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Instituto Alonso Quesada de Las Palma de Gran Canaria. EFE/Ángel Medina G.

Estudio europeo afirma que las intervenciones educativas previenen el sexismo

EFE | Madrid - 3 mayo, 2022

Un estudio europeo, que analiza los resultados del proyecto Lights4Violence, ha arrojado luz sobre la eficacia de las intervenciones educativas para la prevención del sexismo entre los estudiantes de Secundaria, una conducta más propensa entre los varones y de carácter hostil, es decir, dominación y control sobre la mujer.

El estudio, que ha contado con la participación de alumnos de Educación Secundaria de distintas ciudades, ha sido llevado a cabo por la investigadora del área de Epidemiología y Salud Pública del CIBER (CIBERESP) y profesora en la Universidad de Alicante, Carmen Vives-Cases; y ha contado con la participación de Belén Sanz, investigadora del CIBERESP en la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III.

Los chicos, más sexistas

Lights4Violence ha contado con la participación de 1.146 jóvenes de varias ciudades europeas y persigue fomentar las relaciones de pareja saludables y no violentas.

De acuerdo con sus resultados, los chicos muestran un mayor sexismo, sobre todo de carácter hostil, que recoge prácticas de dominación y control contra la mujer

El estudio, que ha sido publicado en ‘BMC Public Health’, aporta evidencia de que es posible llevar a cabo intervenciones que promuevan una disminución del sexismo entre los jóvenes.

El trabajo de investigación se basa en el modelo para el desarrollo positivo de la juventud, que mira hacia las fortalezas de los adolescentes, enfatizando el desarrollo de capacidades (personales, morales, cognitivas, conceptuales y sociales) que pueden servir de apoyo para prevenir y afrontar problemas como la violencia de pareja.

Esta intervención educativa constaba de dos partes, diez sesiones teóricas y cinco prácticas en las que mediante videocápsulas se debían resolver situaciones de pareja.

Mayores diferencias en el sexismo hostil

Realizado en 1.146 estudiantes de 12 a 17 años, 575 del grupo de intervención y 571 del control, este trabajo muestra que los chicos tenían valores medios de sexismo mayores que las chicas, y estas diferencias fueron mayores en el sexismo hostil que en el benevolente.

El sexismo ambivalente está compuesto por el hostil y el benevolente. El primero hace referencia a actitudes abiertamente negativas hacia las mujeres y establece una relación de dominación y control del hombre sobre la mujer, enfatizando las diferencias entre sexos y jerarquías que devalúan a la mujer.

Por otra parte, el sexismo benevolente incluye formas más sutiles, que consideran al sexo femenino como frágil que necesita protección del hombre y le atribuye cualidades estereotipadas con un concepto de feminidad tradicional.

Según ha explicado la investigadora Belén Sanz, “el sexismo benevolente describe las relaciones heterosexuales como necesarias para alcanzar la felicidad y el pleno desarrollo, mostrando rechazo y discriminación hacia las homo y bisexuales. Por tanto, esta dualidad entre ambos componentes del sexismo ambivalente permea en la estructura social estableciendo interdependencia entre ambos sexos a la vez que prioriza la dominación heterosexual masculina en la sociedad”.

Fomento habilidades sociales

En este trabajo se evidencia asimismo que las chicas con madres con estudios primarios o inferiores, con un alto apoyo social y que registraron puntuaciones más altas en capacidad de resolución de conflictos y puntuaciones más bajas de agresividad, experimentan una reducción significativa del sexismo benevolente tras la intervención de Lights4Violence en comparación con el grupo control.

Según Carmen Vives, “este estudio aporta evidencia de que es posible llevar a cabo intervenciones que promuevan una disminución del sexismo entre los jóvenes, creando espacios de reflexión que integren a los hombres jóvenes en este cambio hacia relaciones de pareja igualitarias sin que lo perciban como una pérdida de privilegios”.

En consecuencia, el apoyo social y el fomento de las habilidades sociales pueden facilitar esta disminución del sexismo y la promoción de relaciones de pareja estables y no violentas.