticas’, es decir, que no reconozcan al gobierno talibán, para que no fundamenten su idea de que pueden seguir gobernando de esa forma miserable”, asevera la cineasta afgana Sahraa Karimi, que pide que se “ayude a los refugiados afganos facilitándoles su integración social”.
En una entrevista con Efeminista, la premiada documentalista, primera directora de la agencia estatal de cine Afghan Film y, hasta la fecha, única mujer Doctora en cine y dirección de Afganistán, narra su evacuación del país tras la toma del poder por parte de los talibanes.
Ahora, Karimi reside en Roma, donde da clases de cine en una escuela internacional. Este miércoles, 12 de enero, ha viajado a Madrid para participar en un acto organizado por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), la Academia de Cine y la plataforma de juristas WomenByWomen. Un acto para el que se contaba con la presencia de la actriz Fereshta Afshar, habitual en las películas de Karimi, aunque finalmente la intérprete no ha conseguido el visado para salir de Afganistán.
Hija de refugiados afganos en Irán, Karimi nació en 1983 en Teherán. Desde muy pequeña, se interesó por el arte cinematográfico y, siendo adolescente, estudió esa disciplina en Eslovaquia. Se doctoró en Bratislava y, al terminar sus estudios, decidió instalarse en Kabul, donde estuvo muy implicada en el cine afgano y su visibilización internacional.
Su próxima película, en la que ya está trabajando, girará en torno a la toma de poder de los talibanes y su evacuación de Kabul.
Visibilidad para las afganas
PREGUNTA.- Antes de nada, sé que ayer perdió el vuelo que la iba a traer a Madrid… ¿Cómo ha ido el viaje?
RESPUESTA.- Ha sido muy difícil, porque lo confundí con un viaje que voy a hacer el mismo día, pero el mes que viene. Así que pensé que era el mes que viene y perdí el vuelo… pero ya estoy aquí, deseando que llegue el evento de esta tarde.
P.- ¿Para qué es el viaje del mes que viene?
R.- El mes que viene seré una de las presentadoras de los Premios Goya: me han invitado a presentar el premio a mejor dirección.
Para mí, ahora mismo, es muy importante participar en este evento, porque no solo me represento a mí, sino que represento a mi país. Me permite hablar de la situación en Afganistán, especialmente para las mujeres, que tienen muchas dificultades. Por eso, como directora, intento usar estas plataformas para hablar de mi país, para hablar de la situación de las mujeres afganas y darles voz. El mundo no debería estar callado ante esto.
Un llamamiento a la acción
P.- En esos premios, las autoridades españoles están escuchando, ¿qué le gustaría decirles?
R.- Sintiéndolo mucho, cuando los talibanes llegaron a Kabul, la comunidad internacional estuvo bastante callada. Así que, me gustaría decirles que ahora no se mantengan en silencio, especialmente a España, que puede invitar a personas afganas en peligro a vivir aquí.
Creo que es responsabilidad de la comunidad internacional no reconocer el gobierno talibán y respetar y proteger los derechos humanos, en particular los de las mujeres. Espero que mi presencia en los Goya, como cineasta, ayude a tomar las decisiones adecuadas.
P.- La actriz Fereshta Afshar estaba invitada al coloquio, pero no ha conseguido el visado para salir de Afganistán. ¿Ha hablado con ella? ¿Está bien?
R.- Fereshta es una de mis actrices principales, pero tristemente no pudo salir de Afganistán a tiempo. En verano, fletamos un avión para que saliese, pero hubo una explosión delante del aeropuerto y no pudo hacerlo. Ella sigue en Afganistán y se está escondiendo, todavía no tiene visado. Mientras, los talibanes han prohibido la participación de mujeres en películas y la están persiguiendo, tanto a ella como a otras personas que fueron visibles antes de su llegada.
Ella tiene tres hijos, una de ellas es una adolescente de 15 años. Y estoy particularmente preocupada por ella, porque ha dejado de ir al colegio y está, por ser hija de quien es y por haberse relacionado conmigo, que soy una figura antitalibán muy visible, en serio peligro. Sé que los talibanes han llamado a Fereshta para que se persone en Kabul, pero estoy luchando para sacarla desde hace más de cuatro meses.
Espero que lo consigamos, porque no quedan muchas de esas actrices, periodistas o juristas en Afganistán. La mayoría ya consiguieron salir. Ahora solo necesitamos un poco más de apoyo por parte de los estados para que estos y estas profesionales, que están en peligro, puedan escapar.
