Siri Hustvedt: “El feminismo debe abrazar el género fluido”
La escritora estadounidense Siri Hustvedt, que publica en España su nuevo libro “Madres, padres y demás”, ha reivindicado un feminismo “plural” y ha asegurado que el movimiento debe “abrazar el género fluido”.
“El feminismo siempre ha estado dividido. Se habla de feminismos, en plural (…) Nace en la década de los 60 del desprecio que habían sufrido hasta entonces las mujeres. Yo pienso que el feminismo debe abrazar el género fluido“, ha dicho la escritora estadounidense (1955) durante una rueda de prensa virtual con motivo de la publicación en España de su obra (Seix Barral).
“Cuando era joven se hablaba de androginia, que es un concepto mas rígido, pero claro, la pregunta es ¿quiénes somos nosotros, cada cual, para cuestionar cómo se siente la otra persona? Ya sea en su identidad sexual, su atracción sexual, no lo entiendo”, ha agregado.
En “Madres, padres y demás”, Hustvedt aborda la relación con su madre y su abuela, la filosofía, incluso la propia genética y se revela literariamente contra la misoginia del pasado y la del presente: “la imagen y la elevación de la mujer da pie a furias y rabias”.
Y esa misoginia, según ha explicado se “está canalizando a través de movimientos políticos”.
“El fascismo, la ultraderecha, todo es una reacción violenta por parte de estas facciones y tiene que ver con esa misoginia que se autoalimenta (…) Las autocracias y gobiernos autoritarios, y los temas de la masculinidad como jerarquía, todo esto es una respuesta ante el ascenso de la mujer en todo el mundo“, ha lamentado la autora estadounidense (1955).
El nuevo libro de Siri Hustvedt
Un tema que aborda de manera poliédrica a través de ensayos sobre su relación con su madre, con su abuela, su hija así como sobre sus vivencias o lecturas de escritoras o artistas que siempre están presentes de alguna manera en su obra: Jane Austen, Emily Brontë y Louise Bourgeois.
Por eso, en “Madres, padres y demás”, hay filosofía, recuerdos y genética para reflexionar sobre los distintos niveles en los que opera la misoginia en la sociedad pese al avance del feminismo.
“Cuanto más mayor me he hecho más he empezado a notar que lo que falta en esta narrativa, tanto filosofía como literatura, cualquier terreno, es igual de importante a lo que está (…) Esto de que biológicamente estamos conectados con la persona que nos da la vida se ha suprimido, y creo que es hora de mirar muy de cerca y mirar cómo funciona esa supresión“, ha afirmado.
Si bien en estas páginas Hustvedt ha escrito que el futuro es la tierra de nuestras expectativas, la ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019 ha contado que en la actualidad estamos viviendo un “momento de crisis global” que no se “limita” al hecho de que “todo el planeta está en manos de un virus”.
“También tenemos Ucrania, que es el ejemplo más claro de lo que es una agresión y es horripilante, y todo esto ejemplifica el deterioro de la democracia, con lo cual nos estamos aferrando de un hilo a un futuro que, o bien abrazará los valores plurales y demócratas, o se tendrá que retirar. Y esa batalla es la que se está librando y no estoy segura de lanzar una predicción. Lo que sí me da la impresión es que lo que hagamos ahora es sumamente importante”, ha añadido.
“La maternidad puede ser una camisa de fuerza”
Pero en esta obra Hustvedt lanza otras reflexiones: “la maternidad puede ser una camisa de fuerza para la mujer”.
“El miedo es lo que esta detrás de todo eso, el miedo ante el hecho de que todos nacemos del cuerpo de otra persona, de un ser femenino, y la cultura se aterroriza de esta realidad. Dependemos de ese cuerpo y, en lugar de decir que es maravilloso, la represión en torno a ello crea una furia tal y una rabia que se ejerce sobre el proceso del embarazo”, ha apuntado.
Asimismo, el lector también podrá conocer cómo la misoginia la ha vivido también por estar casada con el escritor Paul Auster. Lo hace a través de una anécdota que le sucedió con un seguidor de su pareja, Auster, y de Bajtín, un teórico ruso de quien realmente sabía era ella.
“Ser consciente de lo que va todo esto es importante, de que la mujer se supone que no ha de saber más que el hombre, sobre nada, el hecho de que yo y mi conocimiento somos una bofetada en la cara de las jerarquías establecidas. Y esto da miedo o rabia. Yo soy un ejemplo con patas de que esas jerarquías no son de verdad”, ha reconocido.
Eso sí, una vez entendió lo que pasaba fue “muy liberador”: “ahora sé cómo reaccionar. Ahora es incluso más divertido, porque es ridículo y me da la risa, pero me llevó mucho tiempo, me han hecho mucho daño este tipo de hostilidades”.