Rocío Llorca Garrigós: la sanidad es una profesión feminizada, pero sin las mismas opciones
Rocío Llorca Garrigós, le debe muchísimo a las mujeres tanto personal como profesionalmente.
Esta médico internista y asesora médica en Asisa, lleva más de 20 años trabajando en un hospital liderado por mujeres y aunque ella asegura no haber tenido tenido menos oportunidades por ser mujer, es consciente de que su situación “no es una realidad”.
Contundente, Llorca afirma que el sector de la salud tiene una profesión feminizada pero sin las mismas opciones y sin mujeres en los puestos de responsabilidad.
En una entrevista con Efe, resalta que muchas enfermedades afectan más y de manera diferente a las mujeres, pero no hay investigaciones para “intentar mejorar la calidad de vida de la mujer”.
P: En 1975 coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer, las Naciones Unidas celebraron el Día Internacional de la Mujer por primera vez, el 8 de marzo. Hoy, 44 años después, ¿considera que existe igualdad entre mujeres y hombres?
R: Ciertamente no, a pesar de todos los avances que se han conseguido en materia de igualdad todavía hay un camino enorme. El día que dejemos de hablar o que la igualdad de género deje de existir como noticia, salvo como referencia histórica, lo habremos conseguido.
Mientras la igualdad de genero sea incluso motivo de debate en programas de partidos políticos, en manifestaciones, en noticias de prensa, en noticias dramáticas, creo que nos pone en nuestro sitio del problema enorme que queda todavía.
P: El World Economic Forum dice que aún deben pasar 100 años para que consigamos la igualdad real entre mujeres y hombres. ¿Cree que el camino es tan largo?
R: Seguro. En ciencia y en tecnología los avances son exponenciales. Pero el llevar siglos de mochila con una supremacía masculina hace ver que ni nosotros, ni nuestros hijos, conseguiremos que el tema de la igualdad se haya conseguido.
He visto recientemente una película que recomiendo, El orden divino, es una película sueca de 2017. Se desarrolla en 1971 en una aldea suiza. Entonces no había derecho de voto en la mujer, estamos hablando de anteayer, y trata de mujeres con diferentes situaciones y condiciones que se encerraron y lucharon para conseguir el sufragio femenino.
Creo que con ese bagaje tan reciente de haber tenido que luchar por el voto, creo que el camino va a ser largo.
P: Ha pasado mucho tiempo desde que Dolors Aleu i Riera se convirtiera en 1879 en la primera española licenciada en Medicina. Hoy el número de mujeres médicas que ejercen supera el 50 por ciento, pero solo el 20% ocupa puestos de dirección. ¿Es el sector sanitario machista?
R: La presencia de la mujer en el sistema sanitario es lo que se llama una profesión feminizada, porque hay más de un 55% de mujeres frente a hombres en la profesión médica. Si hablamos de todo el sector sanitario, es más del 70%. Pero que haya más presencia de mujeres no quiere decir que ocupen más puestos directivos ni que tengan las mismas opciones.
Hay dos problemas fundamentales que son los que marcan la diferencia: uno es la conciliación, es el que le hace que no acceda a puestos de mayor responsabilidad, por la exigencia que tiene el tener que compatibilizarlo con el cuidado de los hijos. No es problema de aptitud ni actitud, sino de poder conciliar.
En mi experiencia personal, tanto profesional como personalmente, no lo he vivido de esa manera. Soy médico internista y trabajo desde hace 20 años en un hospital de Alicante y en este hospital la mayor parte de los puestos de responsabilidad los ocupamos mujeres (me incluyo porque soy la responsable de medicina interna) y además en mi caso mi equipo son cuatro mujeres.
Además, en mi experiencia personal, que no puedo desligar de mi experiencia profesional, yo hace ocho años me diagnosticaron una enfermedad muy grave, un tipo de cáncer, y el tratamiento fue duro, fue una etapa muy difícil. Fue gracias a un equipo liderado por una mujer y un equipo de mujeres en el Hospital de La Princesa de Madrid. Por tanto, les debo muchísimo a las mujeres, además de sentirme identificada por ser mujer, en mi vida las mujeres han tenido un papel súper importante.
