
Ilustración del interior del libro "Las mujeres mueven montañas" de Peptita Sandwich, publicado por Lumen. LUMEN
La historia de quince mujeres que movieron montañas
Rompieron moldes y salieron a descubrir una parte del mundo que aún ninguna mujer conocía, sin embargo, muchas de ellas han sido olvidadas y apartadas de la historia.
Son los relatos de quince mujeres que hicieron historia por rebelarse ante una forma de vida impuesta que no encajaba con su espíritu aventurero.
Así Jeanne Baret (Francia, 1740) transmite, en primera persona, su pasión por la botánica y cuenta cómo se hizo pasar por hombre para ser la primera mujer en dar la vuelta al mundo catalogando plantas.
Ella y otras catorce mujeres integran el libro ilustrado “Las mujeres mueven montañas” (Lumen) en el que Josefina Guarrafino (Buenos Aires, 1986), más conocida como Pepita Sandwich, rescata sus historias y la convierte en un apasionante viaje a través del color, los sentidos y la imaginación.
Un oasis de papel que permite, a través de sus páginas ilustradas descubrir los Polos, escalar montañas, salir al espacio exterior o recorrer Estados Unidos en moto.
Una lectura dinámica, fresca e inspiradora para cualquier mujer con ansias de aventura.
La ilustradora siempre ha sido una defensora de las imágenes como herramienta comunicativa, por eso sus dibujos le han servido para dar voz a mujeres de diferentes países, razas, épocas, clases sociales y profesiones, pero con una cosa en común: tuvieron que saltarse las reglas para seguir sus sueños.
Más allá de las especies conocidas
Entre las aventureras se encuentra otra apasionada de las plantas, Ynes Mexia (Washington, 1870), que aunque descubrió su amor al campo a los cincuenta y cinco años, no dudó en viajar por México y Latinoamerica en busca de nuevas especies.
O Mary Anning (Gran Bretaña, 1799), conocida por sus hallazgos del periodo jurásico y por sus aportaciones a la comunidad arqueológica desde que tenía apenas diez años.

Ilustración sobre la Annie Londonderry del interior del libro “Las mujeres mueven montañas”, de Pepita Sandwich, publicado por Lumen. LUMEN
Entre ellas está también Annie Londonderry (Letonia, 1870), quien convirtió los pantalones y la bicicleta en un símbolo de libertad mientras la prensa la fotografiaba dando la vuelta al mundo. O las hermanas Van Buren, Augusta y Adeline, (1884 y 1889) que cambiaron la bici por la moto como seña de identidad para viajar por todo Estados Unidos vestidas “como hombres” y batir todos los récords.
Llegaron donde ninguna había llegado antes
Annie Smith Peck (Rhode Island, 1850), que fue la primera mujer en asistir a la Escuela Americana de Estudios Clásicos de Atenas para estudiar Arqueología y la primera en llegar a la cima del Huascarán. Pasó su vida escalando montañas en Europa, Latinoamerica y Estados Unidos, así como promoviendo la igualdad.
Otra escaladora fue Junko Tabei (Miharu, 1939), considerada una de las mejores escaladoras de Japón, fundó un club de montaña de mujeres para acercarlas a la escalada; y fue la primera mujer en llegar a la cima del Everest y en completar las Siete Cumbres.
Por su parte, la entusiasta del ártico Josephine Peary (Washington DC, 1836) fue la primera mujer occidental en llegar al punto más al norte de los polo; mientras Barbara Hillary (Nueva York, 1931) fue la persona con más edad, 76 años, y la primera afroamericana en llegar al Polo Norte y al Polo Sur.
Entre las páginas de este libro también aparece Freya Stark (París, 1893) a quien “Las mil y una noches” le cambió la vida y se lanzó a recorrer Oriente Medio.
Otra inquieta fue Eva Dickson (Suecia, 1905), que aunque no pudo terminar de recorrer la Ruta de la Seda en coche por una enfermedad, se convirtió en la primera mujer en atravesar el desierto del Sahara en este vehículo.
Referentes que cambiaron la historia

Ilustración del interior del libro “Las mujeres mueven montañas” de Peptita Sandwich, publicado por Lumen. LUMEN
Pero no todas quisieron explorar la Tierra, algunas apuntaron más alto. Valentina Tereshkova (Unión Soviética, 1937) fue la primera mujer en salir al espacio exterior a bordo de la nave Vostok 6; y Ángeles Alvariño (A Coruña, 1916) sentía una profunda curiosidad por investigar el océano, para muchos menos conocido que el espacio, y la vida que esconde, llegando a ser toda una experta en zooplancton.
O el caso de Rosaly Lopes (Río de Janeiro, 1957), que aunque no salió al espacio, se pasó la vida estudiando volcanes en la Tierra y en otros planetas y trabajando para la NASA. En 2006 consiguió el Récord Guinness a la mayor descubridora de volcanes activos.
Todas ellas fueron exploradoras, escaladoras, científicas, arqueólogas, astronautas… y, sobre todo, referentes que decidieron superar los obstáculos que suponía ser mujer en su época y escribir su propia historia.