
Imagen de Elena Asins cedida por la Galería Elvira Gonzalez.
Elena Asins, la precursora del arte conceptual y cibernético en España
Incomprendida por su época y siempre en los márgenes del arte, Elena Asins está considerada la madre del movimiento artístico conceptual y cibernético en España, y una de sus grandes creadoras, pese a que para el público siempre fue una desconocida. Ahora la Galería Elvira González reúne las obras producidas por Asins entre 1971 y 1995.
“Vivía como quería vivir, sin concesiones a nada. Era difícil de carácter, porque tenia sus ideas muy claras y no se movía de ellas, pero por eso también era muy respetada”, recuerda a Efe Isabel Mignoni, directora de la Galería Elivira Gonzalez, que ha inaugurado la temporada con la exposición de trabajos inéditos de la artista que se podrá visitar hasta el 10 de noviembre.
De aspecto andrógino, vegana y retirada en un pueblo de Navarra (Azpiroz) tras una breve bagaje internacional, a Asins el reconocimiento le llegó casi al final de su vida. Aún así, en vida, fue muy respetada por figuras como Pablo Palazuelo o Luis Gordillo.
Pionera del arte cibernético
Asins (Madrid, 1940 – Azpiroz, 2015) fue una pionera en la aplicación del ordenador al arte: en los sesenta comenzó sus estudios en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense, y luego continuó formándose en la Escuela de Bellas Artes de París, en Semiótica con el profesor Max Bense en Alemania y en la Columbia University de Nueva York.
Todos estos estudios siempre gravitaron sobre el arte cibernético. Toda una adelantada a su tiempo, experimentó con la repetición, el lenguaje y la geometría, siempre desde el punto de vista plástico.
“Su contacto con el mundo del ordenador le ayuda a pensar cómo hacer la obra, le facilitó a la hora de componer o descomponer”, señala la galerista.
La artista legó todo su archivo al Museo Reina Sofía cuando falleció en 2015. De ahí lo excepcional de esta exposición, cuyas obras se conservaban en los fondos de la galería, de la época en que trabajó con ella.
“En su momento lo que hacía Elena era lo menos comercial del mundo -detalla- pero a ella no le importaba, tenía una entrega con su obra admirable”.
“Traté de hacer lo que me apetecía, como hacemos todos los artistas que tenemos un poco de ética”, confiesa en un documental que el Museo Reina Sofía realizó este año sobre su figura, y que muy acertadamente se titula “Aquí no hay nada que comprender”.
En un momento del documental le preguntan: “Cuéntanos quien eres y un poco de tu trayectoria” y ella responde “quién soy, no lo sé”.
Interés recuperado por Elena Asins
Los trabajos inéditos que reúne la galería incluyen obras a lápiz y en tinta sobre papel, repeticiones geométricas con variaciones a veces imperceptibles. Muchas de las obras están relacionadas con la música de Bach, Wittgenstein o Mahler, que tuvieron un gran peso en su obra.

Imagen de una de las obras de Elena Asins cedida por la Galería Elvira Gonzalez.
Además de artista, Asins era también escritora y crítica de arte, pero su arte era lo que estaba por encima de todo.
“Siempre tenía un debate con lo económico, y nosotros le decíamos, ¿por qué no das clases?, y ella respondía que de ninguna manera, porque eso era quitarle tiempo a su arte”, recuerda Mignoni, que la trató con regularidad hasta que se marchó a una casa en el campo de Navarra, donde siguió trabajando sin descanso hasta su muerte en 2015.
La galerista nota un interés renovado por la obra de Asins y también de otras artistas, sobre todo de la escena de los sesenta y setenta, que aunque siempre estuvieron ahí, nunca tuvieron tanto éxito como sus compañeros hombres.
Fueron las nuevas generaciones las que la redescubrieron y su obra tuvo cierto resurgir. En 2011 le llegó el Premio Nacional de Artes Plásticas, ella dijo que se lo habían dado “un poquito tarde”, pero siempre se mostró muy agradecida por el galardón.
La coherencia de su trayectoria ha alumbrado uno de los legados más complejos e importantes de la vanguardia española, pero ella, mundana y afable no lo consideraba así: “No traté de hacer nada heroico y sublime, sino de construir una serie de objetos que para mí tenían interés”.