P: La Asamblea General de la Organización Médica Colegial (OMC), organismo que reúne a los colegios oficiales de médicos de toda España, está formada por 62 miembros pero solo 10 mujeres tienen asiento en esta cúpula de gobierno. ¿Cree que hasta que no haya más mujeres en los órganos de decisión no asistiremos a una verdadera igualdad en la profesión médica?
R: Creo que eso es indudable. Cuanto más puestos de responsabilidad ocupen las mujeres eso influirá en todos los ámbitos. No soy tampoco muy partidaria de la ley de paridad, no creo que debamos estar ahí por porcentaje, por cumplir un cupo. La mujer debe estar en puestos de responsabilidad por su valía, su formación, por sus éxitos, por cómo enfoca los problemas, no por ser un cupo.
Cuando una mujer se coloca en un puesto de responsabilidad por cupo si se equivoca, en las mismas condiciones que si se equivoca el hombre, probablemente a la mujer se le criticaría más y se le exigiría más. Creo que hay que educar en la excelencia en el trabajo y luchar por los puestos de responsabilidad, pero con el trabajo de cada uno, que no nos regale nadie nada tampoco.

Rocio Lorca Garrigos durante un momento de la entrevista. EFE/Nicolás Rodríguez
P: Hay expertos que consideran que no sólo se trata de romper la brecha de género dentro de la profesión médica, hay que aprovechar también el ejercicio de la medicina y mirar la salud con perspectiva de género para cambiar la sociedad. ¿Es necesaria esa mirada con perspectiva de género en el sector salud?
R: Efectivamente durante muchos años los problemas de salud de la mujer han sido invisibles prácticamente para la investigación y los avances científicos. La enfermedad de la mujer parecía que estaba limitada al aparato reproductor, los partos, la ginecología. Pero las condiciones biológicas de la mujer, que son diferentes, los factores de riesgo, la manera de presentarse determinadas enfermedades e incluso muchas patologías, que son más prevalentes en la mujer, hacen que haya que tener en cuenta estos factores para abordar la investigación como el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades.
Los ensayos clínicos, por ejemplo, durante muchos años y todavía hoy se hacen fundamentalmente en hombres. Entonces los resultados pueden no ser reproducidos luego en las mujeres, incluso en tratamientos que se aprueban los efectos no tienen por qué ser exactamente los mismos cuando se aplican a mujeres.
Ademas hay enfermedades, como la fibromialgia, el dolor crónico, determinadas enfermedades autoinmunes, que tienen una connotación como de enfermedad psicosomática, de enfermedad funcional, un poco de histeria de la mujer, de mujeres de mediana edad con una condición, etc. Esas enfermedades por desgracia afectan a las mujeres con mayor frecuencia y sin embargo no ha habido una investigación que ahonden en intentar mejorar la calidad de vida de la mujer.
Hay un dato, la enfermedad cardiovascular, que es tan prevalente, tiene una manera de presentarse diferente en la mujer. Reproducir exactamente los protocolos diagnósticos en los dos géneros puede ser un perjuicio para la mujer. El tener que dar por establecido que una mujer con determinadas características de síntomas o con una prueba de esfuerzo positiva tiene que hacerse un cateterismo puede ser contraproducente para la mujer porque las enfermedades no se presentan igual.
En el infarto, incluso los resultados de los test de esfuerzo, hay mucho falso positivo en la mujer por los cambios eléctricos que hay en su test de esfuerzo. El resultado tienen que ser diferente porque somo biológicamente diferentes.
P: ¿Qué mensaje le darías a una niña/adolescente?
R: El mensaje que debemos transmitirles debe ser rotundo. No tenemos que tener ningún resquicio de duda en la educación, en la educación en las escuelas y en las familias. Tenemos que conseguir que interioricen desde que abren el ojo en la cuna que son biológicamente diferentes, pero que tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades que los niños, y que nadie les va a regalar nada. Que solamente preparándose van a conseguir y van a contribuir a que en un espacio de tiempo, ojalá no muy lejano, se consiga la igualdad.
y no podemos dirigir el mensaje sólo a las niñas ni a las adolescentes, ni siquiera a la mujer adulta. Si no trabajamos lo mismo con los niños el resultado va a ser decepcionante.