
Fotografía facilitada por RTVE de Sofía Rodríguez, ganadora de la tercera edición del concurso televisivo “Prodigios”. EFE
Sofía Rodríguez, “prodigio” del violín: “Hay que sacrificarse mucho y no me importa lo que digan”
Con solo 11 años, la virtuosa del violín Sofía Rodríguez se ha alzado con la victoria en la tercera edición del concurso televisivo “Prodigios”, que busca el mejor talento infantil en canto, instrumento o danza.
Este no es el primer gran logro de la violinista, que acumula numerosos premios de música en concursos tanto nacionales como internacionales, pero sí uno que le ha hecho mucha ilusión para poder lanzar su carrera.
“Mi sueño sería ser una gran solista internacional en el violín, pero eso son palabras mayores. Me encantaría en algún futuro poder llegar a serlo aunque sé que para eso tengo que trabajar mucho”, cuenta en una entrevista con Efe tras proclamarse ganadora del concurso televisivo de Televisión Española y la productora Shine Iberia.
Y lo está haciendo. Desde hace dos años estudia en casa (este año hace sexto de primaria) para poder dedicar más tiempo al violín. “Le pedí a mis padres si podía estudiar a distancia porque necesitaba sacar más tiempo para el violín porque ahora practico cuatro horas al día de lunes a domingo y si no no me daban las horas. A veces cansa un poco, pero merece mucho la pena”, explica la niña, que siempre luce en sus actuaciones dos coletas como talismán.
Cuatro horas de práctica y otras tantas de clases, que ahora podrá financiar con los 20.000 euros en metálico de premio por la victoria en “Prodigios”. Además, recibirá un curso intensivo de perfeccionamiento en el Centro de Alto Rendimiento Musical de la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid.
“Una extensión de mi cuerpo”
La historia de Rodríguez con el violín comenzó a los tres años por imitación. Su hermano mayor tocaba el violín y ella quiso seguir su camino. Hoy, cuenta, es “como si fuera una extensión de mi cuerpo, prácticamente. Yo no podría vivir sin ello”.
Y, aunque al principio le afectaban las críticas, hoy piensa en la canción “A quién le importa” de Alaska cada vez que alguien le dice que tocar el violín es fácil. “Hay bastante gente que me lo ha dicho, pero a mí eso me da igual y por eso me siento identificada con la canción. Yo se que en realidad no es fácil, que es muy difícil y que hay que sacrificarse mucho y por eso no me importa lo que digan los demás”, apunta la niña, quien también practica ballet en sus (pocas) horas libres.
En una de las últimas galas de “Prodigios”, el director de orquesta Andrés Salado le dedicaba estas palabras: “Es alucinante que tenga diez años y tenga ese sonido en el violín. La mayor de tus virtudes es el sonido, el color del instrumento. La facilidad que tienes para moverte, para entender técnicamente el instrumento, para cantar con él”.
Una entre seiscientos
Salado ha sido uno de los jueces del concurso, al que se presentaron seiscientos niños y niñas, con otros artistas de la talla de la soprano Ainhoa Arteta, el bailarín Nacho Duato, el tenor José Manuel Zapata o el compositor Lucas Vidal.
Grabada en enero en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid con la participación de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, esta edición de “Prodigios” fue más complicada de lo habitual y estuvo rodeada de polémica tras el positivo de coronavirus de varios miembros y participantes del programa, entre ellos la soprano Arteta.
Todo ello pese a que se siguió un estricto protocolo de seguridad que para Sofía fue el contexto perfecto para llevarse buenos amigos. “Al final con el coronavirus estábamos todos en una burbuja, todos en el hotel o nos llevaban al auditorio, pero solo en esos dos sitios, y estábamos todo el tiempo juntos, era como un campamento”, cuenta emocionada.
“Prodigios” no ha sido el primer concurso en el que la niña ha participado, pues ya lleva una amplia trayectoria. “Gané el primer premio en Portugal, el segundo en París, el tercero en Praga, he sido finalista en Polonia, y fui la mejor violinista menor de diez años en Vigo”, explica.
“A mí me gusta mucho presentarme a concursos porque son como metas en las que me tengo que esforzar mucho para conseguir retos”, cuenta.
El próximo se lo ha puesto para el año que viene y es participar en un concurso en Italia, “Il Piccolo Violino Magico”. “Es uno de los más importantes de niños y me estoy empezando a preparar muy duro. Estoy empezando a mostrar obras nuevas porque se necesita tocar un montonazo y espero que me vaya muy bien”, agrega.