
EFE/EPA/Laurent Gillieron
El papel “fundamental” de las mujeres en una transición ecológica con empatía
Liderar una transición ecológica con perspectiva de género, capaz de transformar el modelo económico desde una “defensa de la diversidad” y una “protección de lo comunitario”, requiere una “sensibilidad” y empatía propia de las mujeres que deberá llevarse a la política, la empresa, la lucha social y el periodismo ambiental.
Así lo han valorado diferentes mujeres de estos sectores, que han compartido con EFE los motivos por los que creen que las políticas feministas serán “fundamentales” para diseñar con “empatía” la transición ecológica.
Berta Cáceres, Greta Thunberg, Jane Goodall, Inger Andersen, Makoma Lekalakala… La lucha ecologista y climática -en las calles, los laboratorios, en los medios de comunicación y en las instituciones- tiene rostro de mujer, algo que para las fuentes consultadas no es ninguna casualidad.
Aunque a menudo el protagonismo en el conservacionismo y la ecología se lo lleven figuras masculinas, son las mujeres quienes “están ahí en el día a día, defendiendo la tierra y la vida, en el campo o en la ciudad”, subraya Marta Pascual, activista de Feministas por el Clima y del área de ecofeminismo de Ecologistas en Acción.
Mujeres, más vulnerables ante desastres climáticos
“Defender la vida es defender las redes comunitarias, la escuela , lo público”, se explica Pascual, quien apunta que las mujeres sufren en mayor medida los impactos climáticos y ecológicos -sequías, inundaciones, contaminación, conflictos por los recursos-. En parte porque pertenecen a los sectores más vulnerables de la población.
La ONU reconoce esta mayor vulnerabilidad de ellas ante la crisis ecológica, y estima que ocho de cada diez personas desplazadas por desastres climáticos son mujeres. Ellas tienen una relación más estrecha con la naturaleza y con la gestión del capital medioambiental, como detalla la ONU.
“Desde la recogida de agua para cocinar y limpiar, el uso de la tierra para pasto del ganado, a la búsqueda de alimentos en ríos y arrecifes, y la recogida de leña, las mujeres de todo el planeta utilizan e interactúan a diario con los recursos naturales y los ecosistemas”.
Esa vinculación especial, además de su mayor exposición a los riesgos ambientales y de su menor autonomía para evadir los daños -por la falta de recursos, por los cuidados, o por estar sometidas a hombres que les impiden “dejar a la familia”-, motiva que se organicen y se movilicen contra estos problemas, sostiene Pascual.
Avances en política institucional
En la política institucional, la presidenta del PSOE y senadora Cristina Narbona también detecta una sensibilidad especial en las mujeres.
“En todos los temas ambientales, incluido el cambio climático, hay un componente de preocupación intergeneracional y más allá de las fronteras inmediatas que, en general, creo que las mujeres estamos más capacitadas para integrar en nuestra acción política”, señala.
Narbona, que entre otros cargos ha ocupado el de ministra de Medio Ambiente (2004-2008) y el de secretaria de Estado de Medio Ambiente (en el Gobierno de Felipe González), propuso en 1993 lo que hubiera sido el primer plan nacional de lucha contra el cambio climático en España, una obligación de la Cumbre de Río de Janeiro, de 1992.
Sin embargo, el plan fue rechazado por el Consejo de Ministros -recapitula la senadora-, pues consideraba que “iba a frenar el crecimiento de España”.
Narbona celebra que los miembros de su partido “hayan ido integrando la política ambiental como algo transversal”, hasta el punto de contar con una vicepresidencia de Gobierno dedicada a la Transición Ecológica. Y destaca el “papel fundamental” que han jugado las mujeres en ese cambio cultural.
Por ejemplo, recalca que muchos de los logros en la cooperación climática internacional se han debido en parte al esfuerzo de mujeres como Laurence Tubiana, la “arquitecta” del Acuerdo de París. La política también ha resaltado cómo la actual ministra Teresa Ribera está “extraordinariamente bien valorada” en el ámbito global.
“Las mujeres tendemos a tener una visión mucho más integral de la realidad, donde más allá de los datos fríos de la economía vemos a las personas”, arguye Narbona. Y la política juzga que esta cualidad será clave para que la transición ecológica sea justa.
El “despertar emocional” que propicie el cambio
También desde el sector privado, Ana Karen Zapata, cofundadora de la empresa Climate Trade -dedicada a la compensación de carbono-, incide en que las mujeres pueden suponer el “despertador emocional” que exige abordar el reto climático. Pues considera que para sentir la motivación suficiente para cambiar las cosas hay que entender el problema “a un nivel mucho más profundo” más allá de la definición.
En la misma línea, la periodista ambiental Irene Baños, autora de ‘Ecoansias‘ y coautora de ‘Accionistas del cambio’, percibe que en los medios de comunicación las mujeres “mostramos más nuestra propia vulnerabilidad”, algo importante para conectar con una audiencia que, cree, “está necesitada de este tipo de referentes” y no de las actitudes de “quienes vienen a salvarnos”.