
Varios de los participantes del festival Womad Cáceres. EFE/ Eduardo Villanueva
Les Amaxones d’Afrique protagonizan un Womad reivindicativo y feminista
Después de dos años sin la celebración del festival Womad Cáceres, Les Amaxones d’Afrique han roto el silencio con su música comprometida con el activismo social y el grupo Ayoum ha sorprendido con sus sonidos brasileños, tropixales, afrolatinos y afrolusitanos.
La cita multicultural, que durante tres días ha dado la bienvenida a cerca de una treintena de grupos y solistas procedentes de cuatro continentes, suma 30 ediciones y cumple a la perfección con el patrón que el Womad lleva hilando desde que aterrizara en Cáceres en los años 90: mestizaje musical unido a un mensaje denuncia que, de un tiempo a esta parte, ha abrazado el festival multiétnico por excelencia.
Entre los participantes han destacado las potentes voces femeninas como la chilena Ana Tijoux y la israelí Liraz o Les Amazones d’Afrique, de Benín, Mali y Burkina Faso, quienes ofrecerán su propuesta feminista que navega entre la electrónica, el house-funk y los ritmos autóctonos.
Música para despertar conciencias
El trío se ha subido el mediodía del jueves, 5 de mayo, al escenario principal de la Plaza Mayor para ofrecer una rueda de prensa. Fafa Ruffino ha actuado de portavoz del grupo para explicar que su música pivota alrededor de la violencia hacia la mujer en el mundo.
Desde la violencia psicológica a las agresiones y las violaciones, “queremos despertar conciencias con nuestra música. Cuando tocamos en escenarios como Marruecos queremos que ellas nos vean de igual a igual. Que se encienda algo en su cerebro para que comiencen a cuestionarse comportamientos y situaciones. Esa es nuestra batalla”, ha recalcado.
Su activismo social trasciende lo musical y les ha llevado a hacer campaña por la igualdad de género en escuelas de Francia y Polonia; también en refugios para mujeres maltratadas de medio mundo.
Junto al trío africano han participado componentes de Ayom, un grupo configurado por artistas de Angola, Brasil, Grecia e Italia que han inundado la Plaza Mayor en esta primera jornada de sonidos brasileños, tropicales, afrolatinos y afrolusitanos.
La impronta extremeña también ha estado presente con el sonido urbano de Shoul & Libro Loggia, que han sido los encargados de subir el telón del Womad en la Plaza Mayor con su rap mezclado con ritmos latinos y brasileños.
Cambios en la estructura
Les ha seguido el cacereño Darío González, que ha presentado su primer disco en solitario, “Quinina”, tras unos años compartiendo escenario con Malapata Band y su rumba cacereña.
Ellos han compuesto la primera jornada de un Womad multitudinario por la ausencia de tres años desde que se celebrara el último, en mayo de 2019.
Con una ocupación hotelera que casi roza el cien por cien y una hostelería que se muestra concienciada con el desarrollo de un festival sostenible, pero ávida de recuperar uno de los eventos que más beneficios genera en la ciudad.
Se trata de un festival que cuenta con un presupuesto cercano al medio millón de euros aportados por el Consorcio Gran Teatro: Ayuntamiento, Diputación de Cáceres y Junta de Extremadura.
Y que está en fase evolutiva, empujado por las críticas que piden cambios en su estructura y su programación, tras la inercia que le ha mantenido durante décadas como faro de los eventos musicales de la región.
Llamamiento a acabar con el macrobotellón
Hasta el propio alcalde de Cáceres, Luis Salaya, ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para poner coto a una imagen que devalúa el sello Womad: el macrobotellón al aire libre que se genera en cada edición, con la Plaza Mayor atestada de gente.
“Si de verdad tenemos ganas de que el festival tenga un futuro como el que ha tenido hasta ahora, hay que poner coto a esto”, ha señalado estos días.
El escenario de San Jorge no se ha estrenado hasta la jornada del viernes, 6 de mayo, con Virginia Rodrigo (España) y Taxi Kebab (Marruecos).
El Womad de este año ha perdido un espacio: no se instalará el escenario del Instituto de la Juventud de Extremadura (IJEx) en la Plaza de Santa María, un espacio que servía para potenciar y dar visibilidad a grupos emergentes.
La jornada del viernes ha arrancado a pleno rendimiento con los talleres musicales (percusión, danza, mestizaje) y las secciones paralelas, como el recorrido literario-musical que plantea “Mundo de palabras”.
La ciudad ha lucido ese ambiente étnico y colorido que le aportan el tradicional mercado de artesanías y comidas del mundo, en la ciudad monumental y el Paseo de Cánovas.