
Foto de archivo. EFE/ Zipi Aragon
Cambiar el DNI tras la nueva ley trans “para nada funciona sin trabas”
Hace cuatro meses, para Txus, de 48 años, y Alicia, de 16, el simple gesto de apuntarse a cualquier actividad o proceso en el que le pidieran identificarse se convertía en un mal trago, con miradas de aparente confusión en los mejores casos y, demasiadas veces, preguntas indiscretas.
Pero después de estrenar la nueva ley trans, Txus ya puede disfrutar -y Alicia lo hará pronto- de lo que, recuerdan, no es ningún “privilegio”, sino un “derecho”: ver en su documentación oficial el nombre y sexo que sienten como propios sin tener que justificarse con informes médicos ni hormonarse.
Desde su entrada en vigor el pasado 3 de marzo, el nuevo marco legislativo reconoce la autodeterminación de género para mayores de 16 años, de forma que se despatologiza el proceso de rectificación registral de la mención relativa al sexo; también para los menores de entre 14 y 16 años, que deben contar con el apoyo de sus padres, y los de entre 12 y 14, con autorización judicial.
Trabas para cambiar el DNI a pesar de la ley trans
Txus García (Sant Quintí de Mediona, Barcelona) quiere dejar claro en conversación con EFE que el procedimiento “para nada funciona sin trabas” y destaca especialmente “la falta de formación” de funcionarios y jueces sobre cómo actuar con la nueva norma, una carencia que podría resolverse, opina, con un protocolo de actuación.
“El 8 de marzo me planté en el registro de Vilafranca (Barcelona). Era el primer trans al que atendía la funcionaria. La mujer tenía muy buena voluntad, pero no sabía qué tenía que hacer“, cuenta.
El escritor y activista trans explica que si su expediente se ha resuelto en menos de tres meses ha sido porque conocía “al dedillo” la ley y ha ido orientando y “metiendo prisa” a los funcionarios.
“En mi caso soy ya un hombre maduro, que conocía la ley, que tengo experiencia en la sociabilización, etc, pero para un chico o chica trans joven podría haber sido una experiencia más dura y dolorosa”, afirma.
“Me encontré que no sabían cómo proceder”
El 11 de mayo, tras dos visitas al registro, consiguió que en su partida de nacimiento constará el nombre Txus y su ansiado sexo “masculino”.
Con esa partida cambiada en mano, después le tocó ir a hacerse un nuevo DNI, cita de la que sin embargo no salió directamente con el nuevo documento.
“Una vez más me encontré que en la comisaría no sabían cómo proceder. Me dijeron que tendría que esperar 15 días al DNI porque tenía que ser enviada mi documentación a Madrid para ‘identificación'”, explica.
“Miedo” y “desesperación” por el futuro político
Txus señala que tanto él como otros miembros del colectivo se sienten “vulnerables” porque su derecho a ver reconocida su identidad se haya vuelto “un debate mediatizado”.
“Claro que tenemos miedo y nos sentimos amenazados de que se pueda dar un paso atrás en la ley en el futuro con otro Gobierno. Las vidas del resto de personas no están a merced de un Gobierno u otro como la nuestra”, lamenta.
Se siente “satisfecho” por el cambio del DNI, que recuerda ha sido posible sin ser “patologizado” tras dos años de psiquiatras y hormonación, “como pasaba con la ley de 2007”, aunque insiste en que su nueva documentación era su “derecho” desde el principio y no “un privilegio”.
“Algunos han intentado crear alarma sobre esta ley. Parecía que iban a colapsarse los registros civiles de trans pidiendo el cambio de DNI. Es absurdo y triste. Existe mucho desconocimiento”, añade.
Un poco “frustrada” por el proceso
Alicia Arruti (Ponte Caldelas, Pontevedra) acudió al registro el mismo día en el que entró en vigor la ley, dispuesta a que alguien pusiera sobre el papel algo de lo que ella ya empezó a ser consciente a los 9 años.
Después de dos comparecencias más -una para levantar un acta de la “manifestación de disconformidad con el sexo inscrito” y otra para ratificarla- la menor, de 16 años, recibió el 5 de mayo la notificación del auto que ordena el cambio al registro, pero aún no ha podido ver esta reparación reflejada en su DNI.
“Es una sensación rara”, explica en una entrevista con EFE la joven, que está a la espera desde el pasado 28 de abril de conseguir el certificado de nacimiento con el cambio para hacerse con su nuevo documento de identidad.
Reconoce sentirse un poco “frustrada” ahora que el proceso se ha dilatado de nuevo en el tiempo, en parte debido a la huelga de funcionarios de Justicia, según ha apuntado su madre, María Cavanillas, que la ha apoyado en todo el proceso.
Rabia por los bulos
Madre e hija han vivido con “muchísima rabia” la gran cantidad de “bulos y de mentiras” que han rodeado el debate mediático en torno a esta norma y agradecen el apoyo recibido por la red de familias de niños y adolescentes trans que constituye la Asociación Arelas, a la que pertenecen.
Es la primera vez que el Orgullo se celebra en campaña electoral y María dice estar “desesperada” al ver cómo el discurso contra el colectivo desde partidos como Vox está “calando muchísimo” en la juventud, pero Alicia quiere ser más positiva.
“Hay grupos que empiezan a repetir esos mantras para intentar encajar, pero no creo que realmente tantos jóvenes piensen así”, opina.