
La ingeniera informática, Lorena Fernández, posando con el juego de mesa "Nobel Run". IMAGEN CEDIDA.
Lorena Fernández: “El arte digital es una ventana preciosa para acercar las STEAM a las jóvenes”
“El arte digital es una ventana preciosa para acercar las STEAM a las jóvenes”, sostiene la ingeniera informática y directora de comunicación digital en la Universidad de Deusto, Lorena Fernández (Basauri, 1982).
Tras descubrir durante su carrera a grandes científicas que nadie le había contado que existían, Fernández, conocida en Twitter por su perfil @loretahur, vio en las redes sociales la posibilidad de divulgar las STEAM con perspectiva de género, una visión del mundo científico desconocida incluso para ella, que le impulsó a buscar la manera de ofrecer a las jóvenes la información que ella no había podido tener, explica en una entrevista con Efeminista, con motivo del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se conmemora el 11 de febrero.
Además de poner en marcha varias iniciativas con la Universidad de Deusto, ha creado, junto con Pablo Garaizar e Iñigo Maestro, el “Nobel Run“, un juego de mesa con el que pretende acercar las científicas a las más jóvenes.
La falta de interés de las mujeres por las carreras STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte digital y matemáticas, por sus siglas en inglés) no es un asunto histórico, ni biológico. De hecho, ellas fueron las grandes artífices de los principios de la programación, escondidas tras un trabajo considerado “de oficina” y de “poco prestigio”.
Los datos ponen de manifiesto el retroceso del talento femenino en las carreras científico-tecnológicas. En 1985 -primer año del que se tienen datos- un 30 % de las personas matriculadas en las carreras STEAM de la Universidad de Deusto, eran mujeres, un porcentaje que en 2019 se ha reducido hasta el 13 %“, sostiene Lorena Fernández.
La científica explica que ese descenso del porcentaje es consecuencia de los “pasillos de cristal”, aquellos que “encaminan a las niñas y jóvenes a estudiar determinadas cosas bajo una falsa premisa de libertad y donde intervienen multitud de factores”.
Pese a estos datos, Lorena Fernández se muestra optimista y recalca que cada vez hay más iniciativas, más personas preocupadas y ocupadas, incluso empresas, en que haya más mujeres, más jóvenes y más niñas en estos ámbitos.
Soy optimista, creo que los frutos los iremos recogiendo dentro de un tiempo.
Falta de confianza
RESPUESTA: Los datos nos dicen que que no estamos mejorando la presencia, aunque no todas las disciplinas tienen una baja participación de mujeres. Hay algunas que están más feminizadas, como la medicina. Es paradójico que, siendo una carrera que cada vez está más feminizada, si echamos un vistazo a quien está mandando en el ámbito sanitario siguen siendo ellos.
Las ingenierías son las que más están sufriendo el abandono por parte de las mujeres.
La inteligencia artificial es uno de los ámbitos que va a tener un impacto más potente sobre qué sociedad vamos a ser, porque está moldeando qué es lo que somos y seremos a nivel mundial. Sin embargo, solo el 20 % de personas que están trabajando en ese área son mujeres. Y si enfocamos a empresas punteras como Google o Facebook ese porcentaje baja hasta el 15 %.
P: ¿Cuáles son las causas de esa desigualdad?
R: Lo primero es descartar aquello de que “es un tema biológico” o “es un tema de que no nos gusta”. Yo siempre lo anulo con la historia de las calculadoras humanas. Los principios de la programación y los grandes pasos de de la informática han sido dados por mujeres. En esos momentos lo importante era el hardware, era quien construía la máquina, y la programación, que se hacía de manera analógica, se consideraba como un trabajo de oficina y aburrido, con poco prestigio. En cuanto se empieza a prestigiar la parte del software, las mujeres desaparecieron de la ecuación.
