#8M: Esther Bielsa Cortés, auxiliar de geriatría en residencia

Laura de Grado Alonso | Madrid - 8 marzo, 2021

Cada mañana, desde hace catorce años, la auxiliar de geriatría Esther Bielsa Cortés cruza la puerta de la residencia de mayores Sagrado Corazón, en Moratalaz, para cuidar. Despierta y levanta a los abuelos que viven ahí, los asea, los baja a las zonas comunes, pasea con ellos y les da de comer. Como ella, casi 275.000 trabajadoras sostienen una profesión altamente feminizada (85 % mujeres) que ha vivido muy de cerca y con mucho temor el impacto de la COVID-19.

Bielsa, natural de un pueblo de Teruel de apenas 8.000 habitantes llamado Andorra, donde nació en 1981, aún recuerda con escalofríos la primera vez que intervino la Unidad Militar de Emergencias (UME), el primer residente fallecido con coronavirus, los días en que llegaba a trabajar y se enteraba de que tenía compañeras ingresadas en el hospital o el miedo a ser la siguiente. Instantes que ya forman parte de ella y que no va a poder olvidar en mucho tiempo, según relata en una entrevista con Efeminista que este año, con motivo del 8M, Día Internacional de la Mujer, ha elegido a 8 Mujeres como homenaje a las miles de ellas que luchan contra la pandemia en primera fila.

La turolense, que reside en Madrid desde 2003, lleva diecinueve años trabajando como gerocultora y por el momento tiene claro que quiere seguir dedicándose a cuidar. Para ella no hay ningún trabajo tan reconfortante, y cada mirada de gratitud y ternura de los abuelos se lo confirma.

La geriatría en cifras

En España, las mujeres suponen el 85 % de las personas que trabajan en asistencia en establecimientos residenciales, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2020. En total trabajan 323.500 personas, de las que 274.100 son mujeres y 49.400 hombres.

Las trabajadoras que, como Esther, cuidan diariamente de los residentes ocupan el cargo de gerocultoras o auxiliares de geriatría. Un puesto cuyo salario base no supera los mil euros mensuales, en concreto 997,16 euros, de acuerdo con el VII Convenio colectivo marco estatal de servicios de atención a las personas dependientes y desarrollo de la promoción de la autonomía personal publicado en marzo de 2019.

Además, se trata de un sector altamente privatizado. Del total de residencias en España, 3.925 son privadas y 1.642 públicas, lo cual implica que hay 281.332 plazas privadas y 102.919 públicas, según revela el Informe Envejecimiento en Red publicado en septiembre de 2020 por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

“Las cosas han cambiado poco o nada “

Pregunta (P).- Un año después… ¿Qué ha cambiado desde el 8M de 2020?

Respuesta (R).- Yo creo que ha cambiado más bien poco o nada. De hecho, por ejemplo, si echamos la vista atrás un mes podemos ver que el Tribunal de Justicia de Cataluña en una violación en manada a una menor lo tachaba de abuso y no agresión. O también vimos como un portavoz de Vox se dirigía en masculino a una socialista transgénero en Madrid. No ha cambiado nada. Hay muchas cosas que se pueden hacer y algunas se han hecho, pero este último año con la covid parece que todo se ha centralizado en eso y lo demás ha pasado a un segundo plano.

P.- La pandemia ha visibilizado el trabajo mayoritario de las mujeres en la lucha contra la covid. ¿Por qué cree que somos nosotras las que estamos en primera línea?

R.- Las mujeres tenemos ese rol de que somos las que cuidamos, las que limpiamos, las cajeras… por eso hemos sido esenciales, porque hemos sido las que hemos tenido que salir de casa a cuidar a la gente y las que hemos tenido que salir a limpiar. Mucha otra gente ha podido teletrabajar en su casa, pero ese rol de mujer todavía está instaurado en la sociedad.

En nuestro caso por fin se nos ha dado voz, se nos ha puesto cara y se sabe que en una residencia hay muchas cosas que hacer, es un sector muy feminizado y precario, que por desgracia es algo que va unido.

P.- ¿Cómo ve el futuro de la igualdad? ¿Qué es lo más urgente?

R.- Necesitamos ese cambio de mentalidad en la sociedad. Las mujeres no tenemos que tener el rol de cuidadoras o el rol de limpiadoras. Perfectamente un chico podría limpiar una residencia y podría cuidar a una persona mayor, pero eso todavía no pasa y es lo que deberíamos empezar a cambiar un poco.