La colaboración es fundamental
P.- Su papel ahora es el de intermediaria entre los estados y asociaciones y las personas que siguen en Afganistán: tiene mucha responsabilidad, pero no tanto poder de acción como quisiera. ¿Cómo lo afronta?
R.- Si pudiera, ayudaría a todas las personas que trabajaron conmigo, pero solo soy una persona y siento que no tengo poder. La gente a la que pido ayuda no suele responder ni colaborar, pese a poder hacerlo.
Sacar a gente de Afganistán, sobre todo a las personas que están en peligro, no es trabajo de una sola persona, sino que requiere colaboración entre individuos y asociaciones. Unos pueden ayudarles a conseguirles las visas, otros los billetes… es un puzle y, si faltan piezas, no hay mucho que hacer. Pero hay que seguir luchando, dando voz y visibilizando su situación. Porque, mientras tanto, ellas están en una situación de pobreza, miedo y estrés.
P.- Hábleme de su evacuación de Afganistán. Usted la grabó. ¿Cómo fue? ¿Cómo la recuerda ahora?
R.- Todo ocurrió muy rápido, no sabíamos nada. Salir de Kabul fue una decisión inmediata, que tomé el día en el que todo ocurrió: cogí mis documentos, mi ordenador y llamé a algunas personas cercanas para preguntarles si venían conmigo al aeropuerto.
Ahora escucho a algunas personas que, lejos de Afganistán, me dicen que debería haberme quedado y enfrentado a los talibanes. Esas personas no saben lo que fueron esas horas, las de la llegada de los talibanes, y me entristece muchísimo. Pero la única forma de afrontar esa pena es seguir contando las historias de la gente de Afganistán e intentar ayudarles desde fuera, dándoles voz y hablando con las asociaciones que pueden ayudarles.
Y sí, grabé mi salida. Soy directora y grabar todo lo que ocurre alrededor es parte de mi trabajo. Cuando vivía en Kabul, solía filmar el día a día de la ciudad. Así que, cuando me enteré de que los talibanes habían tomado el país, pensé que el mundo debía saber lo que ocurría en Afganistán. Lo subí a Instagram, pero sin saber por qué, Facebook e Instagram decidieron cancelarme las cuentas. Además, hace un mes me robaron el móvil en Ucrania, así que ya no tengo acceso a los vídeos.
Antes sí veía esos vídeos, especialmente esos en los que grababa el día a día de Kabul. Solía conducir y grabar, mientras tanto, a la gente paseando y saludándome… esos vídeos me ponen muy triste, porque echo de menos Kabul y mi vida allí. Quiero volver.
Un deseo: volver a Kabul
P.- De hecho, usted nació en Irán, pero decidió mudarse a Afganistán después de acabar sus estudios. ¿Por qué?
R.- Toda mi vida he sido, de alguna manera, una refugiada. Cuando acabé mis estudios, en 2012, no solo era una cineasta, sino que tenía una formación académica muy potente, y quería utilizar este conocimiento para ayudar a la gente en Afganistán, en particular a los cineastas. Quería contar las historias de mi gente, de mi país; en Europa, todos los países tienen grandes directores contando sus historias, pero Afganistán no tenía a nadie.
La situación allí fue difícil, porque yo no era la típica mujer afgana, pero decidí formar mi hogar y nunca me planteé irme. Sabía que perdería todas las conexiones con la comunidad internacional de cineastas, pero quería visibilizar y dar forma al cine afgano. Ahora, diez años después, he tenido que abandonarlo. Pero es mi hogar y quiero volver, especialmente cuando veo imágenes y vídeos de esas mujeres manifestándose contra los monstruos talibanes. Mi manera de luchar contra ellos es hacer películas y que la gente las vea.
P.- Si hay alguien leyendo esto y quiere ayudar, ¿qué puede hacer?
R.- En general, es fundamental que los gobiernos no hagan “malas políticas”, es decir, que no reconozcan al gobierno talibán, para que no fundamenten su idea de que pueden seguir gobernando de esa forma miserable.
Pero, por otro lado, hay muchos refugiados y huidos de Afganistán, y algunos de ellos están en España. Creo que la gente puede ayudarles facilitándoles su integración social. Cuanto antes terminen este proceso, antes podrán seguir con sus vidas.