Solemos hablar del concepto de la “tubería que gotea” porque ilustra muy bien el como el talento femenino se pierde desde edades muy tempranas. Según un estudio de la revista Science, con 6 años las niñas ya consideran que son menos listas que los niños. Por eso, el primer agujero sería el de la confianza, esa autoeficacia percibida en la que las niñas se creen menos brillantes que los niños. Un error que se afianza desde las familias y los centros escolares. Una investigación reveló que familias y profesorado tienden a atribuir las buenas notas en el colegio al esfuerzo de las niñas y a la habilidad natural de los niños.
Este agujero de la confianza lo arrastramos durante todas nuestras etapas y cuando llegamos al ámbito profesional, sufrimos el “síndrome de la impostora” -creer que el puesto que tienes se debe a la suerte y no a tus méritos-.
Tenemos también otros agujeros, como el de los estereotipos asociados a las carreras STEAM. Nos cuesta mucho explicar en qué consisten estos estudios y a qué se van a poder dedicar en el futuro si se decantan por estas titulaciones. Siempre nos enfocamos más en la “cacharrería” que en en los problemas sociales que se pueden resolver a través de estas carreras, que sería un discurso más atractivo.
Acercar a las referentes
P: ¿Cómo y por qué comenzó con esta labor de divulgación sobre las STEAM con perspectiva de género?
R: Cuando estudié Ingeniería Informática yo carecía de perspectiva de género. Uno de mis primeros trabajos consistía en hacer una intervención en un armario de red -soporte metálico para alojar equipamiento electrónico, informático y de comunicaciones-. Mi sorpresa fue descubrir que estaba dentro del baño de los chicos, porque era la primera mujer que ocupaba ese puesto y a nadie se le había ocurrido que una mujer podía estar haciendo esas labores. Ahí me dije: “Aquí pasa algo“.
Entonces empecé a informarme, a leer investigaciones y a intentar analizar por qué pasaba eso, y descubrí a grandes mujeres científicas de la que nadie me había hablado. Por ejemplo, la primer primera persona programadora de la historia fue una mujer, y digo primera persona porque el subconsciente nos lleva a pensar que sería la primera mujer, pero que otro hombre habría sido quien lo desarrolló primero.
Eso me abrió un mundo y me pareció superimportante difundirlo, no solo a través de las redes sociales, sino a través de otras iniciativas que hemos puesto en marcha en la Universidad de Deusto, como el premio Premio Ada Byron, para visibilizar a científicas que están haciendo grandes contribuciones, o el el proyecto “Inspira STEAM“.
Las referentes del premio Ada Bayron son mujeres magníficas y estupendas, que tienen que estar visibilizadas, pero pueden llevar el mensaje a las niñas de que el éxito femenino es algo extraordinario.
“Decidimos acercar a referentes cercanas para que las jóvenes puedan decir: oye, pues son de mi barrio, han estudiado en mi instituto y están trabajando en ciencia”.
Es devolverles toda esa información que yo no pude tener previamente.
P: ¿Por qué decidió incluir el arte en las STEM?
R: Para mí es un elemento clave. Hay que matizar que es arte vinculado con el mundo digital. Es importante que visibilicemos que con la tecnología se crea, incluso la propia programación tiene parte de arte. Saber que estamos diseñando el mundo del mañana ayuda a acercarlo a las niñas y a las jóvenes porque, cuando vendemos estas disciplinas, parece que si te dedicas a esto vas a estar todo el día delante de un ordenador.
“En estas disciplinas tienes vida más allá del ordenador: estás con gente, trabajas en equipo y creas. Para mí la A de arte digital es una ventana preciosa para acercar a nuestras jóvenes a las STEAM”.
P: Mencionó antes el estudio publicado por la revista Science, que explica que a partir de los 6 años las niñas comienzan a asociar la inteligencia con los niños, ¿qué es necesario para que esta percepción cambie?
