París reivindica a Hélène Roger-Viollet, pionera del fotoperiodismo
Hélène Roger-Viollet, fundadora de la agencia de fotografía que lleva su nombre y pionera en retratar la Guerra Civil española, fue asesinada por su marido en un crimen que conmocionó a París hace más de 35 años y silenció su trabajo, reivindicado ahora en una exposición.
Roger-Viollet y su asesino, su marido Jean Fisher, fueron los primeros extranjeros que difundieron imágenes de la Guerra Civil en España. Su incursión en Cataluña en 1936 dio el pistoletazo de salida a una agencia con seis millones de imágenes. Ahora, la ciudad de París recuerda su figura con una muestra de 50 fotografías realizadas por Roger-Viollet.
“Durante toda su carrera de fotógrafa, que llevó en paralelo a la gestión de la agencia, ella nunca quiso destacarse y, de hecho, nunca firmaba sus fotos. Era necesario sacar su trabajo de la sombra porque no ha sido reconocido en su justa medida”, subraya a EFE Gilles Taquet, comisario de la muestra en la galería Roger-Viollet.
La Guerra Civil española, el origen de la agencia Roger-Viollet
Hélène Roger Viollet (1901-1985) creció viendo a su padre, un ingeniero químico aficionado a la fotografía, hacer preparaciones para sus imágenes. Pero la joven decidió dirigir su carrera a la prensa escrita, lo que la llevó a Andorra en 1936 junto a su marido, Jean Fisher, con quien trabajaba en un reportaje sobre las vacaciones pagadas.
La pareja se vio sorprendida por los primeros españoles que atravesaban los Pirineos huyendo de la Guerra Civil, que acababa de comenzar, lo que cambió también sus planes: atravesaron de forma clandestina la frontera y cubrieron el inicio de la contienda en Cataluña. Fueron los primeros extranjeros en difundir imágenes de la guerra en España.
Al año siguiente, Roger-Viollet compró una pequeña tienda en la orilla izquierda del Sena en la que comenzó a vender fotografías que iba comprando junto a Fischer, remontándose también a los orígenes de este arte en el siglo XIX. Hoy, esta agencia cuenta con un fondo de seis millones de imágenes, uno de los más importantes del mundo.
Viajes por todo el mundo
“Ella era la propietaria de la agencia y una mujer inteligente, feminista, que si bien no se comprometió políticamente tenía la voluntad de mostrar que una mujer podía ser alguien capaz de dirigir“, añade el comisario de la muestra.
Para ampliar los fondos de su empresa, ella y Fischer viajaron durante 30 años por todo el mundo. Así compusieron un fondo suplementario de 60.000 fotos. Firmaban únicamente con una inicial, lo que sin duda ha contribuido a que el talento de Roger-Viollet se diluyera entre las miles de fotografías que ofrecían.
Viajaron a Tanzania, India, México, Cuba (donde cubrieron la revolución), Estados Unidos, España y a una larguísima lista de países. Estos trayectos están sintetizados en la muestra de 50 fotografías tomadas por la creadora, en las que se aprecia su mirada singular, su sentido del encuadre y de la iluminación.
“Se formó sola, influida por grandes fotógrafos humanistas pero sin reivindicarlo puesto que nunca frecuentó a contemporáneos como Henri Cartier-Bresson. Constituyó una obra sin darse cuenta de sus propias influencias”, señala el comisario.
Trabajaba con una cámara Rolleiflex 66 y entablaba conversaciones con las personas que cruzaba, una empatía que se aprecia a primera vista en las imágenes.
Un asesinato que eclipsó el trabajo de toda una vida
Una mañana de enero de 1985, los empleados de la agencia encontraron a Fischer cubierto con su propia sangre. Fue en su apartamento de la Rue des Beaux Arts, a pocos metros de la tienda en pleno centro de París.
Había asesinado de forma salvaje a Hélène Roger-Viollet para tratar después de quitarse la vida. Aunque intentó maquillar el crimen de suicidio, la mentira no convenció a la policía. Fue encarcelado y se suicidó en prisión antes incluso de ser juzgado.
Taquet destaca la incomprensión que sigue despertando este crimen casi cuarenta años después. El brutal final de la pareja eclipsó en parte el trabajo de toda una vida. Ahora París recupera la obra de Roger-Viollet, por primera vez en el foco de la escena fotográfica atrayendo a un público numeroso.
Un éxito que se explica también por el cierre de todos los museos en Francia, clausurados desde octubre por las restricciones de la pandemia, pero que ha dado un mayor eco al trabajo de esta galería privada y a la figura precursora de Roger-Viollet.