“Gladiadoras” rescata a las luchadoras invisibilizadas de la antigua Roma
Los gladiadores están en muchos libros de historias y en gran cantidad de películas, pero ¿y las gladiadoras? Esa es una de las preguntas que intenta contestar el escritor Juan Tranche en “Gladiadoras”, una novela histórica y de ficción en la que, por medio de las vidas de Helena, Valeria y Domicia, rescata a esas luchadoras invisibilizadas de la antigua Roma que reivindicaban el derecho a decidir.
Tras más de 20 años compaginando su trabajo con el estudio de la antigua Roma, Tranche se dio cuenta de la ausencia de estas mujeres que marcaron un precedente en la historia. “Cuando empecé a buscar novelas me di cuenta de que no había nada, así que pensé que estaba preparado para poder contar la historia de las gladiadoras”, dice en una entrevista con Efeminista durante su paso por la Feria del Libro de Madrid.
Y esa ausencia en los libros hizo que le llevase tres años escribir esta historia, publicada ahora por editorial Planeta. “Yo tenía mucha base con el mundo de los gladiadores, que es lo que a mí me apasiona. Pero también quería ver cómo eran las mujeres, el día a día, cómo era la sociedad romana. No hablo de los emperadores, los grandes generales, sino de la ciudadana de a pie. Para ello he visitado muchas asociaciones de recreación, para ver cómo comían, cómo bebían, cómo luchaban. He intentado meter esa experiencia y esa práctica en el libro para que aquella persona que se adentre y la quiera leer tenga la sensación de que está haciendo un viaje a la antigua Roma y está viendo cómo era la época de Adriano y cómo era la época de las mujeres gladiadoras”, explica.
“Gladiadoras”, de Juan Tranche
Pregunta: ¿Por qué decidió escribir esta historia?
Respuesta: Es curioso que todo el mundo ha oído hablar de los gladiadores, siempre hemos oído hablar de esos hombres que aguerridamente luchaban en la arena, pero aunque ellas existieron muy poca gente ha oído hablar de las gladiadoras.
Hay un relieve, que es el relieve de Halicarnaso, en el que se ve a dos mujeres que son Achilia y Amazona y lo sabemos porque debajo nos pone sus nombres, entonces yo a través de ese mural dije: “Oye, hay un detalle muy curioso y es que se han quitado el casco” y me pregunté por qué, así que investigando, preguntando cuál podía haber sido la causa he tratado de ficcionar todo eso en una novela. Así que invito a quienes quieran saberlo que se lean Gladiadoras y puedan ver por qué se quitaron el casco.
P: Si bien es ficción, hay mucho contexto real. ¿Fue difícil construir la historia? ¿Cómo fue la investigación?
R: Bueno sobre las mujeres gladiadoras desgraciadamente la información que tenemos es muy pequeña, pero nada nos puede decir que no tuvieran el mismo tipo de entrenamiento, la misma alimentación que tenían los hombres. Así que como el fresco está de alguna manera datado en el siglo II decidí llevarlo al año 124 y así aproveché y lo mezclé con personajes que son históricos, que existieron de verdad, como el emperador Adriano con la relación tan famosa que tuvo con Antinoo.
Y también quería ver un poquito qué ocurría, porque tantas mujeres han pasado al olvido, y en este caso fue Vibia Sabina, que era la emperatriz, y yo quería que se viera cómo vivió ella este amor. Entonces he ido mezclando esos personajes históricos con la ficción y he tratado de novelar una historia de Roma, pero no de la Roma imperial de la que estamos todos acostumbrados, esa que hoy todavía nos fascina. Yo quería no mencionar esa Roma oscura, esa Roma de noche, esa Roma que da miedo y esa Roma en la cual las mujeres tenían verdadero pánico a andar por las calles, porque eran dos ciudades distintas, una de día y otra cuando caía el sol.
La situación de las mujeres en la antigua Roma
P: ¿Cuál era el rol de las mujeres en esa antigua Roma?
Bueno, los romanos diferenciaban a las mujeres en dos clases. Por un lado tenemos una fémina, una mujer libre, una mujer de clase social alta. Y por otro lado tenemos una mulier, una mujer de clase social baja. ¿Qué ocurría? Que los romanos lo que haga una mulier les daba exactamente igual, ya sean esclavas, prostitutas, gladiadoras, actrices, sin embargo, se cuidaban mucho de qué es lo que pasaba con las féminas y de hecho pusieron prohibiciones para evitar que una fémina hiciese algo que deshonrara el apellido de la familia porque esto para los romanos era inadmisible.