R: Sería necesario intervenir a todos los niveles, eso es lo complejo de la “tubería que gotea”. Tenemos un problema en la educación formal. Si coges un libro de texto, apenas hay presencia de mujeres. En su día, se hizo un estudio sobre la presencia de mujeres en materiales educativos españoles.
Se analizaron 115 manuales de tres editoriales y la media de apariciones de mujeres en las asignaturas de la ESO era un 7,5 %. Si haces un foco en en materias como ciencias o tecnología bajaba al 5 % o al 1 %, respectivamente.
También existe un problema en los sesgos que tiene el propio profesorado, en el que considera que las chicas son mejores en educación, en idiomas, en carreras humanísticas y en ciencias sociales, mientras que los chicos lo son en matemáticas, en ciencia, en tecnología y en informática. Esto se convierte en el “efecto Golem“, es decir, que si las expectativas que tienen sus docentes, su familia y la sociedad es que tú vas a ser mejor en determinadas disciplinas, al final les das la razón. Esto incide directamente en el desempeño que puedan tener nuestras niñas en el futuro.
Familias y profesorado
P: ¿Qué medidas implantaría para mejorar esta situación?
R: Tengo diferentes parches detectados. El primero sería visibilizar a más referentes femeninos en todas las asignaturas, pero con eso solo no nos vale. Habría que incorporar en la ecuación tanto a las familias como al profesorado para que se pongan las gafas violetas.
Cuidar los elementos vinculados al lenguaje, porque son los que construyen la realidad. Hay estudios que dicen que tenemos que replantear la ciencia como algo que las personas hacen, en lugar de algo que son, porque cuando hablas de ser científica a esa niña le estás cargando en la mochila con todos los estereotipos que tiene en su cabeza. Incluso trabajar más el lenguaje que utilizamos cuando decimos que ella es mandona y él tiene dotes de liderazgo, o que ella es trabajadora y él brillante.
P: ¿Es importante hacerlo desde edades tempranas?
R: El problema es que, efectivamente, tenemos que empezar a edades tempranas, pero no podemos descuidar el ámbito profesional. Nos encontramos con mujeres que se han decantado por estas carreras y el ámbito profesional las expulsa. Bien porque es o se siente la única mujer en la habitación y pierde su propia identidad para poder encajar o es rechazada, o bien porque se produce el “efecto tijera”, en el que los cuidados tienen consecuencias en su progresión.
Tal y como está planteada la ciencia, con el “publish” o “perish”, en cuanto estás un año sin publicar tienes un impacto brutal y nos lo ha mostrado la pandemia.
Durante el confinamiento, tanto hombres como mujeres estuvieron encerrados en casa, pero ellos mejoraron el índice de publicación y ellas dejaron de publicar.
Entonces, sí que tenemos que empezar pronto porque si no la “tubería” se vacía, pero también tenemos que pensar en que aquellas que llegan no tengan que hipotecar su vida porque la ciencia no se lo permite.
P: ¿Qué es el “Nobel Run” y con qué objetivo se creó?
R: “Nobel Run” es un juego de construcción de mazos en el que gestionas un equipo de investigación y publicas artículos, creado entre Pablo Garaizar, Iñigo Maestro y yo. Veíamos como muchas iniciativas estaban pensadas en centros escolares, pero, a veces, las cosas que se construyen en los centros escolares se destruyen en el ámbito familiar. Queríamos algo para ese foco y que fuera de una manera muy lúdica en la que, sin querer, te hagas preguntas.
Dentro del juegos hemos incorporado cartas especiales con científicas y inventoras de la historia que te ayudan en base a lo que les ha pasado a ellas en vida. Por ejemplo, con la carta de Rosalind Franklin puedes robarle datos al rival. Hay un momento en el que te preguntas por qué y es porque eso fue lo que le pasó a ella, le robaron la famosa fotografía 51 y se llevaron el Premio Nobel. Además, hemos incorporado cartas de situación como son la propia “tubería que gotea” o la carta de los cuidados.