
Punto violeta de las fiestas de La Paloma 2017, una caseta donde se ofrece información sobre qué hacer en caso de agresión sexual durante las fiestas. EFE/Isabel Muñoz Torres
Puntos violeta, espacios seguros ante la violencia sexual en las fiestas
“Si en un momento dado una chica se puede sentir agredida, acosada o perseguida puede acudir ahí. Que la van a ayudar, la van a echar una mano y se puede sentir más segura o se puede sentir simplemente acompañada”, así define los puntos violeta la directora del Centro de Estudios de Género de la UNED, Teresa San Segundo, para quien, además, son espacios para “concienciar y prevenir”.
Se trata de “un primer punto de atención” donde las mujeres pueden acudir si sufren algún episodio de violencia sexual y son derivadas a “servicios profesionalizados”, según explica a Efeminista la política y activista Celia Mayer, quien durante su etapa como delegada del Área de Políticas de Género y Diversidad del Ayuntamiento de Madrid, en el gobierno de Carmena, impulsó la creación del primer punto violeta con motivo de las fiestas de la Paloma.
“Es la mujer quien tiene que decidir en todo momento si denuncia o no, lo que se hace desde la mesa es un acompañamiento”, añade.
Su origen se inspira en el movimiento feminista
“Notamos que había un vacío enorme en cuanto a recursos y políticas públicas que trabajaran con violencias sexuales”, explica Mayer, y por eso crearon los puntos violeta.
Una iniciativa inspirada en los llamados “puntos morados” del movimiento feminista. “Antes de que el ayuntamiento los pusiera a la práctica, ya las asociaciones de mujeres del movimiento feminista se dedicaban a ir por las fiestas haciendo concienciación y visibilización contra las violencias sexuales”, añade.
En concreto, el Ayuntamiento de Madrid lo puso en marcha en 2017, hace apenas dos años. Un tiempo en el que instituciones, ayuntamientos y asociaciones no han dejado de sumarse a esta lucha contra las violencias sexuales en la calle y en las fiestas. Ejemplo de ello son los sesenta puntos violeta que se instalaron en los veintiún distritos madrileños durante las fiestas de 2018.
Durante las fiestas de 2019, el nuevo Ayuntamiento de Madrid de PP y Ciudadanos ha confirmado que mantendrá los puntos violeta en los veintiún distritos.
Formación para evitar la “revictimización”
En los diferentes puntos que se instalan, te atienden voluntarias formadas en las distintas situaciones que puede sufrir una mujer por la noche. “Una formación muy práctica de qué hacer, dónde derivar y saber cómo tratar”, explica Mayer.
“Las historias de las mujeres que denuncian violaciones son aterradoras, en su paso por los servicios públicos se suele producir una revictimización”, denuncia la experta en políticas de igualdad. Por eso no basta con formar a las voluntarias, sino que, insiste, hay que formar a las personas que trabajan en contacto directo con estas mujeres, como policía municipal o personal sanitario.
La violencia “más común y que menos se denuncia”
Un 97 % de las españolas han soportado comentarios incómodos de carácter sexual por parte de hombres, un 86 % han recibido insistencias ante sus negativas, un 81% han padecido tocamientos no consentidos, un 44% se han visto acorraladas y un 22% han sido violadas, en contextos de ocio nocturno, según el 5º Informe 2017-2018 del Observatorio Noctámbul@s presentado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en 2019.
Además, el acoso sexual es el principal problema para las mujeres en España (38%), seguido de la violencia sexual (34 %), según una encuesta realizada por Ipsos para el estudio “Percepciones erróneas de igualdad y la necesidad del #PressforProgress” con motivo del Día Internacional de la Mujer 2018.
“Son unas de las violencias más comunes entre las mujeres y que menos se denuncian, precisamente por el hecho de que están más naturalizadas”. Por eso, además de acompañar, en los puntos violeta se sensibiliza “para romper todo esos falsos mitos que rodean la violencia sexual“, relata Mayer.
En los puntos de atención, según explica, se tratan desde los casos más graves, como las violaciones, hasta el acoso sexual, “tocamientos” o violencia verbal.
Aumentan denuncias por delitos contra la libertad sexual
Los delitos contra la libertad sexual (que incluyen abuso sexual, abuso sexual con penetración, acoso sexual, agresión sexual, agresión sexual con penetración, corrupción de menores o delitos relativos a la prostitución, entre otros) ascendieron a 13.811, en 2018; un 18,1% más que en 2017. Del total de delitos 1.702 fueron violaciones, según un balance del Ministerio del Interior, que se hizo publico el pasado febrero.
Para la ex concejala este aumento no responde a que se produzca más violencia sexual, sino que “las mujeres denuncian más” e insiste en la responsabilidad de las instituciones en la lucha contra la violencia sexual. “Ahora lo que hace falta es que las instituciones acompañemos a esas demandas ciudadanas”, defiende.
De cualquier modo, estos espacios son una herramienta de concienciación, así lo defiende Teresa San Segundo, para quien “hay que seguir haciendo campaña, porque muchas veces quienes lo sabemos lo damos por supuesto, entonces no pasa nada por insistir”.