Permitían que una mulier haga lo que sea, pero una fémina tenía que hacer algo que no ponga de alguna manera en duda el apellido ni la buena honra de la familia. Esto lo he tratado de novelar.
Por lo tanto tenemos a dos gladiadoras, podemos imaginar que una va a ser una mulier y vemos cuáles eran las preocupaciones y el modo de vida de estas mujeres, y por otro lado tenemos a dos hermanas féminas, que una de ellas será una de las gladiadoras, y ahí quería también mostrar cuál era su modo de vida y cómo empiezan esas primeras preocupaciones de ver cómo podían ellas también revelarse ante todo lo establecido. Así que vamos a contar no solamente una historia de luchadoras y de gladiadoras que existieron de verdad, sino también cómo era la situación de la mujer en la antigua Roma.
P: ¿Y por qué estaban buscando revelarse ante lo establecido?
R: Porque estamos hablando todo el rato de “fémina: mujer libre” y pero ni siquiera eran libres para poder elegir con quién casarse. Yo digo que la historia es cíclica, es decir muchas de las preocupaciones, muchas de las cosas que hoy en día nos tienen ahí en vilo, ya las tenían los romanos, simplemente cambian las condiciones, cambia la época y cambian, por supuesto, las leyes.
Estas mujeres tenían las mismas preocupaciones, por lo menos la de intentar ser ellas mismas las dueñas de su propio destino y es un poco esa rebeldía y cuáles eran las consecuencias lo que he tratado de mostrar.
La sexualización de las gladiadoras
P: Sin embargo cuando intentan encontrar un lugar entre los gladiadores se las sexualiza…
R: Sin duda, pero eso en 2.000 años no ha cambiado absolutamente nada. Pero es verdad que los que hemos estudiado mucho la historia de las gladiadoras pensamos que probablemente empiezan por esa excitación sexual que creaban en los hombres, prueba de ello es que tenemos una lucerna que está en el Museo de Arles en Francia en el que se ve un hombre haciendo el amor con una mujer vestida de gladiadora, por tanto era una fantasía, de la fantasía a verlo en el anfiteatro no debió de pasar mucho tiempo y sabemos que la presencia de las mujeres gladiadoras fue mucho más constante a partir de la época de Nerón, un emperador del que todos hemos oído hablar.
Pero sin duda alguna se presentaban en aquellos escenarios, en aquellos juegos, en los que quien pagaba normalmente eran hombres que querían alardear mucho de su riqueza y para ello contrataban a mujeres, porque eran muy caras, si lo vendiéramos como un producto, perdonarme la expresión, era como un producto muy caro, que el que lleve mujeres a una lucha de gladiadores es porque está haciendo ostentación de una riqueza enorme. Sin duda empiezan como algo sexual y además para hacer ostentación de su riqueza.
P: Y a ellas se las oculta en los libros de historia, o se atribuye a hombres sus logros…
R: Es curioso. Nunca hemos oído hablar de ellas y existieron, desde más o menos el año 50 antes de Cristo hasta el año 200, que es cuando Septimio Severo las prohíbe, en esos 250 años sabemos que estuvieron presentes.
Estaba hablando al principio del relieve de Halicarnaso y no hay ningún combate masculino del que hayan hecho un relieve de mármol para homenajear el combate, solo lo tienen ellas, por tanto debió de ser un combate increíble, como hoy en día los que les gusta el fútbol le llaman el partido del siglo, pues debió de ser un combate fabuloso, tanto es así que por eso yo en la novela le he llamado el duelo de la eternidad, porque debió de ser un combate sin igual y no lo hay en los hombres y ni siquiera se había hablado nunca de este combate, tristemente.
“Escribí esta novela para mis hijas”
P: ¿Le ha dejado algo escribir esta historia?
R: Yo creo que al final es una historia cíclica, es decir que la historia se repite. Te voy a ser muy sincero, yo he escrito esta novela para mis hijas. O sea, yo a ellas siempre se los digo y es que en la vida todo tiene un esfuerzo y en la arena de un anfiteatro, como pasó aquí, sobreviven las más fuertes, sobreviven las que nunca se rinden, entonces yo les digo a ellas no os rindáis, esta novela es para vosotras y para que el día de mañana os sirva como moraleja y si todos aquellos que cuando se lean la novela, sobre todo lo más importante es que se hayan entretenido, pero si cuando la dejen en la estantería les ha hecho reflexionar habré conseguido mi objetivo.