Igualdad salarial, empleo femenino y conciliación en Italia, los mayores desafíos para Draghi

Laura Serrano-Conde | Madrid - 25 febrero, 2021

Según datos del Instituto Nacional de Estadística de Italia (Istat), la tasa de ocupación femenina está por debajo del 50 % y el 98 % de los empleos perdidos en diciembre eran de mujeres. Para el primer ministro, Mario Draghi, atajar estos serios problemas de igualdad y acceso femenino al mercado laboral, agudizados por la crisis de coronavirus, será uno de los grandes retos de su Gobierno.

“A menudo tienen peores condiciones, medias jornadas impuestas y contratos temporales“, que es lo primero que se sacrifica en una crisis, explica a Efe la exsecretaria general del mayor sindicato de Italia, CGIL, y su actual responsable de políticas de género, Susanna Camusso.

“Además, esta crisis ha golpeado sobre todo los sectores de servicios y turismo, con gran presencia femenina“, apunta por su parte la economista y docente de Economía Europea en la Universidad LUISS Veronica De Romanis.

Italia, a la cola en igualdad salarial

Italia cuenta igualmente con una de las peores brechas salariales entre hombres y mujeres de Europa y escasean las figuras femeninas en los puestos directivos, pues representan el 28 % frente al 36 % en España o el 38 % en Francia, según la oficina de estadística comunitaria Eurostat.

Una realidad que puede cambiar si el Gobierno impulsa políticas que favorezcan la igualdad en el país.

Draghi lo citó como una de sus prioridades en su primer discurso en el Parlamento: “La verdadera igualdad de género no significa respetar las cuotas de mujeres exigidas por la ley, requiere que se garanticen las mismas condiciones competitivas“.

Y por ello es fundamental favorecer “un reequilibrio de la brecha salarial y un sistema de bienestar que permita a las mujeres dedicar a su carrera la misma energía que sus compañeros varones, superando la elección entre familia o trabajo”.

Pero De Romanis advierte: “Una gran parte del Fondo de Recuperación de la UE tiene que invertirse en digitalización y transición ecológica, dos campos que dominan los hombres. Hay que prestar atención para no penalizar aún más a las mujeres con los proyectos en los que gastar estas ayudas millonarias”.

“Italia no se puede permitir pensar en una recuperación sin involucrar a las mujeres”, añade.

El teletrabajo no facilita la conciliación

Antes del estallido de la pandemia de coronavirus, menos de la mitad de las mujeres tenían un trabajo remunerado en Italia, según datos del Istat, una tendencia que se mantiene, pues el pasado diciembre la tasa de empleo femenina era del 48,6 %, frente al casi 68 % de la masculina.

En 2020 hasta 444.000 personas perdieron su empleo, de las que el 70 % eran mujeres; mientras que solo en diciembre 101.000 personas se quedaron sin trabajo y el 98 % eran féminas.

La explicación se encuentra en la precariedad de sus condiciones laborales y en la dificultad para conciliar familia y trabajo.

Durante la pandemia, las empresas han defendido que “el teletrabajo era la solución ideal para facilitarles la atención de los hijos en casa, ya que estos tenían clases a distancia para evitar contagios”, pero no ha sido así, subraya Camusso.

“Lo que ha ocurrido es que las mujeres han tenido que trasladar su oficina a casa y atender al mismo tiempo a los hijos, y no se pueden hacer dos cosas a la vez: el resultado es que han tenido que entregar horas y horas a su trabajo para mantener el mismo nivel”, prosigue.

Más mujeres en el sector público

Para la exsecretaria general de la CGIL, la penalización de las mujeres en términos de pérdida de empleo durante la crisis del coronavirus podría haber sido peor si Roma no hubiera aprobado la prohibición de despedir por motivos económicos y facilitado mecanismos de protección social para las personas con reducción de jornada o incluso paro temporal, dos medidas en vigor hasta el 31 de marzo, pero que los sindicatos piden prorrogar.

La receta de Camusso para reducir el paro femenino implica que el Gobierno contrate a mujeres en los servicios públicos y no autorice ningún proyecto empresarial que no prevea su inclusión real en igualdad de condiciones.

La desigualdad entre hombres y mujeres a nivel laboral penaliza el producto interior bruto (PIB) italiano en alrededor de 88.000 millones de euros, el equivalente a un 5,7 %, según la fundación europea Eurofund.